'The Magicians' 1x05 Review: lecciones de vida y decisiones cuestionables

Por Sabrina RodríguezSabrina Rodríguez

Hasta ahora los creadores de 'The Magicians' habían hecho cambios muy inteligentes con respecto a las novelas, el material original. Los protagonistas tienen unos cuantos años más, dando cancha a tratar temas más adultos, y la historia de Julia es paralela a la de Quentin.

En los libros no sabemos lo que le pasa a ella, su historia y su mundo, hasta la segunda novela. Añadirla desde el principio, con un montaje en paralelo, no sólo ha mejorado la trama sino que así la tensión es mayor.

Y si digo que los cambios habían sido inteligentes hasta ahora es porque en este quinto episodio tal vez no lo son tanto.

Mi parecer, a continuación, contiene SPOILERS.

Problemas más realistas para Quentin

Cuando haces una adaptación y te alejas del material original has de tener cuidado porque se te puede ir de las manos. En mi opinión esto es lo que ha pasado con este episodio que, aunque no creo que sea flojo, no llega ni de lejos al nivel del anterior y rompe el ritmo que había tomado la serie. Si no has leído las novelas habrás notado igualmente que toda la trama del padre de Quentin muriéndose de cáncer y el perrito está un poco metida con calzador (lo del cachorro de 150 años hechizado es incluso ridículo, la verdad).

Mi teoría es que de alguna manera tenían que equiparar la historia de Quentin con la de Julia. Repito, es mi opinión y puedo estar equivocada. El por qué pienso esto es porque en los libros los padres de Quentin muestran un total desinterés por su hijo, dejando al chaval libre para hacer lo que le de la gana. No hay cáncer; no hay drama familiar. Pero con este montaje paralelo, la historia de Quentin buscando quién es y cuál es su potencial, se quedaba un poco descompensada con la cruda y dramática de Julia; esperando todo de la magia y sintiéndose traicionada y perdida en el mundo real, con problemas más cotidianos. Esta nueva trama tal vez se ha añadido para equilibrar la balanza.

El padre de Quentin le dice que a veces intentar arreglar las cosas es peor. El decano, por su parte, le asegura que la magia puede arreglar sólo algunas cosas, así que los magos arreglan lo que pueden. Quentin tendrá que aceptar que no puede salvar a su padre y que la magia tiene limitaciones y consecuencias.

Esta lección ya la habíamos aprendido con el incidente de Charlie, el hermano muerto de Alice, y no hace avanzar a los personajes ni al argumento. La única excepción es que parece que, por fin, Quentin comprende cómo se sentía Alice y se acaban reconciliando a su vuelta a las clases.

Decisiones cuestionables de Julia

Ya lo he dicho en varias de mis reviews y me reitero, la historia de Julia me parece bastante más interesante que la de Quentin, aunque éste sea el protagonista. ¿Cuántas veces hemos visto al héroe romántico que pasa a la madurez a través de un camino fantástico?

Me encanta Julia, pero no porque sea perfecta, ni mucho menos. Precisamente el encanto del personaje reside en que representa bastante bien a una chica de veintitantos, perdida, desesperada y dando palos de ciego, buscando lo que desea ser. No es políticamente correcta y comete errores, tomando decisiones cuestionables, como todo el mundo a esa edad. En general es algo que está consiguiendo reflejar bastante bien esta serie. Mostrando también la parte menos agradable de los personajes, estos se vuelven complejos y completos. De esa manera te puedes sentir identificado, tanto para bien como para mal, y aprender de las consecuencias de sus actos.

Nos habíamos quedado en una mala situación para Julia. Marina la había desterrado de su especie de aquelarre, dejándola sin opciones para seguir practicando magia. Pero ella no se va a quedar en casa de brazos cruzados cuando ha descubierto una vocación que la obsesiona. Intenta volver allí y que le den lo que es suyo; sus hechizos y los que ayudó a robar. Evidentemente no le dejan entrar.

Stella Maeve, la actriz que interpreta a Julia, se luce en una escena en la que toma una decisión controvertida: conseguir información sobre el paradero de otros brujos ofreciendo sexo a Pete, el esbirro de Marina, cuando este le deja caer que no le molesta que una chica guapa e intensa le llame en medio de la noche. La cara de Julia pasa de cuestionarse a ella misma, a la desesperación y a la determinación, varias veces durante la breve escena, incluso mezclando los sentimientos. Y es que Julia tiene novio y su relación estaba mejorando desde que ella tenía más tiempo para él. ¿Ha tomado una mala decisión? Pues sí. ¿Siente que no tiene otra salida? También.

El comportamiento de Julia es cuanto menos cuestionable. Pero lo interesante viene después cuando él le propone ir a aprender magia fuera... juntos. Ese “juntos” no gusta a Julia y deja bien claro a Pete que “no hay nosotros”, porque el sexo fue un intercambio y ella quiere a James, su novio. No se avergüenza ni pide perdón. Julia se mantiene en su postura aún cuando Pete, y muchos espectadores, podrían pensar que su comportamiento es discutible (por no utilizar las palabras soeces que se suelen usar a la hora de censurar ciertas acciones cuando son cometidas por mujeres).

Un aplauso para la serie por atreverse a dejar claro que una cosa es el sexo y otra el amor, y que las mujeres también lo sabemos y somos dueñas de nuestro cuerpo. Y eso no la convierte en villana. Julia toma una decisión (mala) en un momento determinado, intentando jugar las que cree que son sus únicas cartas. La cara de la actriz nos muestra que no hubo premeditación. El encuadre, la ausencia de música y el montaje de la escena, distancian al espectador para que entienda que se trata de una transacción y que ella no está jugando con los sentimientos del brujo.

La reacción de Pete es la de esperar: “no quieres a tu novio porque te acostaste conmigo y él no te conoce como yo”. Julia se mantiene en su postura y le amenaza con confesar a James que existe la magia si no le da los hechizos. Craso error. La próxima vez que vea a su novio, él no tendrá ni idea de quién es. Le han borrado la memoria. Julia vuelve a estar en la casilla de salida más sola que nunca y replanteándose sus decisiones, pero no creo que abandone su determinación.

Puede no gustar, no ser políticamente correcto, pero es importante en cuanto a representación. Casi tanto como la conversación abierta sobre la violación en la exitosa serie de Netflix 'Jessica Jones'. Aunque la representación de la sexualidad femenina en los medios es complicada, por las connotaciones que tiene, afortunadamente los tiempos están cambiando. Es refrescante ver a personajes femeninos cometer errores y aprender duras lecciones, pero sin mostrarse avergonzadas ante la condena social.

Julia no es una femme fatale, no es un personaje plano y sus decisiones, erróneas o no, la llenan de conflictos internos y la ayudan a crecer. Hay que tener en cuenta que no tiene el apoyo de amigos y profesores que sí tiene Quentin. Ella está aprendiendo por su cuenta cómo moverse en este mundo de personas poderosas y manipuladoras, a fuerza de prueba y error.

Vuelve la Bestia y la trama sigue

Otro personaje interesante es Penny. Tal vez no sea simpático ni agradable y tampoco es el protagonista, pero es el que hace que avance más el argumento, y su poder de viajero psíquico tiene un gran potencial. Penny medita y se proyecta en un viaje astral, como le recomienda un muy cuestionable mentor. Una chica pide auxilio y está como en un castillo, encadenada a la pared. La Bestia aparecerá y, después de hablar con ella y llamarla Victoria, mira directamente a Penny, que vuelve del plano astral acongojado.

Cuando habla con Quentin y Alice sobre lo que vio, Quentin reconoce el dibujo que Penny le muestra y busca en sus libros. Su cara está llena de incredulidad y miedo. Maravillado suelta un “Penny, creo que estabas en Fillory”, que nos deja de nuevo con la duda de si los libros de Quentin son algo más que ficción.

Curiosidades y preguntas

Ha sido un capítulo irregular pero termina con buena nota y nos avanza un poco hacia donde puede ir la trama. No lo sabemos al 100% porque parece que cada vez se alejan más de los libros, así que toca seguir disfrutando de la serie y de todo lo nuevo que nos ofrece. También seguiremos divirtiéndonos con sus referencias a 'Star Trek', los cupcakes de Eliot (que, junto con Margo, siguen siendo el alivio cómico) y los juegos mágicos.

Mientras tanto me pregunto:

¿Seguirán desarrollando la historia de Quentin de forma que sea un espejo de la de Julia?

¿Por qué Quentin puede mostrarle la magia a su padre y Julia no podía hacer lo mismo con su novio?

Kady le deja caer a Penny que podría ser el mejor ladrón de la historia. ¿Ha sido un comentario casual o quiere utilizarle para robar más material para Marina?

Descubrimos que Victoria era una alumna de Brakebills de aquel tercer curso que desapareció. ¿Qué pasó realmente con esa gente?

¿Qué pasará con el padre de Quentin, dejarán la historia así, sin más?

¿Y Julia? ¿Qué hará ahora que lo ha perdido todo?

¿Fillory existe y lo veremos pronto?

Todo es posible en el mundo de los magos.

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