'La Patrona' regresa a Nova: las claves de su conquista a la audiencia
Por Betty M. MartínezBetty M. Martínez
Nova está de aniversario y para celebrarlo ha decidido recuperar una de las telenovelas que mejores resultados a nivel de audiencia le ha dado en estos diez años. Ha vuelto ‘La patrona’. ¿Recordamos por qué nos conquistó?
¡¡CUIDADO SPOILERS!!
Aracely Arámbula, entre Gabriela Suárez y Verónica Dantés
Es evidente que en la carrera de Aracely Arámbula hay dos etapas muy diferentes y creo que no sería muy descabellado apuntar que ‘La Patrona’ marca el inicio de esa segunda fase ya que ‘Corazón salvaje’ se quedó en un quiero y no puedo.
Aracely Arambula interpreta a una especie de condesa de Montecristo contemporánea, esto es, (a grandes rasgos) Gabriela Suárez es una humilde minera a la que Antonia Guerra, la patrona de la mina, ordena encerrar en un sanatorio mental para evitar que ponga en peligro su estatus en el pueblo. Tras vivir un infierno y casi enloquecer de verdad, Gabriela logra huir y, gracias al dinero de otra de las internas en el manicomio, regresa bajo la identidad de Verónica Dantés para vengarse.
Lo cierto es Aracely Arámbula se mueve como pez en el agua en el papel de mujer fuerte, segura, decidida, valiente, osada, independiente, madre coraje, pero, al mismo tiempo, dulce, cariñosa, apasionada, tierna, leal, sensible y capaz de perdonar las mayores afrentas. Y es que, aunque interprete dos personajes, el perfil de ambos es muy similar. Gabriela Suárez, la humilde minera, y Verónica Dantés, la glamurosa millonaria, son muy parecidas. Apenas las diferencia el estilismo, la cantidad de maquillaje y el volumen de la cuenta bancaria.
Eso sí, las pocas diferencias que hay son importantes. Verónica arrastra un profundo rencor, totalmente justificado, y unas ansias de venganza también plenamente justificadas, pero, aun así, nunca pierde la esencia de Gabriela. De hecho el amor que Gabriela siente por Alejandro, hijo de Antonia, será determinante en su venganza.
Siempre he pensado que Aracely Arámbula está un tanto sobrevalorada, pero admito el buen trabajo que ha hecho en esta telenovela. Me creo a Gabriela y me creo a Verónica. Y, sobre todo, le reconozco el valor de atreverse a pelear por el título de patrona con Christian Bach.
Christian Bach, una patrona que da mucha guerra
Christian Bach es una de esas actrices que sabes que no te va a defraudar. Tiene las tablas suficientes para defender cualquier papel con una solvencia incuestionable. Y esta no ha sido una excepción. A Antonia Guerra la empiezas a odiar en el primer capítulo y en el 128 la odias aún más.
Todo en ella rezuma maldad. Su posición corporal, su mirada, su sonrisa, su forma de hablar. Antes de que diga nada, sabes que las cosas van a empeorar. Además, va in crescendo. Cuando crees que ya ha llegado al límite de sus fechorías, que es imposible que llegue más lejos, que está acorralada, de repente, hace el movimiento más inesperado y vuelve a ocupar su trono de patrona. No se detiene ante nada ni ante nadie (llámese socio, hijo, nieto o amante).
La verdad es que, así como el personaje de Aracely Arámbula era muy previsible, Antonia Guerra consigue sorprendernos. Voy a intentar explicarme. Sabemos que su objetivo es destruir a Gabriela / Verónica, pero siempre consigue que nos pique la curiosidad de averiguar cuál será su siguiente plan. El juego de Gabriela / Verónica es bastante transparente, pero con Antonia es muy difícil intuir sus movimientos porque siempre consigue hacer algo aún peor que lo más vil que seamos capaces de imaginar.
Sólo le pongo un pero a su personaje. Con lo terriblemente inteligente, astuta y lista que es ¿cómo es posible que tardara tanto en descubrir la verdadera identidad de Verónica? Aquí los guionistas han estirado demasiado el chicle y ha quedado un tanto forzado que medio pueblo supiera la verdad menos Antonia Guerra.
En cuanto a la relación entre las dos “patronas”, yo tenía mucha curiosidad por verlas actuar juntas y, aunque es evidente que a Aracely Arámbula aún le queda un largo camino para acercarse siquiera al nivel de Christian Bach, ha soportado muy dignamente las comparaciones. A priori yo esperaba que Gabriela / Verónica desapareciera del plano ante la presencia de Antonia. Y no ha sido así. Aracely Arámbula ha aguantado el envite y eso tiene mucho mérito.
Un galán entre dos patronas
Y en medio de estas dos mujeres tenemos a Jorge Luis Pila en el papel de Alejandro. Enamorado de una e hijo de la otra, hace lo que puede para navegar entre las dos aguas sin naufragar.
Jorge Luis Pila vuelve a bordar uno de los papeles que mejor se le dan. No ha conseguido tener tanto reconocimiento como otros galanes de su generación, pero es un actor que defiende como pocos los roles de hombres atormentados. En esta ocasión, lucha por su amor por Gabriela al mismo tiempo que intenta defender a su madre de unas acusaciones para las que no hay defensa posible. Intenta ser el héroe que salva a la doncella en apuros, el hombre recto, digno, que busca la verdad y la justicia, pero también tropieza en el camino con alguna que otra piedra (léase mujer).
Alejandro tiene muchos matices y sufre casi tanto como la heroína. No quiero hacer demasiados spoilers, pero a mí me conquista cada vez que se derrumba ante Gabriela por la presión en la que vive. Alejandro entiende las ansias de venganza, pero no puede evitar buscar alternativas a los planes de Verónica porque, a fin de cuentas, Antonia, por muy culpable que sea de su calvario, no deja de ser su madre.
Por otro lado, creo que uno de los puntos fuertes de ‘La Patrona’ es la tremenda química que existe entre Aracely Arámbula y Jorge Luis Pila. Si la “magia” entre los protagonistas es creíble, la telenovela tiene medio camino andado y aquí en cada escena parecían saltar chispas. Mirándose, besándose, gritándose… Hagan lo que hagan, esta pareja no decepciona.
Los terceros en discordia sin posibilidades
Pero por mucho feeling que haya entre los protagonistas, siempre tiene que haber otros personajes que pongan en peligro el romance. En esta ocasión el que ha estado más cerca de quitarle la chica al galán ha sido Lucho Vampa, un pícaro moderno que consagra su vida a ayudar y proteger a Gabriela. Impresionante el trabajo de Gonzalo García Vivanco que consigue hacernos reír, pero que también nos emociona y, a veces, hasta nos cabrea. Ha sido una de las pocas veces en las que me he planteado si la protagonista no estaría mejor con el tercero en discordia que con el galán. Con eso lo digo todo.
Por el otro lado está Irene Montemar, una tercera en discordia de libro, esto es, de buena familia, hija de un cómplice en los turbios negocios de Antonia y dispuesta a obedecer sin rechistar las órdenes de su suegra con tal de llevar a Alejandro al altar. Y consigue casarse con él gracias a los motivos de libro, esto es, embarazo, caída en desgracia de Gabriela a ojos de Alejandro y un elevado nivel de presión de Antonia. Los que no hayáis visto antes ‘La Patrona’ no perdáis de vista a Irene porque sorprende. Y mucho.
Y para personaje sorprendente: Patricia Montemar. Si hay un personaje al que le pasa absolutamente de todo es a ella. Es más, en cualquier otra telenovela sería protagonista indiscutible por la cantidad de giros inesperados que experimenta. Aracely Arámbula llora mucho en ‘La Patrona’, pero Alexandra de la Mora sufre lo que no está escrito. Y lo más importante. Nos la creemos en todas las facetas. Voy a destacar solo una. La amante que se siente culpable. Con razón, diría yo, visto quién es su compañero de cama (una de las sorpresas inesperadas de la telenovela).
Por cierto, antes de que se me olvide, Martín Barba, a quien vemos en ‘Yo quisiera’ (Divinity) interviene en esta telenovela interpretando al hijo que Gabriela tuvo tras ser violada por el hermano de Alejandro. En otras palabras, David es hijo de Gabriela y nieto de Antonia, así que si Alejandro intenta nadar entre dos aguas, él está entre la espada y la pared.
En resumen, ‘La Patrona’ nos conquistó una vez y probablemente vuelva a hacerlo porque tiene todos los ingredientes necesarios para conseguirlo.
A continuación, el tema principal de la telenovela:
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