'Vikings' 3x10 Season finale: dos profecías cumplidas y más tramas abiertas
Por Marta AiloutiMarta Ailouti
Hay muchas despedidas que hacer en este episodio que nos recuerda, a estas alturas, que somos meros espectadores y que nada podremos hacer salvo esperar en la orilla a que vuelva 'Vikings' el próximo año. Con un sabor un tanto agridulce - es El muerto, el título del capítulo, una declaración de intenciones-, dejamos atrás las batallas, las dudas de fe, los saqueos, las visiones y las profecías.
No todos volverán el curso que viene ni, probablemente, sean los mismos que despedimos. Algunas cosas, demasiadas, han ocurrido para que pasen desapercibidas en el discurrir de los próximos, o más bien futuros, acontecimientos.
Mientras tanto, ¿os acordáis de cómo nos anunciaron su tercera temporada? Tras el vídeo, comentamos su final.
(¡Cuidado SPOILERS!)
Es El muerto una season finale algo irregular. O al menos esa impresión me ha dado a mí este capítulo que, para qué vamos a negarlo, me ha dejado un poco fría. Lo que no quiere decir que haya estado mal. Pero sí que me esperaba algo más. Todo depende, en parte, de cuánto os haya sorprendido la trama principal que, además, sirve para tantear a los espectadores, dejando en el aire un interrogante que plantea una última reflexión. ¿Podría 'Vikings' sobrevivir sin su protagonista? La respuesta, me temo, es que no.
Larga vida al rey
Y es que, señores, Ragnar Lothbrok, el rey de Kattegat, ha muerto. O no. Lo cierto es que en el último episodio uno mira de reojo la pantalla por un vago temor a que el personaje de Travis Fimmel vaya a desaparecer en realidad de nuestras vidas. Sin embargo, las dudas, que las hay, se disipan precisamente con su muerte. Y todo se vuelve entonces algo predecible. En parte por su insistente deseo de ser enterrado entre los muros de París -las palabas siempre nos delatan-, pero también porque existe una ley no escrita en televisión por la que nada es real hasta que se (de)muestre su cadáver. Sinceramente no pienso tampoco que fuera la intención de sus guionistas la de engañarnos. Sería una tremenda chapuza que un protagonista como él muriera así, de un modo tan anodino, más en una serie donde hemos visto cómo han cuidado hasta ahora las muertes de otros personajes mucho más triviales.
Así las cosas, a los que sí ha conseguido engañar, y tal vez siempre se trató solo de eso, es a sus propios compañeros. Todos menor Bjorn, que es el único que está al tanto de su plan, entran a despedirse de su cadáver, en uno de los momentos más conmovedores e interesantes de toda la serie. La escena, además, le sirve a Ragnar para sonsacar más de una importante información y conocer sus lealtades. Precedido por el tono dulce y emotivo de Lagertha y los recelos y la voz contenida de Rollo, probablemente sea de Floki de quien más tenga que escuchar. Ver tan profundamente roto a este personaje hace que parte de la audiencia, al menos una servidora, se reconcilie un poco con él, cuyo futuro es algo difuso ahora que Ragnar, tal como vemos al final del capítulo, le ha confesado que sabe que fue él el que mató a su querido Athelstan.
“No serán los vivos, sino los muertos”
Sea como sea, no son los vikingos las únicas víctimas de su engaño, también los franceses, que no solo ya celebran, al menos su rey lo hace, la retirada de los norteños a cambio del botín que acaban de entregarles, sino que además les esperan para oficializar un funeral cristiano a su líder, Ragnar Lothbrok. No obstante, aunque sea esta probablemente una de las partes que más gusten de El muerto por su puesta escena - previa, durante y después-, también es donde más cabos sueltos se han dejado sus guionistas.
Lo cierto es que lo que no nos esperábamos en absoluto es que él solo, por mucho Ragnar que sea, malherido y apenas sin tenerse en pie fuera a conquistar París. Por suerte para él, pero también para nosotros, el rey y la princesa Gisla se encontraban lo suficientemente cerca de él como para amenazarles con su vida y hacerse con el control de la capital el tiempo suficiente como para abrir las puertas al resto de los guerreros. El asombro no puede ser mayor, a uno u otro lado de la muralla, al ver al monarca de Kattegat de vuelta en el mundo de los vivos.
EL momento deja otra importante consecuencia. Solo Ragnar es capaz de, en una clara muestra de intenciones, asesinar al sacerdote que oficia la misa, el mismo que le bautizó y que dudó previamente de hacerlo, y dejar con vida después a la princesa Gisla, que asombrada por su gesto es incapaz, de primeras, de salir huyendo.
La toma de París, es verdad aquello de que a la tercera va la vencida, y el asesinato del místico, probablemente le sirva a Ragnar Lothbrok para apaciguar cualquier duda, al menos de momento, por parte del resto de sus hombres, a los que vimos al inicio de este episodio un tanto inquietos por sus últimas aspiraciones religiosas. Con ello, además, entendemos las palabras del oráculo, que siempre tienen trampa, cuando pronosticó que no serán los vivos, sino los muertos los que conquistasen París.
El momento de Rollo
La otra profecía que se cumple, o al menos empieza a cumplirse, es la relativa a Rollo y el buen presagio que le dio el vidente de lo que los dioses le tienen deparado, aquello por lo que él mismo bailaría desnudo en la playa. Por lo pronto, una vez terminado el saqueo de París, el hermano del rey vikingo se ha ofrecido voluntario para pasar el invierno allí y asegurar su presencia cuando vuelvan para asaltarla en primavera.
Su permanencia, sin embargo, no ha pasado desapercibida para el rey francés -ese monarca pusilánime y débil que a veces tiene los suficientes atisbos de liderazgo o inteligencia como para gustarme como personaje-, que le ofrece tierras, riquezas, títulos y la mano de su “adorable” hija Gisla, en contra de su voluntad, a cambio de que le ayude a defender París de su hermano. La oferta le resulta a Rollo irrechazable. Su alianza con su nueva esposa, cuyo desagrado hacia él es más que evidente, es una de las mejores promesas con las que se despide esta season finale.
Tramas cuarta temporada
Porque si de algo sirve El muerto es para asentar las tramas de la nueva temporada, que volverá con muchos frentes abiertos, demasiados, para Ragnar. Por un lado, su enfrentamiento con Ecbert y las represalias por la matanza de los vikingos en territorio inglés. Habrá que ver la reacción de Lagertha, cuya vida aún pende de una profecía sin resolver, cuando lo descubra. Pero también con Floki. La historia de estos dos viene de lejos y cualquier solución de este nudo, ahora que los dos saben lo que él sabe, me parecería posible.
Por su parte, también resurgirá un antiguo conflicto entre Ragnar y Rollo, quien habrá de poner a prueba nuevamente sus lealtades, o no, hacia su líder, entre cuyos lazos podría abrirse una brecha definitiva. Quizás el más inseguro de los hermanos nos sorprenda en esta ocasión y encuentre un modo de conciliar su actual situación sin tener que enfrentarse con el rey de Kattegat. De momento, según el avance que os dejo, lo único que sabremos es que habrá una lucha entre un Lothbrok, que no es Ragnar, y un oso, que tampoco es Rollo.
Nos despedimos así de esta tercera temporada, en la que hemos dejado atrás a Siggy, Tolstein y Athelstan, se ha conquistado Mercia, aunque fuera para otros, y se ha saqueado la ciudad infranqueable de París. No está nada mal para diez episodios que al final siempre nos saben a poco.
Hasta la cuarta temporada
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