'Silicon Valley' 2x09 Review: ¿Quién mató al gato de Schrödinger?
Por Irene BenllochIrene Benlloch
Si pensábamos que la trama principal de este episodio giraría entorno a las consecuencias de la metedura de pata de Pied Piper con Intersite, estábamos bien equivocados. El penúltimo capítulo de la temporada se ha centrado en un único tema; un único tema crucial en el devenir de los chicos de ‘Silicon Valley’, y que nos prepara para un final cargado de incertidumbre.
(¡Atención, SPOILERS!)
Nucleus es un fracaso absoluto
Gavin Belson lo sabe, los trabajadores de Hooli lo saben, incluso David Bannercheck lo supo en el pasado capítulo. El único que todavía no se había enterado era Richard Hendricks… hasta este episodio.
Nelson “Big Head” Bighetti es plenamente consciente de que Gavin le ha estado utilizando en su cruzada contra Pied Piper. No es que le importe demasiado –gracias a ello está forrado– pero se siente en deuda con su mejor amigo. Es por esto que, cuando Brian y Aly olvidan su teléfono móvil en el bar, Bighetti no se lo piensa dos veces: ha de llevárselo a Richard.
El móvil en cuestión no es otro que el teléfono oficial de Hooli, que tiene instalada una versión beta de Nucleus. Lo que debería alegrar a Richard –comprobar que Pied Piper le pega mil vueltas al quiero y no puedo de Gavin– le deja bastante despagado: si hubiera sabido lo mal que iban las cosas en Hooli, no habría participado en esta guerra innecesaria.
Richard y Bighetti llegan a la conclusión de que si el móvil cayera en manos de un periodista tecnológico, podría cargarse toda la campaña de lanzamiento de Nucleus. Gavin haría cualquier cosa para evitar esta maniobra.
Los abogados entran al trapo
Richard y Gavin podrán ser dos fuera de serie en lo suyo, pero son ineptos en las artes de la negociación. La conversación telefónica que mantienen con la ayuda de sus respectivos abogados nos hace pensar en lo diferentes que podrían ser las cosas si ambos fueran conscientes de la inseguridad que comparten. Ni uno ni otro sabe qué hacer a continuación, y eso da muchísimo juego.
Richard se pone en contacto con Gavin para comunicarle que, si no retira la demanda interpuesta sobre Pied Piper –recordemos que Gavin acusó a Richard de haber usado material informático de Hooli para desarrollar su aplicación– estará encantado de poner el móvil en manos de algún periodista. Gavin contraataca: el teléfono móvil, que ha sido robado, cuenta con un prototipo valorado en más de cuarenta millones de dólares, por lo que Richard podría acabar perfectamente entre rejas.
Como ni Richard ni Gavin son capaces de llegar a un acuerdo, los abogados de uno y de otro entran al trapo. Ron LaFlamme se da cuenta de que Gavin no está solo en su despacho, así que no duda en saludar por el manos libres a los abogados del segundo, que están encantados de escucharle. Uno de los muchos puntazos de este episodio.
La novia de Richard
Los abogados de Richard y de Gavin deciden emplear el sistema de arbitraje vinculante. Gracias a este procedimiento, que es más rápido y discreto que un juicio convencional, podrán exponer las causas de la demanda en tan solo dos días.
Como los chicos de Pied Piper están sin un duro, Ron pone su defensa en manos de Pete Monahan, un juez retirado que no les cobrará hasta obtener la resolución. El motivo de este chollo es bien sencillo: Monahan, que perdió su licencia tras haber sido condenado por posesión y escándalo sexual, quiere volver a su oficio al precio que sea.
Monahan no tiene oficina, así que hace pasar el domicilio de Richard y compañía por el suyo propio. Jared se frota las manos con la noticia: Gavin no tiene ni idea de que el epicentro de Pied Piper está siendo inundado con cajas repletas de documentos confidenciales; entre ellos, el historial de los correos electrónicos de Richard en Hooli.
Mientras tanto, Richard jura y perjura que jamás desarrolló su aplicación con el material informático de Hooli. Si es cierto lo que dice, apunta Monahan, quedará absuelto de todos los cargos; pero si le ha contado una versión diferente a otra persona que pueda testificar en su contra –como por ejemplo, una antigua novia– estarán en un aprieto. Richard le tranquiliza: desgraciadamente, no tiene una relación desde hace más de tres años.
Un día antes del jucio, Monahan descubre una serie de correos en los que Richard habla con Bighetti sobre una supuesta “novia”. Richard vuelve a quitarle importancia al asunto: es una broma interna entre amigos, una forma de hablar sobre su ordenador portátil. Sin embargo, un correo de “Llevé a mi novia a la tienda Apple” seguido de “Ejecuté una prueba piloto del modelo y le hice unos arreglos” un día más tarde, hacen saltar las alarmas: efectivamente, Richard usó uno de los ordenadores de Hooli mientras reparaban su viejo portátil.
El correo de Schrödinger
En capítulos anteriores, un museo usaba la aplicación de Pied Piper para retransmitir el nacimiento de un huevo de cóndor. En este episodio, no obstante, Jared se percata de que el ave todavía no ha nacido, por lo que decide llamar al museo para confirmar que todo marcha bien. Gilfoyle y Dinesh intentan disuadirlo con la teoría del gato de Schrödinger. Según ellos, si Jared contacta con el museo y el museo descubre que el huevo ha muerto… entonces es Jared el que se ha cargado a la cría de cóndor.
Los tres, que si algo les encanta es divagar, trasladan la teoría del gato a las cajas de los correos electrónicos. Antes de que Monahan abriera la caja, Richard era tan inocente como culpable, pero al hacerlo se convirtió en culpable. Por lo tanto… el futuro de Pied Piper depende de si la defensa de Gavin Belson hace el mismo descubrimiento.
El juicio (Día I)
La campaña pro-Bighetti ha sido tan efectiva, que cualquier negativa de Nelson ante la pregunta de si fue clave en el desarrollo de Pied Piper, es tomada como un alarde de modestia. Contra todo pronóstico, y para sombro de Richard y compañía, Bighetti –y por ende, Hooli– gana puntos ante el juez.
Monahan alucina tanto con este giro de los acontecimientos, que decide llamar a Erlich para que hable, desde su posición de casero, sobre la aplicación que Bighetti estaba desarrollando antes del boom de Pied Piper. Según Monahan, si el juez acepta el peloteo de Hooli como prueba de que Bighetti es un genio, tendrá que dar por bueno el testimonio de Erlich que demuestra que Bighetti es un completo idiota. Tras un frenético juego de presiones y preguntas con doble sentido, Erlich se viene tan arriba que acaba cavando su propia tumba: la aplicación de Bighetti era tan sumamente mala, que cuando Richard la instaló en su portátil tuvo que llevarlo a arreglar porque había colapsado.
Tal y como Jared, Gilfoyle y Dinesh habían aventurado, la defensa de Hooli abre la caja y descubre que Richard utilizó material de su empresa para ejecutar una prueba de Pied Piper. Richard podía mentir, podía afirmar que usó el portátil de Erlich para trabajar en la aplicación… pero Richard es un tipo legal y tiene la mala costumbre de ir con la verdad por delante.
¿Cómo irá el segundo día del juicio? ¿Pied Piper perderá la demanda de propiedad intelectual o logrará sacar un as de la manga? Muchas incógnitas para el último capítulo de la segunda temporada de ‘Silicon Valley’
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