La verdad del “edificio favela” más alto del mundo, visto en 'Homeland'

En la tercera temporada de Homeland, la serie viajaba a Caracas (Venezuela), donde centraba sus miras en la Torre de David. En su interior, los protagonistas encontraban delincuencia, prostitución, tráfico de armas... La realidad del inmueble no es, desde luego, la que mostraba la serie de Showtime, aunque lo que sí es cierto es que el citado rascacielos pasa por ser el “edificio favela” más alto del planeta. Idealista hace un repaso por los recovecos de este edificio en un extenso artículo.

Un rascacielos propulsado por un banco que acabó quebrando

La Torre de David comenzó a construirse en 1985, gracias al papel de David Brillembourg y del banco metropolitano. El edificio era el primero de seis planeados por el magnate para dar muestra de su poderío económico. Sin embargo, nueve años después, cuando solo esta torre estaba finalizada, la entidad quebró y las obras se paralizaron.

El estado venezolano se acabaría haciendo cargo del edificio y trató, sin éxito, de subastarlo. Poco a poco, familias sin recursos decidieron ocupar el edificio, ante el gris panorama inmobiliario del país. Apenas quedan pisos de alquiler en el estado y, ante esa situación, la ocupación se convierte en única vía de escape para los venezolanos.

Los habitantes han conseguido unos mínimos de electricidad y agua corriente

De sus 45 plantas (para un total de 190 metros de altura), se encuentran habitatadas 20 de ellas, en las que viven en torno a 750 familias. El estado del edificio es precario, y las viviendas evidencian graves problemas de construcción. Sin embargo, sus habitantes han podido obtener unos mínimo de electricidad y agua corriente para su vida diaria. Eso sí, para desplazarse por las plantas, no hay ascensor disponible. La única alternativa posible es una “moto-taxi” con la que se puede subir hasta la décima planta. Para acceder al resto de pisos, los inquilinos no tienen otra opción que ir a pie.

Esta comunidad de vecinos “okupa”, que se encuentra en pleno centro financiero de la ciudad, ha tratado de compensar las carencias que se encontraban promulgando un modo de vida comunitario: los residentes han desarrollado colegios, zonas de recreo, establecimientos, así como una serie de servicios de gestión y mantenimiento.

Por tanto, con sus no pocos problemas, la imagen de la Torre de David y sus ocupantes dista de la que enseñaba Homeland, que hacía de este rascacielos un hogar para los terroristas y delincuentes de toda calaña.

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