Vertele sigue con su serie sobre los concursos en la televisión. En la primera entrega hablábamos de los pioneros. Ahora, les contamos cómo se incrementaron los premios con “El Reto de los 64.000 dólares” “El Reto de los 64.000 dólares” saltó por primera vez a las ondas el 8 de abril de 1956. El concursante Teddy Nadler, de Saint Louis, consiguió la mayor cantidad, 252.000 dólares. Un productor aumentó el premio y le cambió el nombre llamándole “La pregunta de los 128.000 dólares”. El programa duró dos años, de 1956 a 1958. Uno de los problemas de este concurso era el título. Digan, en voz alta, “La pregunta de los 128.000 dólares” y verán porqué el nombre no acababa de cuajar. “Twenty one”, un escándalo sonado Con estos premios tan altos, corrió el rumor en Estados Unidos de que el programa estaba amañado de manera que los participantes más brillantes y extrovertidos recibían más facilidades para seguir semana tras semana y aumentar, así, la audiencia. El escándalo se confirmó cuando un concursante que había ganado 129.000 dólares en un programa llamado “21”, “Twenty one”, confesó a un Gran Jurado que le habían chivado las respuestas. Este caso fue conocido como “El escándalo del concurso de 1958” y, a causa de ello, el programa dejó de emitirse después de mantenerse diez años. Nuestros lectores recordarán la película “Quiz show”, que recreaba este fraude monumental. Las buenas fórmulas se renuevan, vuelven, y triunfan Los concursos vuelven, son cíclicos. Las buenas fórmulas nunca mueren. Se modernizan, se mejoran, se renuevan, pero vuelven y triunfan. En 1990, la televisión norteamericana resucitó “La pregunta de los 64.000 dólares” con grandes audiencias. A Bob Monkhouse, que elaboraba físicamente las preguntas en Inglaterra, donde también se estrenó, le gustaba llamarlo “Mastermind with Money”. Pero, a diferencia de los Estados Unidos, el premio máximo era sólo de 6.400 libras. “¿Por qué no cambió el título?”, le preguntaron y él contestó: “No se puede jugar con títulos famosos. El concurso tiene la misma carne, pero la salsa es diferente.” En Gran Bretaña, la Comisión Independiente de Televisión decidió inicialmente limitar la cantidad de dinero de los premios. La hora de transmisión del programa determinaba el importe del premio máximo. Pero se podía incrementar con un “bote” que aumentaba si ningún concursante se llevaba el premio. Desde 1993, los límites a los premios quedaron abolidos. Nace ITV en el Reino Unido y apuesta por los concursos En 1955 nace la cadena ITV en el Reino Unido, y empieza a emitir dos concursos importantes: “Doble su dinero”, en la noche de los miércoles, y “Take your pick”, en la de los viernes. Fueron los primeros programas que ofrecieron premios en metálico en la televisión británica. Los dos procedían de la radio y se habían emitido en Radio Luxemburgo antes de pasar a la televisión. El programa abrió nuevos horizontes, ya que fue la primera vez que se permitió hablar a las azafatas en un concurso televisivo. Antes, se utilizaban como “decoración”, pero en éste se permitía que brillara la personalidad de la mujer. El concursante más famoso de “Doble su dinero” fue el futbolista Bobby Charlton, que ganó 1.000 libras contestando preguntas sobre música pop. Nacen concursos basados en “cajas” El concurso “Take your pick” era otra historia. Para este programa se necesitaban pocos conocimientos. Se elegía a los concursantes entre el público del estudio y se les sometía a una aburrida batería de preguntas que duraba un minuto. Estas preguntas eran muy sencillas, pero los concursantes no podían contestar ni sí ni no, ni mover la cabeza positiva o negativamente. Después regresaban para contestar tres preguntas de cultura general. Si las superaban - y casi siempre lo hacían- les invitaban a elegir la llave de una caja. ¿Les suena la historia de las “cajas”?. Se ha usado en muchos formatos, con variaciones. Entre otros, en el “Un, dos, tres” de Chicho y en el actual “Allá tú”, con mecánicas distintas, pero siempre con la idea inicial que inauguró este formato. Por aquel entonces les ofrecían dinero por la llave y si no lo querían, podían abrir la caja y ganar el premio que contenía. Los premios iban desde cosas insignificantes (por ejemplo, una bolsa de té usada) hasta grandes premios de viajes alrededor del mundo. 1955: “Diga la verdad” y “Decídase” La televisión inglesa apostó después por otros dos concursos: “Diga la verdad” y “Decídase”. “Decídase” era un concurso que consiguió grandes audiencias. La idea central era mostrar un objeto al lado de una cierta suma de dinero. Los concursantes tenían que decidir qué era más valioso: el dinero o el objeto. Si lo acertaban, entonces ganaban el dinero o el objeto, según cual fuera más valioso. A veces salían sujetos singulares, como un leopardo vivo. En “Diga la verdad”, de la ATV (Associated Television), había tres concursantes que aseguraban ser una persona concreta, pero sólo uno de ellos lo era y se realizaba en el Hackney Empire de Londres. Duró desde 1955 hasta 1959 con David como presentador. Después lo dejó para presentar “Juke Box Jury”, que aguantó ocho años y medio cada sábado por la noche. Suiza se inspira en Guillermo Tell En los años sesenta, los concursos se desarrollaron paralelamente a los avances de la tecnología y la adoptaron. Seguramente el mejor ejemplo de ello fue “The Golden Shot”, que empezó en Suiza y estaba inspirado en Guillermo Tell. Los concursantes debían tirar al arco para conseguir los premios. Primero debían calificarse por teléfono dictando dónde estaba la diana a un arquero con los ojos vendados. En el arco había una cámara y el telespectador, mirando su televisión, podía dirigir el tiro. Después de su participación telefónica, los concursantes iban al estudio para disparar directamente contra la diana. En una ocasión, se descubrió que uno de los concursantes no telefoneaba desde su casa, sino desde una cabina telefónica y que dirigía el tiro mirando el programa en una televisión que había en una tienda al otro lado de la calle. Después de cambiar la hora de emisión de los sábados por la tarde a los domingos después de comer, el programa, presentado por Bob Monkhouse, consiguió una audiencia de 17 millones de telespectadores. Se emitía cincuenta y dos semanas cada año y Bob recuerda que los desastres eran bastante normales: “En cada programa fallaba algo. El problema es que se emitía en directo. En uno de los programas, un concursante desapareció del estudio y fue al lavabo cuando estaba a punto de salir. Allí oyó como la llamaban, dio un salto y se desmayó.” Parecía que los concursantes convirtieran en costumbre el hecho de desaparecer del estudio. En otra ocasión famosa, dos concursantes, después de competir en la primera manga de tiro al arco, se fueron con la azafata para esperar el próximo turno... pero desaparecieron (no se sabe si fueron al lavabo o estaban paseando: el estudio era un laberinto de pasillos, y recuerden que el programa se emitía en directo), o sea que cuando llegó su turno, el director de escena arrastró a dos desconocidos del público y Bob, un gran profesional, se dirigió a ellos con los mismos nombres de los que habían desaparecido. Los dos ganaron muchos premios, centenares de libras, y ningún espectador llamó a los estudios para decir que se habían equivocado de concursantes. Los concursos en televisión: los pioneros (1ª parte)