¡Dios salve a la reina! ¡Y Dios perdone a la BBC!

El Jubileo de Isabel II, la conmemoración de sus 60 años en el trono, nos ha dejado un fin de semana largo –cosa que se agradece- y un sinfín de fiestas callejeras y eventos públicos de mayor o menor interés. Entre ellos, el más esperado (y publicitado) fue el desfile en barco de la reina, su familia y otras 1.000 embarcaciones por el Támesis.

Como correspondía en este caso, BBC fue la encargada de cubrir el magno evento. Durante casi cinco horas la cadena pública mostró a la reina, mostró los barcos, y mostró cómo hacer de una retransmisión, un soberano aburrimiento.

Habida cuenta de que el acto era de elevadísimo perfil y de enorme visualidad, cuesta entender por qué falló. El programa lo tuvo todo: problemas de sonido, innecesarios y constantes cambios de plano, objetivos empañados…

Los más benevolentes lo achacan al tiempo. El cielo gris y la constante lluvia, quitan brillo a cualquier evento televisivo pero lo de ayer domingo solo fue una molesta lluvia primaveral. Nada nuevo para un medio inglés acostumbrado a climatologías mucho más adversas. Cuesta creer entonces que los fallos técnicos pudieran ser debidos al agua, más bien parecen causados por una falta de previsión.

Lo peor es que ni los presentadores salvaron la papeleta. Su retransmisión fue algo banal, con comentarios sin contenido ni interés. Incluso sin precisión: uno de los presentadores llamó a la reina “Su Alteza Real” en lugar de “Su Majestad”, para escándalo de los medios británicos.

En cualquier caso el jolgorio real sigue adelante. Londres es una fiesta, y visto lo visto en BBC, lo mejor es salir a la calle.

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