Crítica

Berto Romero pasa a 'El otro lado' con un equilibrio modélico entre comedia, terror y crítica a los medios de comunicación

Berto Romero y María Botto, en un capítulo de 'El otro lado'

Pedro Zárate

Lo paranormal juega un papel clave en El otro lado, la nueva serie original de Movistar Plus+, así que tiene sentido que vea la luz este jueves, 23 de noviembre, en un contexto diabólico, endiablado y endemoniado para sus intereses. Al fin y al cabo, es la primera serie de la compañía tras La Mesías, y al mismo tiempo, la primera serie creada y protagonizada por Berto Romero desde Mira lo que has hecho. Es decir, que si hay un fantasma a ese “otro lado” al que apela el título, es el de las altas expectativas, casi siempre implacable y casi siempre injusto a la hora de valorar una obra de ficción.

De todas formas, la intención aquí no es comparar lo nuevo de Berto con lo último de 'Los Javis', ejercicio inútil donde los haya a pesar de los puntos en común que existen entre sus propuestas, ya sean estos simples (la plataforma que las acoge) o más complejos (su apuesta por la mezcla de géneros y su gusto por el terror). Aun así, lo justo, y lo que tiene más sentido, es analizar El otro lado desde el marco de Movistar Plus+ y de la propia obra de Berto Romero. Y en ambos casos, la nueva creación del catalán sale bien parada.

En primer lugar, porque es una serie diferencial, de esas que no ves a menudo. El tipo de producción que la plataforma lleva abanderando desde 2017, y que tiene aquí uno de sus mejores ejemplos. Algo que conecta directamente con lo segundo, la comparativa con Mira lo que has hecho, que El otro lado aguanta de forma meritoria para satisfacción del Berto Romero creador, que sale reforzado gracias al sensato ejercicio que realiza aquí: distanciarse de su primera serie para ofrecer algo diferente, pero sin renunciar a ciertos puntos que funcionaban en ella.

Una serie que respeta al máximo lo paranormal

En este sentido, pocas cosas resultan más efectivas que el terror para marcar diferencias con una comedia ligera. Y El otro lado se abraza a él a través de la figura de Nacho Nieto (Berto), un periodista de misterio que, tras años y años trabajando en importantes programas de TVE y RNE, ahora trata de sacar adelante su modesto canal de YouTube. Una alternativa profesional que le da muy pocas satisfacciones, lo que hace que vaya vagando por la vida con mucha más pena que gloria.

Sin embargo, un día la suerte (o su prima, en este caso) llama a la puerta con un suceso que promete cambiarlo todo: el de Eva (María Botto) y Rubén (Hugo Morenilla), una madre y un hijo que todas las noches sufren en su casa el mayor caso de poltergeist de la historia reciente. Nacho investigará lo que ocurre en ese piso de la mano de Julia (Eva Ugarte, que repite tras Mira lo que has hecho), su productora en la etapa de RNE, y el espíritu del doctor Estrada (un fantástico Andreu Buenafuente), el presentador de La sombra del misterio, programa del que Nacho era reportero en sus inicios.

A partir de aquí, El otro lado se adentra en lo paranormal con muchísimo respeto, tanto por los fenómenos en sí mismos como por los profesionales que los investigan. Por supuesto, hablamos de una serie de Berto Romero, así que también hay comedia, pero aquí funciona como un parte. Por decirlo de alguna forma, esto no es Scary Movie, que recurre al género de terror para reírse de él. No, aquí las escenas de terror buscan dar miedo de verdad, y el humor, rebajar la tensión que estas producen antes y después, pero nunca durante.

'El otro lado' va más allá de la comedia y el terror

Se trata de un equilibrio tan bien medido como ejecutado, y del que El otro lado hace gala a lo largo de todo su metraje, compuesto por seis episodios de 30 minutos. De hecho, de haberse quedado aquí, la nueva producción de Movistar Plus+ ya merecería la pena. Pero si alcanza un nivel superior es porque Berto vuelve a usar acertadamente la ficción para jugar, a partir de la comedia, con ciertos comportamientos del mundo que nos rodea.

En Mira lo que has hecho se hablaba de la paternidad, de los peligros de las redes sociales e, incluso, de la división de la izquierda, recreada en una escena en la que activistas LGTBI y activistas antifascistas terminaban a la gresca. En El otro lado también se habla de la relación entre padres e hijos, pero también hay alusiones al uso del término “maricón” en la actualidad, a “Perro Sanxe” y “extremo centro”.

Aun así, quizá lo que más interesa a Berto Romero es señalar el estado actual de los medios de comunicación. No solo su sabida precariedad -Nacho Nieto se hace youtuber porque sufre un ERE en Radio Nacional-, sino también el mal ejercicio del periodismo que realizan algunos de sus profesionales. El concepto “extremo centro”, de hecho, está muy asociado a la figura de Iker Jiménez, que sobrevuela a lo largo y ancho de El otro lado a través de su indisimulado trasunto en la ficción, Gorka Romero, interpretado por un estupendo Nacho Vigalondo.

En un alarde de honestidad, Berto le ha puesto su apellido al personaje porque asume que cualquiera, incluido él mismo, podría haberse desviado del camino y haber terminado como Gorka, al que retrata como un ejemplo de mala praxis televisiva. Justo lo contrario que Nacho Nieto, que representa el idealismo periodístico que siente en la realidad Berto, aspirante de periodista (estudió la carrera, pero no la terminó) antes que cómico. 

Sin embargo, mientras uno recoge premios y goza de gran popularidad (Gorka), el otro aún recibe tuppers de su madre al borde de los 50 (Nacho). Una imagen doble que, aun por obvia (se gana más dinero con el mal periodismo que con el bueno), dota a El otro lado de un discurso independiente de lo paranormal. Lo cual evidencia el gusto de Berto Romero por ir más allá de lo esperado, muy de agradecer en este nuevo trabajo. La cuestión es si lo verá Iker Jiménez, que probablemente disfrute del respeto que muestra la serie por el misterio. Por su papel de periodista, quizá no tanto.

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