Nuevo libro

Todos los chistes del “cavaliere” Berlusconi

El libro del verano en Italia se llama “Berlusconate” y presenta un extenso repertorio de declaraciones gafes, ocurrencias hilarantes y chistes narrados o protagonizados por el primer ministro italiano y clasificados por materias. “Fue fantástica aquella vez que hablé durante 25 minutos de la Conferencia de Seguridad y Cooperación Europea (CSCE) sin saber de qué se trataba. (...) Yeltsin se lamentaba de que Europa no lo ayudaba a resolver la crisis de Chechenia a través de la CSCE y yo me preguntaba de qué estaría hablando. Cuando finalizó, se hizo el silencio, y el sueco Carl Bildt intervino para romper la embarazosa situación: ”Aquí está el presidente de turno (se refiere al primer Gobierno Berlusconi, de 1994), que hable él“.

Y se volvió hacia mí. Yo tuve un sobresalto, después, percibí el ondear de la bandera tricolor a mi espalda y me dije que no podía hacer un penoso papel por el bien de mi país. Y hablé durante 25 minutos de Chechenia, de Europa, de la guerra.“ ”Después, Mitterrand me dijo: “Bien, el asunto queda en tus manos”, mientras que yo seguía preguntándome de qué se trataba. Apenas finalizada la cena, aparté a Felipe González a un lado y le dije: “Pero ¿tú sabes qué es eso de la CSCE?” Él empezó a reír y siguió riendo de manera incontenible hasta terminar sentado en el suelo...“ (”Corriere della Sera“, 2/II/1998).

Así empieza “Berlusconate” (Berlusconadas) (Editorial Nutrimenti), el primer repertorio de declaraciones clamorosas, políticamente incorrectas o simplemente hilarantes del primer ministro italiano, que asume durante estos seis meses la presidencia de turno de la Unión Europea. En casi 200 páginas, los periodistas Alessandro Corbi y Pietro Criscuoli reúnen centenares de frases, anécdotas, pensamientos, aforismos, historietas y chistes protagonizados por Silvio Berlusconi, que, en opinión del filósofo Paolo Rossi, invalida el reparto de papeles de otros tiempos entre el cómico profesional y el rey. “El rey lo hace ahora todo, y lo hace mucho mejor, de modo insuperable.”

En Italia, el humor en la política goza de muy buena salud desde los tiempos de Cicerón, pero tal vez en nuestros días el éxito desborda todas las previsiones. La risa como fuerza liberadora se ha convertido en la única dimensión comúnmente admitida y el mismo jefe del Gobierno cuando no cuenta un chiste le coloca los cuernos a otro político o pretende que sus palabras sean tomadas en sentido irónico. Gafe, cenizo, histrión, burlón, animador de cenas circunspectas y de fotos de familia, con sus gags se está abriendo paso en todo el mundo. El hombre que no para de explicar chistes en sus encuentros con los grandes de la tierra ordenó la presentación de una demanda judicial contra un hombre que lo llamó “bufón” en la audiencia de Milán.

El libro recoge frases como ésta: “Cuando doy un vistazo a mi alrededor veo que no hay ningún gobierno mejor que el mío; tengo un complejo de superioridad que debo frenar”. O lo que dijo en una asamblea de la OTAN: que Roma fue fundada por Rómulo y “Rémolo” o en una cumbre de la FAO, donde señaló con el índice su reloj y advirtió de que él también tenía hambre. “Soy incapaz de decir que no, por fortuna soy un hombre y no una mujer”, es otra de sus sentencias.

Amintore Fanfani, el histórico político democristiano, era un hombre ingenioso y muy inteligente, pero no consta que tuviera pasión por los chistes a su costa. Tampoco el socialista Bettino Craxi. Mussolini fue una tragedia histórica y la “barzelletta” resultó en su periodo más amarga que divertida.

Silvio Berlusconi, en cambio, desborda imaginación y se presta a difundir toda suerte de mensajes satíricos. Si un gobierno se midiera por la cantidad de chistes que corren sobre su presidente, el actual se llevaría la palma. Pero es preciso distinguir entre las diferentes etapas de la vida política italiana. Una ocurrencia sobre Mussolini en plena dictadura acarreaba la cárcel o el destierro y un chiste sobre Fanfani en la televisión pública RAI podía costar la censura. Hoy, las cadenas televisivas, incluida la Mediaset de “il Cavaliere”, están llenas de caricatos que compiten en explicar historietas sobre él.

Si se examina el material que circula se podrá observar que la figura del primer ministro permite un repertorio de lo más variado. Es presidente del Gobierno, líder de un partido nuevo, multimillonario (en euros), propietario de un imperio empresarial y de redes televisivas.

Casado con una ex actriz (una mujer que mantiene una vida discreta y apartada de los fastos sociales), sus hijos y hermano trabajan en sus empresas y ocupan con frecuencia las portadas de los periódicos. Fundamentalmente, Silvio Berlusconi es la encarnación contemporánea del viejo icono del poder y un nuevo modelo visual basado en grandes sonrisas y una irradiación de optimismo ante cualquier circunstancia.

Muchas de estas ocurrencias se refieren a la idea del poder absoluto y la relación entre Berlusconi y Dios (en una de ellas, Dios le pide explicaciones ya que Berlusconi lo ha nombrado sólo vicepresidente). También existe un verdadero filón en sus relaciones con los poderosos del planeta: Berlusconi y Bush, Berlusconi y Tony Blair, Berlusconi y el Papa... Siembre sale con ventaja el Berlusconi que “vende” sus productos a todos, que persuade, que consigue darle la vuelta a la situación menos favorable. De este modo ha conseguido ser la figura central de este festejado libro. Tal vez tenga razón “il Cavaliere” cuando dice que le gustan los chistes porque siempre contienen alguna dosis de verdad.

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