Arturo Valls vuelve con 'El 1%' y “no se ve” en Telecinco: “Es una cuestión de ética, ¡ríete tú ahora de la cadena triste!”

¿Sería capaz de responder correctamente a una batería de preguntas donde la lógica es fundamental? Esta es la premisa de partida de El 1%, concurso que reabre sus puertas en el prime time de Antena 3 para poner a prueba a distintos valientes que, si llegan hasta el final, pueden ganar un total de 100.000 euros. Con motivo del estreno de la segunda temporada este miércoles 29 de octubre, Arturo Valls toma asiento en verTele para abordar distintas cuestiones en esta entrevista. Más allá del formato, el valenciano no concibe dar un hipótetico salto a Telecinco.

El presentador, que regresa con nuevas entregas “más divertidas y más sueltas”, reflexiona también sobre la evolución constante a la que se enfrenta la televisión en abierto, los límites del humor y la batalla del access entre Pablo Motos y David Broncano. A su juicio, que los formatos previos retrasen el comienzo de las ofertas estelares “no es bueno para el país”. De hecho, pone como ejemplo Mask Singer: tanto sus familiares como sus amigos tienen que esperar hasta altas horas para descubrir al famoso enmascarado.

Además de El 1%, Valls continúa al frente del citado talent show y ha coqueteado recientemente con RTVE gracias a That's My Jam. Esta “anomalía” se produjo porque ahora mantiene una “relación abierta” con Atresmedia; sin embargo, hay una puerta que mantiene completamente cerrada: la de Mediaset. El presentador se pronuncia tajante al respecto y tira de hemeroteca: “Eso no va a ocurrir, es una cuestión de ética […] ¡Ríete tú ahora de la cadena triste!”.

El prime time parece estar más apretado que nunca. ¿Qué debe hacer El 1% en esta segunda temporada para mantener los resultados de la anterior?

Bueno, lo que voy a hacer ya está grabado [risas]. Yo creo que hay una norma que es: “Cuando algo funciona no lo toques demasiado”. Yo creo que vamos a repetir lo que funcionó en la primera temporada, que se acogió muy bien. Lo que sí recuerdo de las grabaciones es que está incluso más divertida que la anterior, porque nosotros nos hemos soltado más, ya sabíamos cómo había reaccionado la gente; con lo cual, digamos que hemos subido un puntito esto de la comedia, el entretenimiento y la diversión. Al principio teníamos esa cosa de la solemnidad y de darle emoción.

¿Consideras que es un formato que va más allá del simple entretenimiento? En caso afirmativo, ¿falta cultura en prime time?

Pues fíjate que en este caso, curiosamente, diría que no tiene que ver tanto con la cultura, con el conocimiento, sino más con el sentido común y con la lógica. Creo que es lo que hizo diferente a El 1%. Que no tiene que ver con tus conocimientos académicos o culturales, sino en cómo funciona tu cerebro. Y eso es lo que la gente luego lo apreció. Pero claro que hace falta más cultura, siempre. Eso nos haría mejores, sin duda alguna.

¿Cómo ves la guerra del access entre Pablo Motos y David Broncano? ¿Temes que afecte o crees que puede beneficiar a El 1% de algún modo?

Un buen arrastre siempre es mejor para el programa que luego recoge, pero lo que no nos viene bien es que empiece tan tarde [risas]. Pero ahí no hay nada que hacer, son cosas de las cadenas y de cómo está establecido en nuestro programa, en nuestra parrilla. Que empiece tan tarde el prime time... yo soy sufridor porque tanto Mask Singer como El 1% hacen que mi familia, mis amigos y los seguidores se tengan que acostar tardísimo. Y eso no es bueno para el país.

Tanto 'Mask Singer' como 'El 1%' hacen que sus seguidores se tengan que acostar tardísimo. Y eso no es bueno para el país

Como presentador, ¿te fastidia o sientes presión cuando un programa empieza a horas tan tardías?

No, no es presión, es malestar. El 1% aún, pero un programa como Mask Singer, que tienes que verlo en directo porque la gracia es ver quién está debajo de esa máscara… Claro, ver eso a la una y pico de la mañana, pues hombre, es una pena. Pero como digo, es una decisión en la que poco tengo que hacer.

El 1% ya ha abierto el casting para su tercera edición, lo que quiere decir que ha sido renovado. ¿Seguirás como presentador?

Sí, claro. La verdad que es un programa muy disfrutable, me lo paso muy bien. Como ocurre con todos los programas, cuanta más continuidad, pues más mejora y más fluye. Se convierte todo en más orgánico y, bueno, pues recordemos lo que pasó con Ahora caigo. Todos los programas que tienen continuidad mejoran por una cosa obvia: todo rueda mejor.

Llevas años haciendo humor blanco, familiar, pero con sello propio. ¿Dónde crees que están los límites hoy, y cómo te las ingenias para no meterte en charcos?

Fíjate, si digo que El 1% tiene que ver con el sentido común, tanto el humor como hacer chistes también. O sea, cuando uno tira un chiste sobre un calvo, sobre un acento, sobre una minoría, pero lo hace con gracia, está bien tirado, el contexto es el adecuado y el interlocutor tiene predisposición... no hay límites, no hay límites ningunos. Al revés, el humor es un vehículo para entender según qué diferencias, según qué conflictos, ¡es que es hasta beneficioso!

Lo único, hay que hacerlo sin maldad y sin la pretensión de ofender, que es lo que a veces entiende el interlocutor: que tú has tenido la intención de ofender cuando es lo más alejado de la realidad, por lo menos en mi caso. Yo no quiero ofender, sino que nos riamos desde una diferencia o a veces desde algo doloroso. A mí me encanta el humor negro, cuando en un entierro haces un chiste, cuando un amigo te está contando algo doloroso, tú haces un chiste y es un alivio. A mí me parece que los chistes no tienen el límite del humor, siempre y cuando se hagan desde el sentido común y desde el respeto.

Hay que hacer humor sin maldad y sin la pretensión de ofender, que es lo que a veces entiende el interlocutor

¿Es la televisión actual mucho más precavida a la hora de arriesgarse en contenido y guion, en comparación con otros proyectos del pasado?

Ahora no creo que necesite ese tipo de humor en El 1%, sería para un programa de sátira política, de crítica social… Ahí sí tendrías un problema, porque no sabes hasta qué punto el interlocutor se va a ofender o va a intentar que no seas libre a la hora de hacer humor. Pero en mi caso, que es entretenimiento puro y es un concurso, aquí no hay ningún problema.

¿Y en tu caso, en qué faceta te sientes más libre o cuál te resulta más esclava? Porque tocas todos los palos en el ámbito del entretenimiento…

Me lo paso bien siempre. Depende de que el formato sea interesante, sea sólido, porque me lo he pasado muy bien imitando a Shakira, pero también tirando a gente por un agujero o viendo cómo cómicos se resbalaban en la plataforma de Me resbala. Diría, por ejemplo, que That's My Jam es de los programas donde mejor me lo he pasado porque tiene el componente de la música en directo. Ha sido un paraíso. Ahora Caigo también fue una gozada. Tener esa barra libre de hacer lo que te dé la gana con el bien de hacer el tonto y desplegar todas tus chorradas… En casi todos los formatos de entretenimiento me lo he pasado muy bien.

Al margen de este proyecto, también estás al frente de Mask Singer. ¿Qué novedades hay pensadas para que la quinta temporada sorprenda a la audiencia?

Pues en este caso hemos jugado mucho. Bueno, la gran novedad son los investigadores, que vienen Ruth Lorenzo, Boris Izaguirre y Juan y Medio, que han sido fantásticos. ¡Cómo han sido! Cómo han jugado también al estar tan perdidos y tan despistados a veces. Esto era muy gracioso de ver. En el caso de Juan y Medio, por ejemplo, era muy divertido cómo lo ha jugado y cómo ha lidiado con la dificultad que tiene a veces ver las pistas, leerlas, interpretarlas e hilar las teorías para proponer personajes debajo de las máscaras. Ha sido muy guay la verdad; y la calidad de los invitados… yo no sé cómo lo hacen, pero han traído a gente que no te puedes creer.

Es curioso porque también te vimos en RTVE al frente de That’s My Jam. ¿Volverás? ¿Cómo fue compatibilizar un proyecto de la pública con ser rostro habitual de Atresmedia?

Bueno, he sido clave durante muchísimo tiempo, pero ahora llevamos un tiempo con una relación abierta. Éramos un matrimonio, una pareja estable, y ahora hemos abierto la relación porque ya no tengo exclusividad con Antena 3. Entonces, sigo ligadísimo. Es como la primera unión de los que tengo más cerca y con los que siempre voy a querer grabar. Pero si tengo la necesidad de tocar cadenas, no todas…

RTVE intentó hacerlo compatible y que no coincidieran los programas en el tiempo. Tengo esa suerte y esta posibilidad, y por qué no aprovechar, sobre todo con el mundo de las plataformas. Ha llegado un momento en el que tenía inquietud por hacer cosas diferentes y a lo mejor me limitaba un poco el hecho de estar en Antena 3. La situación no es la más habitual, es un poco anómala, pero creo que se llevó bastante bien.

Estoy muy orgulloso de formar parte de esa apuesta por una televisión de entretenimiento de calidad y blanco… ¡Ríete tú ahora de la cadena triste!

Por lo que comentas, se entiende que sería bastante complicado verte presentar un reality en Telecinco, por ejemplo.

No, eso no va a ocurrir. Es una cuestión de ética. Tengo muy buenas relaciones con Antena 3 y he pertenecido también a su transformación. Estoy muy orgulloso de formar parte de esa apuesta que se hizo por una televisión de entretenimiento de calidad y blanco… ¡Ríete tú ahora de la cadena triste, como se encargaron de calificar! No me veo haciendo algo en Mediaset. Así como RTVE o cualquier plataforma entiendo que puede ser compatible, en Mediaset me resulta más extraño.

Para despedir la entrevista, ¿cómo describirías la segunda temporada de El 1%?

Con la misma emoción y la misma tensión, pero con más diversión y más entretenimiento.

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