Crítica

'La familia': Amazon cuenta la historia de nuestra mejor selección de basket en 4 cuartos con prórroga de épica y lágrimas

La selección española de baloncesto, celebrando el Oro en Japón 2006

Laura García Higueras

Que “cualquier tiempo pasado fue mejor” es una frase que hemos escuchado y formulado en multitud de ocasiones. También hemos padecido y padecemos las consecuencias de la nostalgia: el arma por antonomasia capaz de animarnos, rompernos, inyectarnos energía, desbordarnos por los recuerdos y devolvernos, aunque sea por unos minutos, las emociones que nos hicieron sentir vivos e indestructibles alguna vez. La nostalgia unida con la épica tiene como resultado un cóctel imbatible de disfrute, empaque y también entretenimiento. Ambos componentes forman parte del ADN del deporte y, desde hace algo más un año -con The last dance como punta de lanza-, se ha convertido en una mina televisiva. La lista de documentales deportivos que copan nombres como Carolina Marín, Iker Casillas, Sergio Ramos y Fernando Torres; la engrosa ahora La familia. La docuserie de Amazon Prime Video -ya disponible-, sobre la mejor selección de baloncesto de nuestro país.

Un deleite de viaje en el tiempo narrado por sus propios protagonistas, que comienza con los apodados como 'los juniors de oro' (Pau Gasol, Felipe Reyes, Juan Carlos Navarro, Raül López y José Manuel Calderón -desenmascarado en Mask Singer hace unas semanas) recordando cómo pasaron de ganar el Mundial Junior de Portugal en 1999 a convertirse en los referentes y líderes de la selección absoluta. Y cómo entonces se sumaron a un grupo de veteranos como Jorge Garbajosa y Carlos Jiménez, y que se iría ampliando con otras figuras como Rudy Fernández, Ricky Rubio, Sergio Rodríguez, Marc Gasol y Sergio Llull.

Juntos se han colgado la medalla de oro en dos Mundiales (Japón 2006 y China 2019); dos de plata (Pekín 2008 y Londres 2012) y una de bronce en los Juegos Olímpicos (Río 2016); y tres de bronce (Turquía 2001, Eslovenia 2013 y Turquía 2017), dos de plata (Suecia 2003 y España 2007) y tres de oro en el campeonato Europeo (Polonia 2009, Lituania 2011 y Francia 2015). Una gesta histórica que podría seguir ampliándose este año, en los Juegos Olímpicos de Tokyo. Como aperitivo, la madrugada de este lunes 19 de julio disputan su último partido de preparación ante Estados Unidos (Cuatro, 03:00h), repitiendo dos de las tres últimas finales olímpicas.

El valor de una historia de épica real

Construir un equipo que durante dos décadas se ha mantenido en lo más alto de la competición es una hazaña muy complicada. Hay muchas piezas en juego con las que completar el puzzle de la gloria: que los jugadores sean buenos, compitan y les luzca, que haya un entrenador que les guíe y sepa gestionar tanto talento, que las posibles lesiones no pesen de más, que las circunstancias personales acompañen; y un punto de suerte en los sorteos y devenir del resto de las selecciones -que Argentina ganar a Estados Unidos en la semifinal del Mundial de Japón fue clave-. Por ello, el mérito de la apodada como 'La familia' es tan trascendental y único.

Sus protagonistas se han convertido en un grupo de amigos que cuando visten la camiseta roja muerden como si fueran uno; pese a que después, cada uno en sus clubes, se hayan tenido que enfrentar y hayan podido tener hasta encontronazos. Aquí no importa, y esto es algo que queda patente en la docuserie por los testimonios recogidos, cómo hablan de sus compañeros, la alegría y emoción con la que recuerdan, la mentalidad que mantienen y lo orgullosos que están de formar parte de algo tan grande dentro de la historia del deporte en nuestro país.

Además, se añade el atractivo de que la suya es una disciplina de equipo. El talento individual es igual de valioso -Rafa Nadal, Carolina Marín, Mireia Belmonte, Fernando Alonso, etc.-, pero aquí está en juego que varias personas sepan funcionar como una sola. Algo complicado, fuente de valores y un regalo que ver y compartir. Los entrenadores han sido fundamentales para hacer de sus egos una fortaleza y no una debilidad. “No puede haber un liderazgo único”, explica Pepu Hernández, algo que también valoran los 'coaches' Charly Sainz de Aja, Aíto García Reneses, Sergio Scariolo y Juan Antonio Orenga.

Episodios cortos y la complicidad como late motiv

La familia está compuesto por cinco entregas, que funcionan como los cuatros períodos en los que se dividen todos los partidos de baloncesto, y un extra titulado El relevo. Su duración de 30 minutos es, sin duda, uno de su grandes aciertos. Pese a que a los seguidores de este grupo se les hará incluso corto, realmente consigue hacer un ejemplar ejercicio de condensación. Y sin por ello restar voz a sus protagonistas e incluyendo imágenes de archivo que ponen la piel de gallina. Conocer el significado de su grito 'muro', que no solo designa su mentalidad defensiva, funciona como leitmotiv al ser una expresión que ninguno quiere revelar. “Pregúntale a Álex Mumbrú”, responden todos por separado con una sonrisa pícara.

Su amistad, las míticas partidas de pocha, las novatadas -Ricky Rubio cuenta que le hicieron ir cada día en la Villa Olímpica de Pekín 2008 a por hamburguesas del McDonalds para el resto del equipo-, las celebraciones, confusiones sobre quién debía levantar según qué trofeo y el recuerdo de cómo Pau tuvo que ir a comprarse unos zapatos que le entraran antes de la inauguración de las Olimpiadas de Londres 2012 en las que ejerció de abanderado; retratan la vis cómica, terrenal e ingeniosa de este grupo de ídolos.

Eso sí, en lo alto de la escala de emoción está su gestión de los momentos duros. Tanto el fallecimiento de personas cercanas a jugadores y entrenadores, como las -siempre inoportunas- lesiones. Una de las más sonadas fue la de Pau Gasol en la semifinal del Mundial de Japón. El pívot se rompió el tobillo en una jugada, pidió cambio, tiró dos tiros libres cojo, los metió y se marchó al banquillo. Lloró lo incontable, pero España ganó el partido. En un momento en el que tendría que haber primado la celebración, cuando Pepu Hernández entró en el vestuario lo que se encontró fue un silencio absoluto, caras apagas y lágrimas. “Lo que pensaban es: 'Qué faena que nuestro amigo Pau se pierda el partido más divertido'”, explica a través de una situación que demuestra su fuerte unión. La mejor noticia es que la historia tuvo final feliz, sus compañeros salieron a ganar también por él y se alzaron con el oro. El mayor de los Gasol fue elegido MVP.

La otra gran noticia es tras disfrutar de la docuserie, la conclusión es que el tiempo pasado no tiene por qué ser mejor. Esta selección y este grupo humano continúa compitiendo. Algunos se han ido retirando, pero su espíritu competitivo, talento, ansia por ganar, compañerismo y carácter se mantienen intactos. Unidos, llegan a Tokyo dispuestos a todo y, quién sabe, el próximo año Amazon añada un nuevo capítulo a La familia. Ojalá su 'muro' siga funcionando.

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