Antena 3

'YAS verano' se despide de su colaborador Javier Cid, fallecido a los 46 años: “Allí donde estés, un beso enorme”

El periodista Javier Cid, redactor de El Mundo y colaborador de varios programas de televisión, ha fallecido a la edad de 46 años. Su cuerpo fue hallado este viernes 22 de agosto en su domicilio, en el madrileño barrio de La Latina, según se apunta desde el periódico para el que trabajaba. No ha trascendido la causa de su muerte.

La noticia se conoció durante la emisión de YAS verano, la versión veraniega de Y ahora Sonsoles. Cid era colaborador habitual de este magacín en el que intervino multitud de veces para comentar temas de actualidad.

Antes de acabar la emisión, la presentadora del programa, Pepa Romero, se puso en pie para anunciar esta “triste noticia para el mundo del periodismo”.

Además de destacar “con elegancia en todos los ámbitos periodísticos a los que se dedicó”, Javier Cid “siempre se sintió especialmente orgulloso por su labor en defensa de los derechos del colectivo LGTBIQ+”, señaló Romero. “Le teníamos un gran cariño, yo personalmente”, añadió con la voz entrecortada.

Las últimas palabras de la presentadora fueron para la familia del fallecido, a la que envió, en nombre del programa, “un abrazo muy grande”. “Y a ti, Javier, allí donde estés, un beso enorme”, dijo con la mirada en alto.

Javier Cid también era colaborador de laSexta Xplica.

Sonsoles Ónega se suma a las condolencias: “Nos vemos donde sea, con el pretexto de siempre, que era ninguno”

También se ha despedido de él Sonsoles Ónega, a quien la noticia ha pillado fuera de su programa.

“Nos quedamos sin la última, mi Javi. No te voy a escribir mejor que Antonio Lucas porque no te conocí desde Pradillo, pero ¡ay! . AY con la mayúscula del escalofrío que aún no me sacudo”, dice en el pequeño homenaje que le ha escrito en Instagram.

“¡Ay, Javi! Lo que te gustaba la tele... Y eso que lo tuyo era la palabra perenne y no la caduca de un plató. El primer periodista que me mandó una vela encendida, rendida, ante su texto. (Ay, Javi). Nos quedamos sin la última, sí. Y ahora que no estás... pido por ti desde la lejanía... Aunque no creyeras en nada, yo sí. Siempre me decías: 'Antonia, que yo no soy de rezar'. Pues hoy me vas a escuchar, reclinada en la primera iglesia que veo abierta”, añade Ónega.

“Nos quedarán tus escritos impecables. Tus mensajes a cualquier hora. Tu sonrisa (que siempre me pareció un poco triste). Tu mirada (que siempre me pareció de verdad). Nos vemos donde sea, con el pretexto de siempre, que era ninguno. Sólo saber... cuándo nos tomábamos la última. Vuela bonito, amigo reciente, inolvidable”, concluye.