‘Tyrant’ 3x01 Review: el cambio político llega a Abuddin ¿para quedarse?
PorBetty M. MartínezBetty M. Martínez
Hace casi un año nos fuimos de Abuddin dejando al país en medio de un profundo caos. La situación era tan confusa que todo podía pasar. Lo bueno, lo regular, lo malo y lo peor. Pues bien, ha llegado la hora de regresar y ¿qué es lo que nos encontramos? Pues con que ha pasado lo bueno, lo regular, lo malo y lo peor. ¿Lo vemos?
¡¡CUIDADO SPOILERS!!
Bassam, presidente
Esto es casi lo único bueno que le ha pasado al país. Después de 22 episodios. Después de un amago de elecciones. Después de un intento de golpe de estado. Después de una sangrienta guerra. Bassal Al Fayeed, el pediatra de Pasadena, es el nuevo presidente de Abuddin. Le ha costado, pero lo ha conseguido.
Llegar ha sido difícil. Cumplir su hoja de ruta va a ser casi un milagro. Eso sí, a lo largo de este tiempo también hemos descubierto que Barry tiene una gran capacidad de adaptación a las circunstancias y no tiene demasiados problemas en amoldarse a las necesidades de cada situación.
Por ahora, está mostrando su mejor cara. Ese Bassam hombre de Estado, defensor de la democracia, de la paz, de la concordia, del entendimiento. El hombre justo y honrado que conocimos al principio de la serie está luchando porque los bandos enfrentados en su país se perdonen todas las afrentas para construir un futuro sin odios ni venganzas. La idea es buena, pero no deja de ser un idealismo. Y lo peor es que Bassam lo ve como algo factible.
Pero, claro, Bassam siempre ha tenido un don para descolocarnos y en este capítulo lo ha hecho por activa y por pasiva. Voy a dar solo un ejemplo. Lleva 22 capítulos luchando por el Abuddin de sus sueños, ahora está sentado en el sillón de presidente con capacidad para conseguirlo y, de repente, se le ocurre decir que no se va a presentar a las elecciones ¿Perdona? ¿Nos estás tomando el pelo? ¿Has pasado todo lo que has pasado (y nosotros contigo) para ser simplemente un presidente de transición? Perdona, Bassam, pero no te lo crees ni tú. Bueno, matizo. Sí creo que tú te lo crees, pero también creo que entre lo que dices ahora y lo que vas a hacer finalmente va a haber una gran diferencia. Y, si no, al tiempo.
Leila sigue ahí
Sigamos con otra de las piezas clave del poder en Abuddin. Leila. Lo he dicho siempre y en este inicio de la tercera temporada me ratifico. Leila es la más lista de toda la serie. Y con diferencia. Empezó el capítulo cayendo en desgracia, humillada, destruida, pero esta mujer sabe levantarse como nadie. En menos de cuarenta minutos pasó de estar bajo arresto domiciliario y con muchas puntos para ser ajusticiada a convertirse en ministra de Asuntos Exteriores de Abuddin. Sí, habéis leído bien. Leila, la mujer de Jamal, la cuñada de Bassam, la madre de Ahmed, es la ministra de Asuntos Exteriores de Abuddin.
Lo reconozco. Cuando le dijo a Bassam que quería ese puesto, me dio la risa. Su argumento era bueno. Los leales de Jamal le darían su apoyo y, si estaba sentada en el Consejo de Ministros, esos aliados serían un problema menos para el nuevo presidente, pero aun así era demasiado surrealista. Como dije, me dio la risa cuando Leila lo propuso, pero me quedé boquiabierta cuando Bassam aceptó al instante. “Vale”, dijo sin pestañear siquiera. ¿He dicho ya que este hombre tiene la capacidad innata de desconcertarme cada cinco minutos? (Por cierto, fantásticos tanto Adam Rayner como Moran Atias. Bordan absolutamente todas las escenas).
Al principio, me quedé un tanto fuera de juego, pero tengo que reconocer que Bassam es idealista, pero no tonto, y sabe que Leila controla muchos resortes del Palacio y es mejor tenerla como aliada que como enemiga. ¿He dicho aliada? Quizá sería mejor decir que es más positivo tenerla cerca, bien a la vista, que maquinando en las sombras. Además, tanto nosotros como Bassam sabemos que Leila es mucho más que una Primera Dama de portada de revista.
Eso sí, este nuevo nombramiento ha tenido unas consecuencias inesperadas. Hasta ahora el gran objetivo de Leila era que Ahmed fuera el heredero de Jamal. Es más, incluso en este capítulo nos ha quedado claro que es capaz de cualquier cosa para que su hijo no quede rezagado en la lucha por el poder. Si hay un elemento colateral que puede resultar molesto, se quita de en medio y punto. Lo preocupante es que no tiene ni que pedirlo. Sus aliados ya se anticipan a sus necesidades. Leila, tal vez esta vez no tienes el 100% de la responsabilidad en lo sucedido, pero has ido demasiado lejos. Procura que Ahmed no se entere de lo que ha pasado porque no sé yo si te perdonará.
Bueno, a lo que iba, que me he perdido un poco. Resulta que ahora la prioridad de Leila no es que Ahmed ocupe el lugar de su padre. ¿Estáis sentados? Leila se va a presentar a las elecciones. Quiere ser la nueva presidenta y ¿sabéis algo? Me alegro de que dé el paso. Estoy segura de que no lo haría del todo mal o, al menos, no cometería tantos errores como Jamal. Que nadie se despiste porque Leila va a dar la batalla y no es de las que se dan por vencidas fácilmente.
La Primera Dama y la Madre de la Revolución
Y de ex Primera Dama a actual Primera Dama. La relación entre Barry y Molly parece haber recuperado la normalidad. Es más, Molly se ha comprometido con la causa de su marido y hasta hace de intermediaria con Rami para cerciorarse de que su sobrino está de su lado.
Sin embargo, en la aparente estabilidad conyugal de los Al Fayeed hay un elemento perturbador. Daliyah, la Madre de la Revolución, como el pueblo ha bautizado a la aliada de Bassam durante su lucha como Khalil.
Y, una vez más, Bassam nos desconcierta. Está con Molly. Aparentemente son felices, pero cuando necesita consejo busca a Daliyah. Solo para hablar, matiza él. “Conozco las reglas”, dice, y yo pregunto ¿quién marcó esas reglas? ¿Ella? ¿Acaso él no está del todo de acuerdo? ¿Quería algo más? Lo dicho. Desconcertante.
En fin, que Barry le cuenta a ella sus planes de futuro para Abuddin antes que a su mujer. Por favor, si hasta ella le recrimina que debería hablar esos asuntos con Molly. Pero no solo le consulta, sino que la nombra presidenta de la Comisión de la Verdad y la Dignidad. Bassam, perdóname, pero, sin menospreciar los méritos de Daliyah, que sabemos que son muchos, esto huele un poquito a nepotismo.
A la que no le hecho demasiada gracia el nombramiento ha sido a Molly. A ver, es muy políticamente correcta y no ha dicho nada, pero se le notaba en la cara. Por cierto, ya iba siendo hora de que estas dos se vieran las caras porque, como dijo Molly, “compartimos muchas cosas”. Y tanto, pensé yo. La verdad es que la charla entre Molly y Daliyah ha sido uno de los grandes momentos del capítulo. La una quería saber pero no se atrevía a preguntar y la otra quería salir corriendo lo más rápidamente posible.
Se aproximan tiempos difíciles
Pues así están las cosas. Bassam es presidente interino de un Gobierno en el que están todos los que la temporada anterior se disparaban unos a otros y el país prepara unas elecciones a las que se va a presentar Leila, pero no Barry.
Con sus matices, todo parece enfilado. La democracia empieza a llegar a Abuddin, pero Barry ya se ha dado cuenta de que ha cometido un error. Ese idealismo suyo le ha costado dejar un cabo suelto que le va a costar muy caro. Su peor enemigo utilizó esas buenas intenciones de reconciliación nacional para escabullirse y puede convertirse en un grave problema para Bassam y para Abuddin.
Y no descartemos que el lado oscuro de Bassam nos dé una nueva sorpresa. Por lo pronto, casi al final del capítulo ya nos regaló una de esas frases lapidarias que ejemplifican la doble personalidad de este personaje. Sigue conservando esa capacidad de ser ángel y demonio simultáneamente.
En fin, si en el primer capítulo ya hemos visto todo esto, no quiero ni imaginar lo que nos espera el resto de la temporada. Bueno, no quiero imaginarlo, pero sí quiero verlo, que quede claro. Sobre todo si tenemos en cuenta que a los viejos conocidos se unen nuevos personajes que traen intenciones un tanto oscuras. Por ahora, dos nombres. Uno, Aziz, mano derecha de Bassam y de Leila (si, lo sé, parece incompatible, pero en Abuddin todo es posible). Dos, el general William Cogswell, del que por ahora solo puedo avanzar que lo interpreta uno de los grandes fichajes de la serie para esta temporada: Chris North (‘The good wife’).
Y para finalizar. Tenía muchas ganas de que regresara ‘Tyrant’ porque nos dejó con un gran cliffhanger y, precisamente, porque creo que ese fue uno de los grandes aciertos de esta serie he decidido callarme algunos detalles. Lo prometo. La semana que viene hablaré de Jamal.
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