Técnicas de televisión

Los directivos y políticos españoles suspenden en comunicación

A pesar de que la imagen es crucial, no lo es todo. Lo importante es comunicar, y para eso tienen que ser ellos mismos. “Hola. Mi nombre es Juan. Soy directivo de una empresa de alimentación y tengo mil personas a mi cargo”. Juan mira al punto rojo de la cámara de soslayo, y su cabeza se esconde entre sus hombros encogidos; brazos cruzados y un tono de voz que sólo su propia camisa oye. Veinte horas después, exhausto, el ejecutivo vuelve al plató. Esta vez se dirige al objetivo con confianza, gesticula con ademanes persuasivos y suelta una retahíla de beneficios netos, brutos y extraordinarios sin aburrir al personal. El mérito es de Juan. Pero, ¿quién le ha enseñado a ser él mismo ante una audiencia que puede ser millonaria? Lo hacen, en Madrid, empresas como Coaching TV, que tiene seis meses de vida, con gente muy experimentada, y que aplica técnicas de la televisión para convertir a una persona de alto rango del ámbito empresarial y político en un líder de audiencias que transmita la máxima credibilidad. Juan aprendió esos trucos para aprender a comunicar junto con un grupo de otras cinco personas. Se trataba de ser uno mismo y de darse a conocer a los demás. “No hay un mensaje, sino que uno mismo es el mensaje. Si a alguien no le gusta cómo es o no le interesa el tema del que habla, tampoco le gustará o interesará a los demás. La comunicación no es una opción: comunicarse es ser”, dice Adriana Kaplan, Directora General de Coaching TV. En comunicación, nunca se puede mentir ¿Y a la hora de mentir? Porque parece que cuanta más destreza en la oratoria, más convincente se es a la hora de transformar la realidad. “Nosotros les decimos a nuestros alumnos que digan la verdad hasta que tengan que decir ‘no hay más comentarios’, o ‘no quiero contestar a esta pregunta’; al que miente se le vuelve después en contra. Se puede decir perfectamente que ‘este año no nos ha ido bien, pero estamos convencidos de que irá mejor’, y resultar tan convincente que los accionistas de esa compañía no le retirarán su apoyo y sus acciones subirán en bolsa. La comunicación hay que ponerla en práctica sobre todo en momentos de crisis”, comenta. Hablar y decir Otra práctica usual es aquella que consiste en hablar mucho pero no decir nada. “Hay que preocuparse por el que está en frente, porque nos comunicamos con él. Y no se trata de hacer una puesta en escena, sino que forma parte de una actitud vital. La comunicación es dar, y, al final, uno termina siendo mejor persona, porque pone más énfasis en el interés del otro”, dice Kaplan. En las escuelas de negocios de Estados Unidos es común que se imparta la asignatura public speaking. En España, el asunto de la imagen comenzó a preocupar hace unos cinco o seis años. Hace tres que comenzó en Zaragoza un plan de estudios del Ciclo de Técnico Superior en Asesoría de Imagen Personal, en el Instituto Santiago Hernández, que incluye módulos como protocolo y usos sociales, técnicas de embellecimiento personal, estilismo en el vestir y formación y orientación laboral. Esta titulación tiene muchas salidas, porque hoy, cualquier líder político, desde el presidente del Gobierno hasta un concejal de una ciudad mediana cuentan con un asesor de imagen. ‘I have a coach...’ (’Tengo un entrenador...’), comentaba sin rubor el premier británico, Tony Blair, con el presidente Aznar en una de sus últimas reuniones. “Hablo con él dos horas cada semana y juntos reflexionamos sobre cómo vivo los acontecimientos políticos, sobre cómo llevo la gobernación del país”, dijo Blair. Un portavoz del Partido Popular asegura que no tienen departamento de imagen como tal, y solucionan la papeleta con la frase “no tenemos a nadie que pueda contestar a sus preguntas”. Pero no es lo que dicen las encuestas ni los expertos. “El tema de la imagen es algo en apariencia novedoso, y sin embargo, está implantado a todos los niveles, desde el ama de casa hasta el director de empresa. A todos nos clasifican por la imagen que proyectamos. En Estados Unidos tienen asesores de imagen para todo desde hace muchos años. En Europa se va a implantar, es cuestión de tiempo, y debemos tener gente preparada”, dice Sagrario Fernández, coordinadora del ciclo formativo del Instituto Santiago Hernández de Zaragoza. La primera impresión se forma en siete segundos Se cuenta que Bill Clinton decidió preparar el desayuno a su mujer al día siguiente de abandonar la Casa Blanca. Bajó a comprar el café y los bollos a una cafetería cercana a su casa. Allí le esperaban varias cámaras de televisión. ¿Casualidad? Resulta difícil pensar que Clinton no tuvo en cuenta las reacciones de la prensa precisamente el día en el que comenzaba una nueva vida. “Aunque no seamos conscientes de ello, empezamos a formarnos una opinión sobre las personas a las que conocemos, o con las que entramos en contacto, durante los siete primeros segundos de nuestro primer encuentro. En ellos analizamos, sin darnos cuenta, la respiración, el ritmo cardíaco, el sudor, el parpadeo, los movimientos corporales y, sobre todo, las reacciones emocionales que van desde la seguridad al miedo –dice Kaplan–. Por eso, para dar la mejor impresión a nuestros interlocutores, es importante tener el tono de voz adecuado, administrar correctamente pausas y silencios. Una mirada que denote interés y un oído que escuche, que no sólo oiga”. Para consultas: Coaching TV