Omander, el acrónimo con el que se ha bautizado la relación entre Omar (Omar Ayuso) y Ander (Arón Piper), continúa en la segunda temporada de Élite, que arrancó el pasado 6 de febrero en Netflix. Se trata de uno de los aspectos más aplaudidos de la ficción de Zeta Audiovisual, algo que congratula al primero de los actores.
“Me emociona mucho cuando la gente me cuenta que gracias a Élite se han visto reflejados, se han dado cuenta de cosas, y han sentido que no están solas o solos”, explica a VERTELE. “Este tipo de mensajes me alegran siempre”, reconoce, y lo ejemplifica con el mensaje que recibió de una profesora que había puesto la serie en su clase a sus alumnos.
La relación sigue siendo un pilar de las tramas, aunque ahora se hayan invertido en cierta manera los roles, en una ficción donde se “va a machete”, en palabras de Piper. “Desde el primer capítulo de esta temporada ya estamos al nivel de intensidad que tenía el capítulo 8 de la primera”, calibra el intérprete: “Es como si al primer temporada lo hubieran drogado. Todo se lleva al extremo, todo va mucho más allá”.
En su caso, disfrutó mucho de la manera en que su personaje había evolucionado en los nuevos guiones, una “plegaria atendida” por el equipo creativo. “No siempre pasa que lo que tú quieres para tu personaje te lo escriben, y en este caso ha sido así”.
Así como el instituto Las Encinas lo es para sus personajes, Élite ha supuesto una escuela para ambos actores. “Yo me llevo un aprendizaje enorme. Llevo bastante trabajando, pero formarme solo me he formado dos años”, explica Piper. “Me llevó en un oficio aquí”, agradece. “Es un proyecto que nos ha dado un montón de cosas”. “Yo no había hecho nada nunca ni tenía formación. Le debo mogollón”, agrega Ayuso.
Entre otras cosas, le deben la popularidad que en poco tiempo han obtenido: “Con 15 años me planteé dejar de actuar por un miedo atroz a la fama. Ahora que me ha llegado y encima de una forma masiva, me siento un poco con los pies en el suelo”, reflexiona Piper. “Te llegan muchos mensajes diciendo que eres el mejor del mundo, que eres increíble. Hay que tener cuidado, porque eso es mentira”.
“En lo personal ahora es cuando estoy empezando a digerir todo lo que me ha pasado en este año, porque al final esto es como el centrifugado de una lavadora”, apostilla Ayuso, a quien solo le preocupa de verdad que las expectativas sobre su personaje “sigan cumpliéndose y pase lo que quiero que siga pasando”.