López Ocaña, pistolero de los GAL, detalló su huida tras asesinar a Brouard: “¿Quién nos iba a perseguir?”
Salvados analizó y reconstruyó un atentado de los GALSalvados, un capítulo de la historia reciente de España.
Además, Jordi Évole habló con el expistolero Rafael López Ocaña, uno de los autores confesos de la muerte del dirigente abertzale Santiago Brouard en 1984.
Évole: “Teníais un gran convencimiento de que nadie os iba a perseguir”
El periodista le preguntaba por el asesinato y la huida posterior, algo que Ocaña narró con detalle. En primer lugar explicó cómo estaba todo pensado para que no los reconocieran: “Mi cara no se veía para nada: llevaba barba, bigote, gafas y peluca. Era imposible reconocerme”.
También “llevábamos un calzado dos números más grande que el nuestro por no dejar pisadas que coincidieran con nuestros pies”.
Tras cometer el crimen, explicó que bajaron “del tercero y subía un montón de gente joven, pasamos entre ellos y llegamos a la calle. Me metí en una cabina, dejé el disfraz enganchado detrás del teléfono. Me metí en el coche y me fui a Madrid”.
Sobre el arma del crimen contó que tiró “la pistola a un río, en las afueras de Bilbao. Pasé un puente, paré y la tiré”.
Évole señalaba que, su relato parecía transmitir “un gran convencimiento de que huías pero que nadie os iba a perseguir”. A lo que él respondía con rotundidad: “Claro, ¿quién te va a perseguir? De hecho no nos persiguió nadie. Sabes que está detrás, quien está y no van a hacer mucho por ir a por ti, si son ellos los que te han encargado que lo hagas”.