'Outlander' 2x03 Review: La importancia de sentirse útil

Por Esther Vega

La vida en París no es tan fácil como Jamie y Claire pensaban y a ambos les está costando más de lo que esperaban acostumbrarse a su nueva vida.

¡Cuidado Spoilers!

Comenzamos el capítulo con Claire sola en la cama. Ya nos habían adelantado en el anterior capítulo que las cosas no estaban muy bien entre Jamie y ella pero… ¿tanto como para dormir separados? Al parecer, por la llegada de Jamie, Claire ha dormido sola porque Jamie ha pasado toda la noche en el burdel de Madame Elise con el Bonnie Prince, el cual le ha pedido una reunión con el ministro de finanzas francés. Mientras vemos a Jamie llegar a casa todo atareado, se percata de que ha perdido a Sawny, la serpiente de madera que le regaló su hermano Willie.

Mientras Jamie se va a trabajar -¡que hombre más atareado!- Claire queda con sus amigas para jugar a las cartas. En una conversación con Mary Hawkings se acuerda de que ella es la mujer que se casará con Black Jack, por lo que es antepasada de Frank. Es aquí cuando ella junta todas las piezas en su cabeza: si Jack Randall hubiera muerto, Mary Hawkings no se casaría con él y Frank nunca hubiera existido.

Con esta revelación, - y un cabreo fuera de lo normal – Claire llega a casa y buscando a su doncella, la encuentra en una posición muy horizontal con Murtagh. Esto la enfada aún más – ¿será porque Murtagh tiene sexo mientras ella no? – y lo paga con el padrino de Jamie. Claire le confiesa que Randall está vivo y no sabe si contárselo a Jamie. Murtagh le apoya en su secreto y cree que diciéndoselo empeorarían más las cosas por lo que es mejor que ambos estén callados.

Poco a poco Jamie se va haciendo a la vida en Versailles jugando distendidamente al ajedrez con el ministro francés de finanzas. Jamie está hecho un as del juego y también de la política, por lo que no duda en intentar convencer al ministro de que es una absurdez apoyar al Bonnie Prince ya que no tiene apoyos suficientes y que su inversión va a ser en vano. De todas formas, le aconseja conocer personalmente al príncipe escocés – otra vez en el burdel – y así preguntarle directamente por sus – no - fondos.

Claire, preocupada por el nuevo noviazgo de Murtagh con su doncella, va en busca del maestro Raymond para ver si le tiene algún anticonceptivo y justo en la puerta del boticario se encuentra con su archienemigo de esta temporada: el Comte Saint Germain. Después de una tensa escena, entra en la tienda donde habla sinceramente con el maestro: ella no está a gusto en París, necesita un poco de acción. Raymond le da la idea de ir al Hospital de las Agnes, lugar dirigido por monjas donde siempre necesitan médicos voluntarios. A Claire se le cambia la cara y va corriendo al hospital. Allí conoce a la madre Hildegarde y pronto se arremanga y se pone a recoger orines como una enfermera más.

En una de las rondas que Claire hace a los pacientes, ve a una mujer muy enferma a la que rápido diagnostica de diabetes. Este diagnóstico coincide con el que la madre Hildegarde tiene, por lo que empieza a mirar a Claire con respeto y se sorprende de sus capacidades médicas.

La famosa reunión entre Bonnie Prince y Duverney se da en el burdel de Madame Elise y, concluye con un entendimiento entre ellos que deja a Jamie con cara de estupefacción. Al parecer, el príncipe escocés se guardaba un as en la manga y tiene unos inversores ingleses que apostarían por su rebelión.

Esta revelación cabrea a Jamie y busca la ayuda de Claire, pero ella no está en casa. Claire sigue en el hospital cuidando de los enfermos y Jamie tendrá que esperar bastante hasta que su mujer llegue. Cuando vuelve, Jamie se enfada aún más al verla tan contenta y le reprocha, primero que está embarazada y que debería tener cuidado y segundo que, aunque ella se sienta bien cuidando a enfermos, a él no le gusta ir mintiendo a todo el mundo y que se siente fatal consigo mismo. En esta discusión vemos lo deteriorada que esta pareja está y confiamos en que vuelvan a entenderse como ya lo hicieron en la primera temporada.

Jamie vuelve al burdel – esto ya se está convirtiendo en rutina – pero esta vez se fija en un niño que roba disimuladamente a los clientes. Pensando en el bien de su misión, le ofrece contratarle para que robe la correspondencia del rey. Sin pensarlo mucho, le lleva a casa para lavarle y ponerle guapo, cuando Claire lo sorprende en el salón de su casa. Jamie le explica que el niño, de ahora en adelante Fergus, trabajará para ellos.

Dicho y hecho. De las cartas que Fergus roba, encuentran una rara partitura que, con la ayuda de la madre Hildegarde conseguirán descifrar. Descubren que el Bonnie Prince tiene tres socios ingleses que donarían 40.000 libras para apoyar su rebelión. La firma de este mensaje es del Duque de Sandrigham por lo que todos sus esfuerzos de ahora en adelante deberán ir destinados ahora en convencer al duque de la mala empresa que es la rebelión y retiren el apoyo financiero.

Concluye el capítulo con la duda de si Jamie se enterará a partir de ahora de que Randall no ha muerto y si hará algo al respecto. Si se entera, no será por boca de Claire ya que parece que ha decidido seguir guardando el secreto.

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