'True Detective' 2x06 Review: recuperando la esencia de la primera temporada
Por Ignacio G. CastañoIgnacio G. Castaño
Leíamos estos días la noticia de un cómico en Nueva York que ha llevado a cabo una broma, que ha consistido en ir pegando carteles por las calles, preguntando si alguien sabe dónde está el verdadero ‘True Detective’. Al parecer, en Estados Unidos, a pesar de su buena audiencia, la serie no está siendo muy bien acogida entre el público, y esta parodia ha sido la forma que ha tenido el cómico Jason Saenz de expresar su descontento.
En España, las críticas están siendo dispares, aunque poca gente afirma sentir el mismo entusiasmo por esta temporada que por la anterior. En cualquier caso, hay que agradecerle a Nic Pizzolatto el haber creado este formato tan innovador, que para bien o para mal, es algo que nunca habíamos visto antes.
(¡Cuidado Spoilers!)
Saber hablar
El inicio es bastante decente, con un diálogo muy bien escrito entre Velcoro y Semyon, que nos deja coger un poco de aire para el resto del capítulo. La tensa conversación trata sobre el hombre que Semyon le indicó a Velcoro como responsable de lo que le pasó a su ex mujer, y que resultó no ser el verdadero culpable.
El duelo interpretativo no es nada del otro mundo, pero como ya he dicho, se nota que el diálogo está escrito por alguien con talento, que sabe muchas cosas sobre la traición y la negrura del ser humano.
Más adelante hay otro diálogo que quiero mencionar, porque era calcado a uno que tenían Rust Cohle y Martin Hart en el cuarto capítulo de la anterior temporada, si no me equivoco. En aquella conversación, Rust le contaba a Martin con todo tipo de detalles una tortura que utilizaba un grupo de criminales, y la forma que tenía el actor de contarla hacía que ese momento fuese memorable.
Aquí la escena tiene lugar cuando Colin Farrell entra a la cárcel y también le detalla un tipo de tortura a uno de los presos, pero todo suena falso y forzado, como si quisieran copiar y pegar el mismo momento en este capítulo.
Puede que parte de la culpa de que esta escena no funcione sea del actor, o del papel que le toca interpretar, el caso es que la fusión entre ambos no termina de salir bien. Este personaje, a priori atractivo, resulta cargante hasta decir basta. Está completamente desbocado y su decadencia parece no tener fin, podemos llegar a ver cualquier cosa.
En este capítulo le da por ponerse a esnifar cocaína, a bailar y a hacer como que se pelea con alguien para luego acabar llorando y compadeciéndose de sí mismo. Es más interesante cuando se muestra el verdadero drama que le rodea, la conversación con su mujer por teléfono, por ejemplo, que sí transmite el dolor y la angustia de perder a una familia.
Una forma diferente de hacer cine
No se puede decir que haya tópicos porque no es así, sino todo lo contrario. Si pecan de algo es de intentar hacer un tipo de cine que no se ha visto antes, un nuevo concepto de thriller con personajes en la oscuridad absoluta, sin posibilidad de redimirse personalmente, ahogados por las circunstancias y volcados en su función de detectives. Pero si no hay esperanza para ellos, la cosa no tiene magia, nos deja de interesar lo que les pueda pasar.
La única que consigue hacer que despertemos un poco es Rachel McAdams, que en este episodio protagoniza la mejor escena con mucha diferencia. El director demuestra su pulso y recupera las esencias de lo que conocíamos como ‘True Detective’. En esta secuencia final se ve la verdadera garra a la hora de narrar, consiguen que queramos saber qué va a pasar y tiene que ser, cómo no, en un escenario de lo más turbio.
En cada capítulo tenemos un momento o dos que nos hacen creer que la serie puede mejorar y se puede convertir en lo que esperábamos de ella. A los creadores les importa más la forma que el fondo, pero en esta sexta parte nos han dado un poco de tregua. Ahora bien, no sé si con rescatar dos o tres escenas de cada episodio es suficiente. Es cosa de cada uno decidir si compensa seguir viendo esto o no, pero desde luego, a mí me parece que de momento la serie no pasa de ser aceptable.
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