'Shameless' 5x08 Review: la larga (y oscura) sombra de Mónica Gallagher

Por David Marañón

Ya son menos los capítulos que quedan para que termine esta estupenda temporada de ‘Shameless U.S.’, y no parece que les vayan a dar un respiro a sus personajes. Lo que empezó de una manera floja y con demasiada tranquilidad, ha acabado estallando, y ahora la mayoría de los personajes están en su límite, o acercándose peligrosamente a él. El último capítulo nos ha dejado momentos desgarradores, y una reflexión en la cabeza: ¿los Gallagher pueden pasarlo peor? Al parecer, sí.

(¡Cuidado, SPOILERS!)

Ian, su bipolaridad y la madurez de los hermanos Gallagher

Tras 72 horas, Ian por fin sale de la clínica psiquiátrica donde le diagnostican bipolaridad con trazas de psicosis. Antes de ir a recogerle, Fiona organiza un poco su casa, y les hace conscientes a todos de que tienen que volver a vivir lo que Mónica les hizo pasar, por tanto saben cómo actuar. Una vez en la clínica, Fiona y Lip – con la notable ausencia de Mickey – hablan con la psiquiatra, la cual les da el diagnóstico de Ian así como la medicación que tendrá que tomar para poder estar controlado.

Ambos hermanos quedan derrotados. Cuando recogen a Ian y vuelven a casa, Fiona les advierte de cómo está, y de los cuidados que necesitará. Además, decide quedarse unos días en casa para poder tener mejor cuidado a Ian. Debbie, cuando le ve, dice la frase que oiremos el resto del capítulo todo el rato: “es la imagen de Mónica”. Y es que, como recordaremos, Debbie ha sido de las que más ha sufrido la enfermedad de su madre.

Cuando Debbie se queda a solas con Liam e Ian, éste despierta y se dirige a la cocina sin que su hermana se dé cuenta. Encuentra sus pastillas, y decide tirarlas todas. Cuando Debbie se da cuenta, sale corriendo a buscarle, y le encuentra sentado en la piscina. Ian le dice que las pastillas le hacen sentir que todo va mal, sin embargo, el hecho de no tomarlas es lo que le hace estar bien. Tras ello, Debbie acude corriendo a ver a su hermana a la cafetería. Fiona vuelve a casa para hablar con Ian, y lo que obtiene es un ataque bastante duro por su parte, ya que éste le dice que no le dé lecciones ni le trate como a un enfermo porque ella ha hecho cosas peores propias también de Mónica pero como no está diagnosticada nadie le dice nada. Junto con Debbie se dirige a una farmacia para intentar comprar más pastillas, pero sin receta no pueden conseguir nada. Es entonces cuando vemos a la que siempre se ha perfilado como la madre coraje de esta familia, Debbie, desesperada intentando conseguir la medicación a cualquier precio. Primero va a ver a Mickey, y aprovecha para decirle que dejar de lado a Ian y beber todo el alcohol posible no solucionará nada, porque es lo que Frank hacía y siempre acababa volviendo. Tras no conseguir nada, decide fingir una crisis en el médico, pero no obtiene resultado alguno – la valentía para afrontar las cosas que tiene esta niña no es normal para los 14 años que tiene -. Finalmente, vemos la redención de Mickey, que tras hablar con Debbie se queda tocado, y acude a ver a Ian cuando éste dormía para mostrarle su apoyo, una escena preciosa.

El amor está perdido para Fiona y Vero

Durante toda la serie, siempre hemos visto cómo Fiona no conseguía cierta estabilidad con cualquier hombre, mientras que Vero estaba felizmente casada y sin ningún tipo de problema. Tras la huida definitiva de Steve, Fiona ha decidido sentar cabeza, e intentar arreglar las cosas con Gus, que se va de gira con su grupo. Ella no pensaba que eso fuera malo, hasta que en su casa le hablan de la regla de los 1.000 kilómetros, regla que establece que si perteneces a un grupo de música y te vas más lejos de 1.000 kilómetros de tu casa, lo que hagas no cuenta como infidelidad. Además, el jefe de Fiona, en un juego bastante ambiguo por su parte, le dice que debe pedirle a Gus que se quede, aunque después le confiesa que lo hacía para que su matrimonio se rompiera lo antes posible y no acabara peor aún.

Finalmente, y tras un momento de enfado con Vero en el cual le dice que no fastidie su vida yéndose con otro hombre, decide ir en busca de Gus para arreglar las cosas. Al llegar allí, el resto de miembros del grupo la miran con malas caras. Cuando se encuentra a Gus, le pide perdón y le dice que tras el día tan horrible que estaba teniendo sólo estaba pensando en lo que le necesitaba en su vida. Le dice que tiene que arreglar unas cosas en casa, pero que se va con él de gira. Gus se niega, y Fiona le dice que no considera bueno para la pareja separarse tanto tiempo, a lo que Gus responde que no considera bueno que se haya acostado con su ex - ¡zas! -. Tras eso, Gus le pide tiempo, si lo que quiere es que la cosa salga bien.

Kev y Vero siguen separados. Lo que en un principio parecía un berrinche, cada día es más un hecho. Todos pensábamos que Vero se tomaría tremendamente mal que Svetlana estuviera viviendo con Kev, sin embargo, acaban siendo más cómplices de lo que creíamos. Todo comienza con una sesión de sexo oral a la que Vero opone mucha menos resistencia que Kev. Tras ello, las dos tienen una charla intensa, donde Svetlana le hace ver el verdadero problema, y es que todo lo que es distinto ya es malo, y deben aprender a convivir siendo dos personas diferentes, diferencia notable tras la maternidad de Vero. Tras ello, Vero decide citarse con su ex novio Eddie Murphy, aunque en la cita se da cuenta de que no quiere eso, sino a Kev. Por su parte, Kev, tras los problemas económicos de Lip – brutal la escena en la que confiesa ante el contable que si quiere estar en la Universidad es por no sentir la necesidad de ayudar en casa como tenía que hacer en su momento con su madre, que eso le destroza -, decide ayudarle y vuelven ambos al negocio de las drogas.

Lo que comienza como una fiesta universitaria para reunir fondos para Lip acaba siendo la ocasión perfecta para tener sexo con una universitaria. Al menos a mí me ha partido el alma ver como al final es Kev el que tiene sexo con otra persona y Vero la que recula.

La venganza de Frank Gallagher

En el capítulo anterior, Sammi le pega un tiro a Frank en el brazo. Durante este capítulo, todos corroboramos la locura de Sammi. Y Frank, que siempre tiene un as bajo la manga, le confiesa a su hijo Carl el plan que tiene con Sammi: hacerla creer que no está loca y todo está bien, para después atestarla golpes en vez de hacerlo directamente. Y así lo hace, con un golpe maestro con consecuencias nefastas. Carl tiene que hacer un viaje para llevar droga a Michigan, y Frank se entera. ¿Qué se le ocurre? Le dice a Carl que se lleve a Chuckie, y que le llene de droga. Mientras, él se dirige con Sammi a que le curen la herida de la pistola. Cuando le dice que va al baño en realidad va a llamar a la policía para denunciar que Chuckie está lleno de droga en la estación de buses. Cuando salen del médico, la policía llama a Sammi, y le dicen que Chuckie está detenido. En casa, Sammi le pide a Carl que se entregue en una reunión en la que, quitando a Mónica, tenemos a todos los Gallagher juntos.

Carl y el resto de hermanos se niegan, pero entonces la policía llama a la puerta y es cuando Sammi dice que ha confesado ella que ha sido Carl. Tras una pequeña persecución, Carl acaba detenido. En comisaría, los Gallagher acaban gritando a Carl ya que no pueden hablar con él que no diga nada y que pida un abogado. Finalmente, Carl y Chuckie terminan los dos pasando la noche en el calabozo.

En el capítulo siguiente podemos ver la versión más Gallagher de Carl, enfrentándose a la policía y a Sammi, a Ian desquiciado y a Lip teniendo un affaire con su nueva profesora. Qué pena que ya comience la cuenta atrás para que esta temporada acabe.

'Shameless' 5x08 Review: la larga (y oscura) sombra de Mónica Gallagher 360

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