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Jackie Chan acorrala a Seagal en Paramount con dos de sus más espectaculares acrobacias

Jackie Chan se hace notar a fuerza de golpes en el catálogo de cine que las cadenas plantean para el martes 10 de octubre en televisión. Lo hace a través de dos películas, Supercop (20:15 horas) y Duro de matar (23:50 horas), que emite Paramount Channel y que formarían una más que estimable sesión doble de no cruzarse por medio Steven Seagal en el prime time con uno de sus saldos acostumbrados.

Los asiduos al canal especializado en cine de la TDT ya estarán habituados a otras carambolas en su parrilla (especialmente sangrante puede resultar la inversión en el orden de emisión de secuelas) como esta de colocar al pétreo artista marcial entre dos de las más disfrutables cintas que la estrella hongkonesa realizó en la primera mitad de los noventa. Con todo, podemos encontrar en esta decisión una suerte de discurso improvisado sobre el cine de acción y la diferente concepción del héroe masculino en Oriente y Occidente.

Del inmovilismo sin conflicto de Seagal...

Seagal encumbra un modelo de héroe y por ende de masculinidad construido en base a la ausencia de emoción, incluso de movimiento. El hieratismo refleja su dominio de la situación a la que se enfrenta y determina, así, de la narrativa. En el caso de Seagal, esa inexpresividad se ha convertido, llegado el momento, en una inmovilidad flagrante que se hace patente en la sucesión de subproductos que encabeza en los últimos años, ya fuera del paraguas de Millennium Films y de los estudios estadounidenses.

La trama pivota en torno a su figura, proyectada mediante dobles de luces que evitan el concurso del experto en Aikido en todo aquello que requiera de esfuerzos (ergo, su presencia real se restringe casi en exclusiva a planos cortos). Las coreografías, de forma inevitable, devienen en una planificación vaga. Sus evidentes problemas físicos no son obstáculo para que Seagal siempre triunfe sin mácula o rasguño. Se hace evidente en Justicia Extrema: El ángel de la muerte (True Justice: Angel of Death, Wayne Rose, 2011), remontaje de los episodios siete y ocho correspondientes a la segunda temporada de su serie Justicia Extrema, donde Seagal vuelve a demostrar su condición inasequible, desprovista de conflicto, y con ello de emoción. La acción deviene en trámite, solo disfrutable si acaso desde una perspectiva irónica.

...Al continuo movimiento de Jackie

La duplicidad de los dos Jackies acorrala y neutraliza cualquier posibilidad de interés en este Seagal totémico. Lo hace llevando al paroxismo la concepción dolorosa que adquiere el héroe de acción en el cine hongkonés. En lo formal, el cine de Jackie Chan se fundamenta en el movimiento continuo y en la planificación milimétrica; en lo narrativo, en la idea del trauma, en su sentido puramente clínico, como legitimizador de la condición heroica. Chan construye su imagen idealizada precisamente a base de destruirse a base de peligrosas coreografías. El dolor es imprescindible para la progresión dramática. Unos postulados que no son nuevos -ya están presentes en la obra de Chang Cheh-, pero alcanzan grados de masoquismo inusitado en este astro, que logra a través de estas gestas el estatus legendario.

Supercop (Police Story III) (Ging chaat goo si III: Chiu kup ging chaat, Stanley Tong, 1992), tercera entrega de la cuadralogía iniciada con Police Story: Armas invencibles (Ging chaat goo si, Jackie Chan, Chi-Hwa Chen, 1985) supera en espectacularidad a las dos previas con un apoteósico último acto donde las acrobacias amplifican su riesgo en medio de un tren a toda pastilla con helicópteros de por medio. Chan -y a su vez Michelle Yeoh, felizmente recuperada tras un paréntesis de cinco años desde su anterior referencia cinematográfica- está en continuo peligro, y así lo demuestra en cada lance. El dolor confiere una cualidad cómica intrínseca a todo su cine: su vulnerabilidad no solo física sino emocional se expresa a través de esos gags violentos en los que su cuerpo es golpeado o zarandeado. Gags donde, en resumen, demuestra que no tiene el poder de la situación.

Esto mismo sucede con Duro de matar (Rumble in the Bronx, Stanley Tong, 1995), donde esa comedia implícita se beneficia del hecho de colocar a Chan en un escenario extraño para él. En este caso, interpreta a un joven inmigrante de visita en Nueva York para asistir a la boda de su tío. En este caso, un improbable Bronx rodado en Vancouver. El tono en este caso toma un cariz aún más ligero que en la anteriormente nombrada, por más que estemos hablando de una historia plagada de tribus urbanas, mafiosos, corrupción y ladrones (e incluso una escena con un pobre diablo pasado por la picadora), pero las escenas peligrosas no rebajan el nivel: la pelea en un callejón, con cristales rotos de por medio, el salto de edificios y la persecución final en aerodeslizador son los puntos álgidos en este arriesgado terreno.

Jackie Chan se lleva el asalto precisamente por dilatar su umbral de dolor ante nuestros ojos, y hacernos con ello partícipes de su esfuerzo. No hay espacio para la indolencia, para el inmovilismo: con cada película reafirma su identidad cinematográfica llevándose un poco más al extremo, yendo un poco más allá. No hay peros, ni dobles que valgan.

Sinopsis de Police Story III: Supercop

Ka Kui (Jackie Chan), un policía hongkonés, es enviado a China para acabar con una organización de narcotráfico. Junto a una policía comunista (Michelle Yeoh), se infiltra en el sindicato criminal de Chaibat (Ken Tsang), donde pronto tendrán que enfrentarse a una misión: liberar de prisión a la mujer del capo, la única que conoce el número de cuenta del banco suizo donde la organización guarda su fortuna.

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Sinopsis de Duro de matar

Keong (Jackie Chan) viaja a Nueva York para asistir a la boda de su tío y para ayudar en la tienda de este mientras disfruta de la luna de miel. Durante su estancia en el Bronx se verá envuelto en una lucha de bandas callejeras que acabará salpicando a altas esferas.

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Curiosidades

Dentro del estremecedor historial médico de Jackie Chan, podemos encontrar dos entradas procedentes de los filmes comentados: durante el rodaje de Police Story III: Supercop, el actor se dislocó el hueso de la mejilla; en Duro de matar, se rompió el tobillo al grabar una toma en la que intentaba subirse al hovercraft.

Quentin Tarantino colocó Supercop dentro de la lista que elaboró con sus 20 películas favoritas de entre 1992 y 2009. En una entrevista posterior, el cineasta declaró que si la Tierra fuera a ser destruida y hubiera que preservar solo un único trozo de película lanzándola al espacio, escogería el último acto de esta.