“Labordeta fue siempre un buen hombre. Un buen hombre totalmente equivocado, pero un buen hombre. Su ”puño cerrado“ y en alto del que tanto presumía fue siempre un escarnio a los millones de muertes que su ideología ha causado. Sus canciones van a sonar por última vez el día de su funeral y tal vez en algún documental de La 1 cuando dentro de muchos años vuelvan a mandar los socialistas”.

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