'Agent Carter' 1x06 Review: las cosas se ponen muy tensas
Por Alfredo Diaz PiedraAlfredo Diaz Piedra
Un comienzo diferente
La tónica “Dooley da órdenes a sus agentes menos a Peggy, de la que pasa, y ella se la juega y va por su cuenta” ha quedado atrás después del último capítulo. Ahora, el psiquiatra que rescataron de la base de Leviatán habla, y dice que hay muchas agentes infiltradas en el país, entrenadas por esa organización enemiga, y la RCE haría bien en temerlas.
Peggy sospecha que una de ellas fue quien engatusó a Howard para llegar hasta su cama y tener fácil acceso a su cámara de seguridad, a sus inventos, y prueba del respeto ganado, su jefe la deja seguir con esa corazonada. Se reúne con Jarvis y revisan la lista de conquistas de Stark (La escena en la que comienzan su búsqueda es digna de Barney Stinson buscando a la saboteadora Britney Spears).
Es Sousa quien ahora va a lo suyo, que no es otra cosa que confirmar que la persona que todo este tiempo parecía ir siempre un paso por delante de la RCE era Peggy. En la cárcel, un testigo se lo confirma.
Mientras la agente Carter sigue su búsqueda de ex furiosas, su enemiga, Dottie, o como quiera que se llame en realidad, se planta en el edificio frente a las oficinas del RCE con un fusil de francotirador, cosa engañosa: lo que hace es comunicarse mediante morse con el psiquiatra, asomado a la ventana mientras habla con Dooley, que no se entera de nada. Deducimos que el psiquiatra no es para nada un botín, un prisionero, sino que la agencia ha caído de lleno en la trampa de Leviatán. Quizás, incluso, el presunto psiquiatra sea Leviatán, o un alto cargo en el organigrama, pues da órdenes a Dottie, muy específicas: matar a Peggy Carter. No solo podría ser alguien importante, sino que parece tener algún tipo de poder: justo cuando creíamos que había conseguido poner a Dooley bajo una especie de hipnosis, apareció Sousa por la puerta del despacho, aparentemente justo a tiempo para salvar a su jefe... Y al mismo tiempo para desenmascarar a Peggy.
Por otro lado, ella y Jarvis parecen acercarse ya a la mujer que robó a Stark, pero en medio se encuentran con Thompson, que ya sabe que ella tramaba algo todo este tiempo, aunque no sabe para qué o por qué. Aunque ella lo noquea, ahora deben darse prisa puesto que seguramente la agencia les pise los talones. Peggy pone rumbo a su cuarto, a rescatar el vial de sangre antes que nadie vaya a registrar el lugar, pero apenas tiene tiempo a salir del callejón donde estaban ya que Sousa aparece, con intención de detenerla; ella se vale de los sentimientos de Sousa para poder escapar de él. Huye así de la RCE, y mientras estos planean su búsqueda, tienen un topo infiltrado escuchándolo todo con atención, y consiguiendo hipnotizar finalmente a uno de los agentes, que le revela dónde tienen requisadas las armas de Stark. Tras conseguir esa información, y averiguar que solo Dooley tiene la llave para entrar en ese cuarto, obliga al agente a suicidarse (cosa que vemos que hará en medio de la calle, dejándose atropellar por un camión).
Sousa y Thompson llegan al cuarto de Peggy, por suerte, ella lo hizo momentos antes, tiempo suficiente para rescatar el vial, aunque sin tiempo para irse muy lejos pues no tuvo otro remedio que salir por la ventana y esconderse en el andamio. Con que uno de los agentes se hubiera asomado a la ventana se habría acabado todo. Por suerte, mientras a un lado tenía a su enemiga, al otro contaba con una amiga, Angie, la camarera, que tras descubrirla por los andamios, la encubre ante los agentes, se deshace de ellos, y permite a la pobre agente Carter entrar de nuevo al edificio y pisar tierra firme.
Cuando Peggy estaba ya a punto de salir del edificio, librándose así de la agencia, se encuentra con Dottie, que la besa, drogándola. Antes de perder el sentido por completo, Peggy consigue ver las marcas que la agente infiltrada sabía que tendría, marcas de esposas, por dormir con ellas, costumbre que vendría de sus años en aquella academia de Rusia. La agente Carter acababa de descubrir así a su enemiga, a la causa de todos aquellos problemas, pero lo había hecho demasiado tarde, estaba a su merced. Dottie saca su navaja, con Peggy ya totalmente inconsciente, y solo se salva por la providencial aparición de Thompson y Sousa. No lo saben, pero seguramente acaban de salvar a su compañera, aunque Dottie se hace la tonta y consigue engañarlos por completo.
Un final desastroso, pero prometedor
Ahora, Peggy está en la agencia, pero en calidad de detenida. Ya saben que ella fue quien parecía sabotearlos constantemente al principio del caso, y no solo eso sino que tienen el contenedor del vial. Dooley, Sousa y Thompson parecen dispuestos a hacer lo que haga falta para que su compañera les cuente qué demonios está pasando, y ella no parece tener otra opción más que contarles la verdad y esperar a que la crean. La historia que ha de contarles es casi fantástica, así que las esperanzas de que la tomen en serio son seguramente ínfimas: todo parece en su contra.
Y mientras la agente Carter parece haber perdido en su guerra, Dottie está libre, a la espera de órdenes, aunque ha salido también derrotada en este asalto: no ha conseguido acabar con la vida de su vecina. Pero a falta de dos capítulos para acabar la temporada la cosa se ha puesto aun más emocionante de lo que ya venía estando: Leviatan parece querer el vial de sangre, y Dottie quiere acabar con Peggy... Y tanto el vial como nuestra protagonista están en la agencia, en manos de sus compañeros. La conclusión que más pronto se nos viene a la cabeza es que las cosas seguramente estén a punto de ponerse muy tensas en las oficinas de la RCE.
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