Crítica

'La noche que Logan despertó', una serie impecable y un punto de inflexión para Xavier Dolan

Xavier Dolan dirige 'La noche que Logan despertó' e interpreta el personaje de Elliot Larouche

Gabriel Arias Romero

Para qué andarnos con rodeos si se puede afirmar con rotundidad que La noche que Logan despertó es una obra maestra. Quien la firma, Xavier Dolan, nos tiene acostumbrados a películas excelentes como Yo maté a mi madre, Laurence Anyways y Mommy. Su primera serie, ya disponible en Filmin, no es una excepción.

La noche que Logan despertó se acaba de estrenar envuelta en excelentes comentarios pero sin el éxito esperado. Sólo España, Francia, Canadá y Japón han mostrado interés por el último título del joven cineasta canadiense, que dice estar “cansado y desanimado” tras embarcarse en un proceso tan “desagradecido” como este.

“No he ganado nada con la serie. Invertí mi salario en la producción y mi padre tuvo que prestarme dinero. Es un proceso muy desagradecido, estoy cansado y desanimado. La solución más sencilla es hacer publicidad y construirme una casa en el campo”, declaró hace unos días en una entrevista con El País.

“¿Por qué nadie más la compró? ¿Porque está grabada en francés, porque sólo tiene cinco episodios? (...) Termino preguntándome si mi cine es malo, pero sé que no lo es”, añadió.

A sus 34 años, Dolan, que lleva la mitad de su vida delante y detrás de las cámaras, inicia una nueva etapa. Parece que esta mala experiencia con la miniserie ha sido el empujón que necesitaba para replanteárselo todo. Cansado de hacer películas que “luego casi nadie ve”, anuncia que deja el cine para centrarse en su “salud, familia y amigos”. Antes, eso sí, acabará de grabar la serie en la que está trabajando con HBO.

Una familia traumatizada por el pasado

Al margen de los números, del éxito o fracaso de sus producciones, el artista canadiense tiene motivos suficientes para estar orgulloso de su obra, en la que ya ocupa un lugar destacado La noche que Logan despertó, otro ejemplo del talento que maneja delante y detrás de las cámaras.

Dirige con aplomo este thriller psicológico en el que también interpreta a uno de los personajes principales. Es la historia de una familia traumatizada por un misterioso acontecimiento del pasado, un suceso que desunió para siempre al inseparable trío que formaban Mimi, su hermano Julien y Logan, el vecino de enfrente.

Treinta años después, la matriarca de la familia Larouche agoniza en una cama arropada por sus cuatro hijos. Los hermanos llevaban mucho tiempo sin verse, sin dirigirse la palabra, y ahora, convocados por quien los trajo al mundo, tendrán que enfrentarse a los miedos y rencores que les separaron en aquella fatídica noche de 1991.

El cine de Dolan, muy presente en su primera serie

La noche que Logan despertó es la adaptación televisiva de una obra de teatro de Michel Marc Bouchard, autor canadiense del que también tomó otra gran historia, la de Tom en la granja. Sobre el escenario, la acción se desarrolla en una sola noche; en la pantalla, el terremoto sacude a la familia durante unos cuantos días.

Dolan necesita cinco capítulos de 60 minutos para hurgar en la herida de estos cuatro hermanos que tienen muchas explicaciones que darse. Los describe a la perfección, con la sensibilidad y la belleza narrativa que despliega en cada una de sus películas. Y con la ayuda de cuatro actores que encajan perfectamente en el traje emocional que se ha diseñado para ellos: Julie Le Breton, Patrick Hivon, Éric Bruneau y el propio Dolan. La canadiense Anne Dorval interpreta a la excéntrica matriarca, Mado Larouche, mientras que Magalie Lépine-Blondeau da vida a un personaje totalmente necesario: Chantal, mujer de Julien.

Una vez más, recurre a la familia, elemento central de todas sus películas. Y en especial, a la relación entre madres e hijos. Esta vez, con altas dosis de suspense para cautivar la atención del público ante un relato que, si no fuera por el misterio, acabaría expulsando a los espectadores menos familiarizados con este modus operandi.

El dolor, el rencor, el odio, el amor, la bondad, el perdón, los problemas de salud mental y la sexualidad también están presentes en su primera serie. No iba a renunciar al motor de su creación, que es, en definitiva, el motor de nuestras vidas.

Dolan plantea los conflictos con el dramatismo y la exageración que le caracterizan. Pero no se aleja de la realidad, no es inverosímil la naturaleza de los acontecimientos. Y los envuelve en esa atmósfera tan asfixiante como bella, cuidada hasta el último detalle y arropada por las notas de Hans Zimmer y David Fleming.

Xavier Dolan cuenta la vida desde el arte. Es lo que siempre ha hecho en sus películas y lo que hace en su primera serie. Satisfecho con el resultado pero no con el éxito de sus piezas, el canadiense inicia una nueva etapa profesional. “Hacer películas me duele demasiado y no me da lo suficiente a cambio”, le contó a elDiario.es.

Se despide, o dice 'hasta pronto', con esta obra maestra que Filmin trae en exclusiva a España. Una serie que produce un sentimiento de plena satisfacción pero que también nos provoca cierta tristeza. En este caso, no por la historia contada, que también, sino por el desánimo con el que su creador tira la toalla. En cualquier caso, lo importante es que sea feliz, así que a sus seguidores no nos queda más que agradecerle el excelente legado que nos deja.

Etiquetas
stats