Leticia Dolera se consolida como autora con 'Pubertat', una serie que reflexiona sobre el impacto de una agresión sexual

Una escena de 'Pubertat', la nueva serie de HBO Max

Pedro Zárate

Hace diez años, Leticia Dolera se dio a conocer como directora con Requisitos para ser una persona normal. Aquella comedia de bajo presupuesto y alto impacto en la temporada de premios (tres nominaciones a los Goya, tres Biznagas de Plata en el Festival de Málaga) seguía las andanzas de María de las Montañas, una chica que, haciendo honor al título de la película, buscaba convertirse en una persona 'normal' para revertir su desafortunada vida. Paradójicamente, Dolera ha recorrido en este tiempo el camino contrario al de su personaje, pues ha pasado de ser una actriz aparentemente 'normal', con sus éxitos y sus fracasos, a ser algo mucho más importante dentro de la industria: una autora con voz propia.

Su ópera prima puso la primera piedra en esta dirección, pero el verdadero cambio lo vimos con la primera serie que llevaba su firma,Vida perfecta (Movistar Plus+, 2019-2021). En ella, Dolera ejercía de creadora, coguionista, codirectora y coprotagonista para contar aquello que más le inquietaba por aquel entonces: desmitificar la maternidad, hablar abiertamente de sexo y retratar la crisis existencial de un grupo de treinteañeras. Ahora, la barcelonesa vuelve a multiplicarse para dar forma a su segunda creación televisiva, Pubertat, que verá la luz este miércoles 24 de septiembre en HBO Max y más adelante en 3Cat, la televisión pública catalana.

Una agresión sexual, el punto de partida de 'Pubertat'

A diferencia de su predecesora, aquí el punto de partida no da pie a la comedia: de un día para otro, tres jóvenes adolescentes son acusados de haber agredido sexualmente a su mejor amiga. El relato no se centra únicamente en la víctima y sus presuntos agresores, sino también en sus padres, que Dolera utiliza para dos cosas. La primera, reflexionar sobre hasta qué punto nuestras acciones están condicionadas por las de nuestros progenitores. Y la segunda, retratar cómo los padres se enfrentan a un hecho tan delicado mientras lidian con sus propias circunstancias, ya sean éstas ser un padre controlador, un viudo que no supera la muerte de su esposa o una madre feminista que ve cómo su hijo es acusado de aquello contra lo que ella lucha.

Manu, Pol y Steven, tres de los protagonistas de 'Pubertat'

Esa madre es Júlia, el personaje de Dolera, una mujer que está entre la espada y la pared. Es una periodista y escritora de fuertes convicciones feministas, pero también una madre que no puede consentir que acusen a su hijo de un delito sexual. Aunque ella no es la protagonista de Pubertat, sí es un personaje clave para entender que en esta serie casi nada es blanco o negro, sino que hay muchos grises y muchos problemas detrás de la agresión sexual con la que empieza todo.

Estos problemas van desde la masculinidad tóxica y la presión social hasta los padres y madres ausentes, las heridas del pasado, la homofobia o la desatención que sufren algunos de nuestros jóvenes, que buscan en Internet lo que añoran en la vida real. De alguna manera, todos los personajes de Pubertat están definidos por su propio contexto social y vital, incluyendo a los presuntos agresores sexuales, lo que hace de ésta una producción muy rica en matices.

'Pubertat' y su conexión con 'Adolescencia'

A lo largo de sus seis episodios, rodados en catalán y coescritos por Dolera junto a Almudena MonzúDavid Gallart figura como coargumentalista en dos episodios—, la serie va descubriendo quién o quiénes fueron los autores del supuesto delito y cómo, dónde y por qué lo hicieron. Sin embargo, tan importantes son las respuestas a estas preguntas como el debate que suscitan, pues Pubertat, por encima de una serie, lo que pretende es ser una excusa para reflexionar sobre aquello que preocupa a Dolera.

La autora no esconde esta intención, sino que la manifiesta de una manera muy evidente, hasta con escenas planteadas a modo de tertulia o grupo de debate. Con ellas busca que el espectador sea activo, que reflexione sobre el consentimiento sexual o sobre los peligros que corren nuestros jóvenes en internet. Un tema, este último, que une directamente a Pubertat con Adolescencia, aunque una no es resultado de la otra. La primera fue creada y rodada mucho antes de que irrumpiera la miniserie británica de Netflix, pero que ambas se hayan estrenado el mismo año demuestra que comparten dos preocupaciones de nuestro tiempo: cómo se relacionan los adolescentes con la red de redes y cómo dan sus primeros pasos en el terreno sexual.

Leticia Dolera, en 'Pubertat' de Max

Ambas funcionan como complemento de la otra al acercarse a estas mismas inquietudes desde prismas muy diferentes. Adolescencia, por ejemplo, aborda un asesinato, y a través de él ofrece un relato más crudo, oscuro y desesperanzador que el de Pubertat, que utiliza la agresión sexual como un vehículo de aprendizaje para sus protagonistas, tanto para los que están directamente implicados en la agresión como los que no. Además, el virtuosismo visual exhibido por la serie de Netflix con sus planos secuencia no se ve en la serie de HBO Max y 3Cat, que a cambio ambienta la acción en un universo mucho más rico: el de los castells, esas torres humanas tan típicas de la cultura popular catalana.

Los agresores y la víctima son castellers de la misma agrupación (colla castellera), lo que a simple vista invita a trazar un paralelismo entre la historia que cuenta Pubertat y la del caso de 'La Manada', ocurrido hace ya nueve años en los Sanfermines de Pamplona. Sin embargo, la elección pronto acaba cobrando otro significado: el castell funciona como una metáfora de nuestra sociedad. Para que cada generación llegue más alto que la anterior es fundamentel construir una base sólida, pero esto solo será posible si sus miembros confían plenamente entre sí, pues de lo contrario, el castell/la sociedad se vendrá abajo. Igual que pasa con el sexo, que los problemas empiezan cuando no hay confianza entre las partes implicadas.

La ambientación de los castells da color y un toque diferencial a una serie que tiene mucho mérito. Pubertat lo tenía todo para descarrillar, ya fuese por el delicado tema que aborda o por la inexperiencia de sus jóvenes protagonistas, la mayoría de los cuales debutan como actores en esta serie. Sin embargo, lo nuevo de Leticia Dolera sale bien parado de este desafío por la mano y la honestidad de la catalana, que se aleja de posibles maniqueísmos para ofrecer una historia contada con naturalidad y autenticidad que prefiere contextualizar a sus personajes antes que juzgarlos. Una historia sobre adolescentes que, al igual que ha pasado con Adolescencia, bien podría proyectarse en los institutos para concienciar sobre las cuestiones que aborda.

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