Cuarto Milenio cerró sus dossieres de “enfermeras del misterio” con dos nuevos testimonios
Cuarto Milenio cerró ayer sus dossieres de “enfermeras testigos del misterio” con dos nuevas trabajadoras que explicaron sus experiencias en el hospital.
Durante varias semanas, el programa ha entrevistado a sanitarios que han tenido experiencias enigmáticas a las que en su sector ya “están acostumbrados y lo tratan con normalidad”.
La muerte en forma de persona y habitaciones paranormales
Para esta última entrega, Carmen Porter habló con las enfermeras Cristina Olmos y Beatriz Laplaza. Ambas aseguraron haber vivido situaciones misteriosas tanto en sus turnos de día y de noche en el hospital.
Hablaron de recibir llamadas a su centralita desde habitaciones en las que no había ningún paciente, de cómo algunas televisiones se encendías solas y algún ordenador movía el cursos sin que nadie lo usara.
Pero además de estas experiencias que, cada una había vivido de forma independiente en hospitales diferentes, tanto Olmos como Laplaza recordaron otros sucesos que sí que les impactaron más.
“Una noche de agosto, un paciente muy joven con cáncer terminal se empezó a poner muy grave”, detalló Cristina, “la médico de guardia le recetó tranquilizantes más potentes, y la energía de la habitación fue creciendo tanto que empezaron a estallar los vasos”. Algo a lo que aseguró que no tenía ninguna explicación lógica.
Seguidamente, Beatriz narró otra de las situaciones más repetidas entre sanitarias: “Un paciente, de unos 93 años, me preguntó que qué función tenía ese hombre vestido de negro y gorro negro que lleva toda la noche sentado”. Cuando miró no vio a nadie y le entraron escalofríos. La enfermera aseguró que el paciente murió al día siguiente y según el criterio de ella, lo que estaba viendo “era la muerte”.
Recalcaron que estos sucesos, entre su sector era algo habitual y lo tomaban con normalidad.