'La familia de la tele' pone en guardia a RTVE: ¿deben saltar ya las alarmas?

'La familia de la tele' en La 1

Marcos Méndez

11 de mayo de 2025 19:45 h

Es un hecho objetivo que marcan las audiencias: La familia de la tele no ha tenido un buen estreno en La 1 de RTVE. El nuevo magacín para las tardes es la gran apuesta de la cadena pública, como se ha visto en su amplísima promoción, su increíble plató y su trabajado evento de acogida con un desfile de carrozas por Prado del Rey. Pero ha empezado lejos de las expectativas que habían creado su propia pompa.

Su 'Gran desfile' del lunes, que sirvió para recibir a sus protagonistas en una RTVE aparentemente volcada con sus nuevos compañeros, ya dejó dudas: 10.1% y 807.000 en su emisión completa (incluyendo Valle Salvaje y La Promesa), pero 8.7% y 769.000 en su primer tramo en la sobremesa (de 15:50 a 16:50 horas), y 9.1% y 708.000 en su segundo tramo en la tarde (de 18:40 a 20:30 horas). Tercera opción. Su emisión especial cometió el error de servir como carta de presentación de sus protagonistas (a los que ya se conoce) y no del programa en sí mismo (que era la intriga), pero precisamente por ese carácter se dejó en cuarentena esperando a sus programas al uso.

El primero de ellos llegó el martes, y fue a peor: 9.5% y 731.000 en su emisión completa con series, pero 8.7% y 765.000 en su primer tramo, y 7.4% y 562.000 en el segundo. De nuevo tercera opción, y además eligiendo unos contenidos que desde luego no ayudaron a demostrar que no era “un nuevo Sálvame”, como habían insistido en su promoción. La semana se complicó por el cónclave papal: el miércoles canceló su primer tramo por un especial informativo en La 1, y metió con calzador unos minutos antes de Valle Salvaje y La Promesa para beneficiarse de su audiencia en su emisión completa (8.9% y 623.000), aunque su tramo de tarde tocó fondo con 6.2% y 445.000. Cayó a cuarta opción.

La actualidad desde el Vaticano revolucionó también su jueves: le dio tiempo a emitir su primer tramo en la sobremesa (que también bajó a 8% y 696.000), y el segundo se canceló por la fumata blanca que anunció al nuevo papa León XIV. Así que su emisión completa, contando Valle Salvaje y un cuarto de hora de La Promesa, se quedó en 9.1% y 760.000. Era difícil, pero el viernes siguió su caída en picado con nuevos mínimos: 7.7% y 674.000 su primer tramo, y un dramático 5.9% y 411.000 en el segundo. Por debajo incluso de los datos que estaba teniendo un concurso ya cancelado como El Cazador, que ha pasado a La 2. En su emisión global, eso sí, se favoreció del récord de Valle Salvaje y de la fuerza de La Promesa para maquillar el dato con 9.1% y 693.000. ¿Entre sus contenidos? Lydia Lozano, Kiko Matamoros y María Patiño hablando de Paz Padilla y de Terelu Campos. ¿Recuerda a algo, verdad?

RTVE y La Osa, en guardia para mejorar su audiencias

Sin dobleces: sus audiencias son insuficientes, y pueden calificarse de malas. Teniendo en cuenta que el liderazgo de las tardes estaba en un lastimoso 10%, y que la apuesta de RTVE era de primer nivel, con 5,5 millones de euros de presupuesto (lo segundo más caro de RTVE sólo tras MasterChef Celebrity), lo cierto es que la expectativa estaba clara: La familia de la tele llegaba para liderar las tardes. Así lo afirmaron literalmente incluso sus protagonistas María Patiño, Belén Esteban y Kiko Matamoros.

Analizando sus audiencias, lo más preocupante no es que el programa esté siendo cuarta opción, sino que apunta al rechazo del público: la parte final de La Promesa se sitúa cerca del 15%, y al empezar La familia de la tele se desploma a en torno al 8%. Una pérdida de 7 puntos en dos minutos. Como cuando La Revuelta pasaba a las Loterías y la apuesta de prime time no podía beneficiarse de su arrastre. La mayoría de los fans de La Promesa, que es líder de su franja, no quieren ver La Familia, por lo que no se beneficia de su pico de audiencia.

¿Podía preverse este mal comienzo? Sin ser adivinos, ya analizamos por escrito, y también de forma oral en el podcast Un tema al día, que el riesgo de RTVE era tremendo. En televisión, como en el cine, siempre hay incertidumbre ante el estreno de una nueva apuesta, pero ésta se sabía que llegaba con condicionantes en su contra porque para mucha gente suponía y supone “llevar Sálvame a la tele pública” y hasta “hacer telebasura en La 1”. RTVE lo sabía, por eso incluyó a dos presentadores más “de la casa” como Aitor Albizua e Inés Hernand, e insistió en que no era “un nuevo Sálvame”.

El problema es que sus protagonistas y sus contenidos sí están siendo puro Sálvame. De hecho, su curva de audiencias no es ascendente, lo que muestra que no va ganando público según avanza su emisión, sino que por momentos incluso lo pierde.

Una máxima televisiva que siempre respetamos, y que se aplica sobre todo a los formatos diarios, es la paciencia. Al analizar los datos de audiencia, cosa obviamente necesaria y lícita, siempre hay que tener en cuenta que estos formatos van rehaciéndose y adaptándose día a día. Revisando sus curvas de audiencia, tanto RTVE como La Osa Producciones ya están en guardia probando y retocando rostros (los presentadores se compaginan más, en vez de estar todos juntos y pisarse), asuntos (han introducido sucesos, actualidad, música), o escenografía (cambio en su plaza central sacando el sofá)...

Probaturas y cambios lógicos por ser un nuevo formato diario, y necesarios a tenor de la evolución de sus audiencias, que esperemos no provoquen el pánico que la misma productora (con su anterior denominación de La Fábrica de la Tele) ya demostró en Cuentos chinos de Telecinco. Sobre todo cuando desde RTVE se insiste en que van a seguir confiando en su gran apuesta.

'La familia de la tele' conecta con Marta Riesco desde el Vaticano

Muchas de esas críticas previas porque la televisión pública apostase por un formato tan polémico como Sálvame eran también internas. Pero parecían estar aguardando a cómo iban sus audiencias. No han tardado en florecer tras sus malos datos de comienzo, primero desde el sindicato USO, luego desde periodistas históricas de la casa, y luego directamente desde el Consejo de Informativos. Se apunta a la crisis reputacional de la marca TVE/RTVE, al ligarse a unos valores que durante años se presentaron como “el máximo exponente de la telebasura”.

Quizás si hubiese funcionado tan bien como La Revuelta estas críticas no habrían llegado (o que si La Revuelta hubiese ido tan mal como La Familia ya le habría pasado a Broncano y compañía), pero al final confirma el tremendo riesgo de RTVE al apostar por este formato. No podía preverse el acierto o fracaso, pero sí esperarse la reacción si arrancaba mal.

¿Hay esperanza para la apuesta más fuerte de RTVE?

Con tan solo una semana en las tardes de La 1, y cinco días en antena que en realidad serían cuatro por sus emisiones a medias el miércoles y el jueves, ni debería plantearse el futuro de un formato diario. Menos aún cuando la propia RTVE manda un mensaje de confianza e insistencia. Pero por un lado, la tele actual requiere alcanzar el nivel de exigencia desde el primer momento; y por otro, el propio programa se había puesto ese elevado listón del liderazgo y hecho crecer sus expectativas y su pompa. Así que lo que se le pide, de hecho, es que cumpla lo que él mismo había prometido.

Antes de su estreno, La familia de la tele incidió en que haría “servicio público”, y más bien está pareciendo lo mismo que se vio en Telecinco durante 15 años. Que es justo lo que RTVE sabía que no podía hacer. De hecho, aunque se ha repetido hasta la saciedad que la cancelación de Sálvame fue sólo por motivación política con el objetivo de situar a Ana Rosa Quintana en la tarde, lo cierto es que el programa ya había sido superado por las telenovelas turcas de Antena 3, había reducido su duración, y se despidió con audiencias que evidenciaban desgaste: un promedio del 13.5% en su versión Naranja y del 10.7% en su versión Limón que sólo le permitía liderar por los pelos y estar sobre la media de la cadena en su primer tramo. A mediados de marzo, ya decíamos:

“Lo que habrá que pedirle a 'La familia de la tele' es que entretenga. No que quiera posicionarse como un ejemplo de servicio público, que para eso ya están otros formatos. Que marque su propio camino alejado del de Sálvame, marcado por el humor y la diversión. Y, a ser posible y con la ayuda de dos fichajes externos como Aitor Albizua e Inés Hernand, que no sea tan reality autorreferencial como sigue siendo 'Ni que fuéramos Shhh', pudiendo verse en cualquier momento sin necesidad de conocer todas sus historias. En definitiva, que como magacín de entretenimiento entretenga y divierta. Que ya es suficientemente difícil”.

El reto del programa y la productora es no ser, o al menos parecer, “lo de siempre”. Y claro que debería tenerse algo más de paciencia que la que han demostrado sus detractores externos e internos, pero también La Familia debería haber demostrado desde el minuto 1 que es algo diferente, como su impresionante plató que sin duda le otorga unas posibilidades enormes. Lo cierto es que de momento no lo está haciendo, por lo que resulta ventajista pedir un cheque en blanco de paciencia alegando que es algo nuevo que debe irse haciendo, cuando al mismo tiempo lo que llega a muchos espectadores es básicamente lo mismo que durante 15 años, o incluso peor para ellos porque al estar en RTVE adopta un tono más edulcorado y rebajado. La sensación es que La Familia sólo sabe que no quiere ser Sálvame, pero no sabe qué quiere ser.

'La familia de la tele' en su plató de RTVE

A RTVE le queda fijarse en referentes cercanos para confiar en que La familia de la tele enderezará su rumbo. Los más inmediatos son de hecho sus rivales: El diario de Jorge vive su mejor momento y llega a liderar con 12% cuando en sus inicios escuchaba rumores de cancelación con 7%, e Y ahora Sonsoles suele liderar con 11% cuando en su comienzo tuvo que recurrir a no incluir publicidad para competir por el liderazgo. Echando la vista un poco más atrás, también Todo Es Mentira estuvo más muerto que vivo en Cuatro y ahora llega a ganar a Zapeando, formato que en su sexta emisión vivió un momento mítico: Frank Blanco preguntó al invitado Paco León cómo trabajaba en Aída sabiendo “que esto se acaba”, y el actor respondió “No lo sé, dímelo tú” por las bajísimas audiencias con las que comenzó el programa. Desde entonces, han pasado 12 temporadas ininterrumpidas en laSexta. En la misma cadena de Atresmedia, aunque cambiando de franja, qué decir de Aruser@s, que llegó con la misión de telonear a Al Rojo Vivo y en sus comienzos no llegaba al 10%, y tras siete temporadas es el rey absoluto de las mañanas.

Hay ejemplos que demuestran que los programas diarios pueden ir de lo más bajo a lo más alto. Formatos que atestiguan que pueden adaptarse y atraer al público hasta alcanzar el nivel de exigencia que se les requiere, e incluso superarlo. La familia de la tele ha vivido un arranque que le aleja de sus altas expectativas, y ha podido defraudar a los fans de Sálvame por no ser Sálvame, y a los que querían que fuese “algo distinto” a Sálvame por parecerse demasiado a Sálvame. Un tercer grupo ya estaba en contra previamente a su estreno, y las malas audiencias le han hecho aflorar más que antes. Mientras las tardes siguen ofreciendo un espacio propicio por su debilidad y no contar con un dominador, el reto sigue siendo el mismo: marcar su propio camino alejado del de Sálvame.

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