Así fue el final de muerte, crudo y hollywoodiense de 'Olmos y Robles'
'Olmos y Robles', la serie protagonizada por la “extraña pareja” Rubén Cortada y Pepe Viyuela, puso ayer punto final a su primera temporada en La 1, sin saber si será renovada, como ayer explicamos.
En su octavo y último capítulo, la serie se convirtió en un verdadero baño de sangre, entre espectaculares situaciones de acción y muertes.
((Aviso: Spoilers))
En la última lucha de Olmos y Robles contra el villano Almanzor, y como era de esperar, el lado de “la ley” consigue la victoria. Los dos guardias civiles consiguen primero poner definitivamente cara al malvado, y luego acabar de una vez por todas con sus acciones.
Pero no les fue fácil. Un enorme despliegue de unidades especiales, helicópteros, disparos, balas, sangre y muertes fue necesario para descubrir que Almanzor era en realidad Augusto César Alcides, el personaje interpretado por Luis Miguel Seguí.
El agente de los servicios secretos había ayudado varias veces a Robles durante otros capítulos de la serie, pero en realidad él había sido el cerebro criminal detrás de Almanzor todo el tiempo.
Así es el final del malvado “Almanzor”
Tras un capítulo en el que el cerco de Olmos y Robles se estrecha cada vez más sobre Alcides, el agente del servicio secreto consigue tener a los dos amenazados a punta de pistola, mientras les dice que va a matarles para seguir adelante con su plan.
Pero no cuenta con que doña Domitilla (Asunción Balaguer), que también está en la misma habitación, se había escondido una pistola que le da a Olmos. Éste la coge y rápidamente dispara dos veces a Alcides, que cae al suelo.
Antes de morir, Alcides le dice a Robles que “su padre lo sabía” sin revelarle nada más sobre su progenitor, y le adelanta que “ya nadie puede pararlo”.
Emotivo adiós
Después de ser evacuados en helicóptero, ambos sanos y salvos, llega el momento de la despedida.
Robles vuelve al lugar que le correspondía, pero antes se despide emotivamente de su compañero Olmos. “Gracias por salvarme la vida”, le dice antes de fundirse en un abrazo.
También le pide que le despida de todos los habitantes del pueblo, aunque Olmos le dice que no es necesario porque todos están ahí para decirle adiós.