'Outlander' 2x02 Review: Bienvenue à Versailles

Por Esther Vega

Una vez ya presentada la segunda temporada, acompañamos a Claire y Jamie en su periplo para acabar con la rebelión jacobita en París. Este segundo episodio, es un capítulo de transición en el que se nos presenta a los personajes que nos acompañarán durante toda la aventura en tierras francesas.

¡Cuidado Spoilers!

Pesadillas y traumas

Comenzamos el capítulo como solo Outlander sabe… con sexo. El tema del sexo entre Jamie y Claire es un tema que los guionistas han abordado de un forma diferente de la que se hace en el libro. En el libro, Jamie “supera” su trauma en el claustro con los monjes pero, al terminar la primera temporada de la serie, escapando deprisa y corriendo de Escocia, los guionistas han preferido abordar el tema del trauma en esta segunda temporada, ambos ya instalados en la vida parisina. Vemos como Jamie sigue traumatizado por la brutalidad de Black Jack y es incapaz de tener relaciones con Claire sin verle. Vamos a tener que esperar al menos un capítulo más para ver a Jamie avanzar en su relación con Claire. Este tema ya se ve que está haciendo mella en la pareja y esperamos que se solucione pronto.

Además de los problemas sexuales, Claire no se acostumbra a la vida parisina. En el S.XVIII, la mujer de alta cuna no podía hacer absolutamente nada, solo arreglarse y cuidarse y esto, no casa con la forma de ser de Claire. Como no se siente bien siendo inútil, va al centro a intentar conseguir unas hierbas para ayudar a Jamie a dormir por la noche. Es entonces cuando conoce al Maestro Raymond, un hombre muy peculiar que inmediatamente cae bien a Claire.

Manos a la obra

Mientras, Murtagh y Jamie se baten en un duelo –ficticio- que capta la atención de varias personas de la corte francesa poco acostumbrados a tal derroche de fuerza bruta. Murtagh no entiende que es exactamente lo que están haciendo en París – si son mercaderes de vino o si quieren realmente acabar con la rebelión- y además, echa de menos Escocia.

Jared, el tío de Jamie, concierta una cita con el Bonnie Prince ¡en un burdel! Parece ser que en esa época era un sitio muy normal para hacer negocios, pero Claire pone cara de circunstancia cuando se entera. Finalmente, Murtagh y Jamie van y conocen al príncipe escocés. Durante toda la conversación, podemos ver la libertad sexual que ya se vivía en esos momentos en París, - como si de un Tupper sex se tratara - con la venta y alquiler de consoladores y juguetes sexuales.

Volviendo a la política, Bonnie Prince pide a Jamie sinceridad –aunque con la boca pequeña- y Jamie le es sincero: en los clanes impera la desunión y no están preparados para luchar por él.

Además, la mayoría no estaría dispuesto a luchar por un rey que no conocen – le exiliaron cuando era un niño a Italia y no ha vuelto a pisar Escocia-. Él no se deja amedrentar – es la mano de Dios- y antes de dar libertad a sus instintos sexuales, Bonnie Prince agradece a Jamie su sinceridad y le insta para que hable en su nombre con el Ministro francés de finanzas,- Duverney- para conseguir financiación para su rebelión.

Antes muerta que sencilla

Claire, por su parte, se pone manos a la obra, echándose como amiga a una mujer con muchas influencias en la corte: Louise de la Tour. Ella, además de introducir a Claire en las cosmética y depilación parisina, consigue una invitación para una fiesta que da el Rey de Francia en el Palacio de Versalles. En medio de esta conversación/sesión de depilación conoce a Mary Hawkins, inglesa recién llegada a casa comprometida con un anciano por la que Claire siente compasión.

Claire ha aprovechado la sesión para también quitarse unos pelillos por lo que intenta provocar a Jamie. Él encuentra esta novedad como algo excitante peeeeero…. Otra vez Randall! Claire se queda impotente ante la incapacidad de su marido y le deja espacio, ya que todavía tiene el trauma muy reciente.

Llega el gran día y Claire se ha hecho un vestido despampanante para la ocasión. El vestido rojo que a Jamie asombra y escandaliza – a partes iguales- pero que acaba por ceder – siempre y cuando se tape el escote con un abanico bien grande-.

Avena como solución

Una vez entran en el gran salón de Versalles, Annalise –una antigua novia de Jamie- se abalanza sobre él para saludarle y llevárselo a ver al Rey de Francia, aunque creo que ni Jamie ni Murtagh se imaginaban que iban a ver al mismísimo Rey cagando en un trono real. Pues sí, al parecer el Rey sufre de estreñimiento por lo que Jamie aprovecha para aconsejarle un buen plato de avena para desayunar y así llamar su atención.

Mientras Claire aprovecha para tomar un poco el aire después de una conversación insustancial con sus nuevas amigas. El Ministro de finanzas francés va a su encuentro – Claire ha estado preguntando toda la noche por él y éste confunde su intención- y la ataca con intención seductora. Después de una situación un poco incómoda, en la que Jamie acude al encuentro de Claire y descubre al ministro a los pies de ella- ambos se hacen amigos de él.

Encuentro inesperado

La fiesta termina cuando tienen un encontronazo con el duque de Sandrigahm – no olvidemos que les traicionó y dio la carta de Jamie culpando a Randall del asesinato de un inglés al propio Black Jack- por lo que es normal que no estén muy contentos de verle. Claire echa a Jamie y Murtagh de la conversación, y amenaza sutilmente al duque ya que ella sabe que es un jacobita encubierto y que, por el hecho de ser inglés, puede ser considerado como traidor de la corona por los suyos. No le da tiempo a contestar cuando aparece en escena su nuevo secretario, Alexander Randall, hermanísimo del propio Jack. Pero la estupefacción de Claire no para hasta que se entera que Black Jack no está muerto como ellos pensaban sino vivito y coleando en Inglaterra. El capítulo se cierra con grandes interrogantes: ¿le contará Claire a Jamie que Randall está vivo? ¿Cómo se lo tomará Jamie? ¿Querrá venganza y se olvidará de su objetivo?...

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