Crítica Vertele

El error de Bertín Osborne que cada vez se repite más en Mi casa es la tuya

El error de Bertín Osborne que cada vez se repite más en Mi casa es la tuya

Paula Hergar

El formato de Mi casa es la tuya en Telecinco o En la tuya o en la mía de TVE se estrenó en 2015 con varios reclamos: el regreso de Bertín Osborne a televisión, entrevistas a invitados de lujo y el descubrimiento del interior de sus hogares.

Esos tres ingredientes, además de la exquisita realización, convirtieron a la apuesta en el programa revelación de entonces. Con unos datos altos que, como es habitual en la pequeña pantalla, se han ido desinflando a lo largo de estos dos años.

Pero esto no solo responde al desgaste que sufren la mayoría de espacios, también es fruto del olvido de uno de sus grandes ingredientes: visitar la casa de los entrevistados.

Y es que ya son muchas (demasiadas) las entregas en las que Bertín abre la puerta de su lar para entrevistar al invitado de turno que se sienta en el mismo sofá y come en la misma cocina que ya tenemos muy vista.

¡Macho, es que ya ni cuela el running gag de los fogones!

El interés podría haber sido mayor y la audiencia haber acompañado si Osborne hubiera entrado a casa de Aznar y pudiéramos haber husmeado en su decoración, en sus habitaciones y vivido una aparición fugaz de Ana Botella, cual Sara Carbonero. ¡Si es que en el hogar de otros siempre podemos vivir más sorpresas!

También nos hubiera encantado descubrir el interior de la casa de Rosa López, de Paz Vega y Jesús Castro, de Chiquito de la Calzada y por supuesto, de Íker Jiménez y Carmen Porter... ¡por Dios, qué se debe sentir en esa casa!

Seguramente, la imposibilidad de entrar a estos lugares responda a motivos de producción y otras problemáticas, pero el programa no debería acomodarse en casa de Bertín, sino volver a batallar por lograr que conozcamos al invitado y a su hogar.

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