Llega la televisión sin anuncios
Hoy en día se puede ver la televisión sin anuncios en 90.000 hogares norteamericanos. Las culpables son dos empresas, TiVo y Replay, que comercializan un sistema que permite personalizar la programación de las cadenas.
El invento es una caja negra que se conecta al televisor como un video. También está conectado, por teléfono, con un servidor. Dentro de la caja hay un disco duro que permite grabar 70 horas de programación en cinta. No hay que programar nada. Basta con decirle al aparato el tipo de programa que se desea ver y él lo busca en todas las cadenas y horarios. También se puede bloquear lo que no se desea ver, como películas violentas, y detener la emisión de un programa en directo apretando el botón de pausa. Aunque la emisión continúa, cuando estemos listos para volver a sentarnos delante del televisor, podremos seguirla desde donde la dejemos. Si queremos ver una película sin anuncios, basta con apretar el botón de grabación y empezar a verla diez minutos después de iniciada la emisión.
El desarrollo de esta nueva tecnología trae consigo una revolución en los sistemas tradicionales del negocio publicitario y programación en las cadenas. Con la llegada de la televisión a la carta, los espectadores deciden si quieren ver los anuncios o no, lo que obliga a las empresas a buscar nuevas formas de vender sus productos, haciéndolos más atractivos o integrándolos en los programas. Por otro lado, la televisión personalizada supone una gran ventaja para la industria publicitaria, ya que reduce y clasifica el target. Los anunciantes podrán vender su producto de muchas maneras, dependiendo a quien vaya dirigido.
El aparato cuesta unos 200 dólares (40.000 pesetas) con un máximo de 30 horas de grabación. Abonarse al servicio cuesta diez dólares al mes (2.000 pesetas).
Las grandes cadenas de televisión NBC, ABC, CBS, y FOX, conscientes del enorme futuro que sin duda entraña este sistema, han optado por apoyarlo y adaptar las ventajas de esta nueva tecnología a la industria televisiva.