'Wayward Pines' 1x03 Review: una frase genial y un detalle perturbador
Por Ignacio G. CastañoIgnacio G. Castaño
Nos enfrentamos a la tercera entrega de la primera temporada de 'Wayward Pines' con el chip cambiado, con expectativas de ver algo más suave, quizá un capítulo de transición, después del shock que supuso el anterior episodio. Ese suceso dramático inesperado con el que terminó el capítulo nos puso en alerta, y ahora nuestra desconfianza hacia los personajes que habitan ese pueblo es mayor.
La atmósfera cada vez está más conseguida, ese lugar de donde no se puede salir resulta inquietante, y es en parte gracias a unos decorados muy bien elaborados. La estética del pueblo es un punto a su favor, igual que lo era en series como ‘Twin Peaks’ o ‘Deadwood’. Dentro de ese hospital tan frío se respira siempre un ambiente malsano, e incluso esas calles residenciales tan americanas provocan desasosiego, con ayuda de una banda sonora que subraya las imágenes, sin llegar a entrar en el género de terror.
De momento, la serie está definiendo su propio estilo.
(¡Cuidado SPOILERS!)
El encuentro esperado
El arranque nos sitúa en casa de Kate, la que fue amante del protagonista cuando aún no habían llegado al pueblo. Ethan consigue adentrarse en su casa y tienen una conversación, y él le propone que le acompañe en su huida. Ella se niega y le vuelve a recordar que nunca saldrá de allí con vida. Aquí comienza otro intento de fuga del protagonista, que se las ingenia para llegar a unos grandes almacenes llenos de provisiones para el pueblo. Pero no va más lejos.
Este intento de huida se enlaza con la secuencia de la búsqueda que llevan a cabo su mujer y su hijo, que acaba en un encuentro con el sheriff Pope. Este les provoca un accidente, que hace que despierten en Wayward Pines. De esta manera llegamos a un punto de inflexión en el capítulo, con el reencuentro entre Ethan y su familia. Gracias a esto podemos interpretar que el pueblo existe realmente en el mundo y no pertenece a otra dimensión. Al menos en un contexto físico.
En cuanto al tiempo, los guionistas vuelven a jugar con este aspecto. Kate asegura que la última vez que vio a Ethan fuera del pueblo fue hace doce años, mientras este afirma que fue hace cinco semanas. Aun no tenemos pistas suficientes para poder entender esto, pero sin duda es algo que nos va a traer de cabeza.
¿Por qué Ethan es especial?
Hemos sido testigos de varios actos crueles de las autoridades del pueblo con alguno de sus habitantes por saltarse las normas, sin embargo, con Ethan tienden a ser más transigentes. Se puede pensar que es por el mero hecho de ser el protagonista, y que deben perdonarle para dar continuidad a la narración, pero tenemos algunos detalles que nos hacen pensar lo contrario.
Por ejemplo, Kate le dice al principio del episodio que se le ha concedido una segunda oportunidad y que debe aprovecharla. En otro momento, hacia el final, el sheriff Pope le dice algo así como: ``Ni siquiera sé lo que ven en ti’. También tiene lugar una llamada telefónica en la que alguien a quien no vemos ni escuchamos ordena al sheriff que no siga presionando a Ethan.
Podemos sacar conclusiones. Hay alguien que manda en Wayward Pines, y todavía no ha entrado en escena. ¿De quién se trata? Lo que parece claro es que necesita allí a nuestro protagonista.
Déjà vu
El desenlace nos recuerda inevitablemente al del anterior episodio. La estructura del capítulo es muy similar; una primera media hora de ritmo lento, con imágenes hipnóticas, y un tramo final más frenético, en este caso, algo atropellado. El encuentro final entre la familia Burke y el sheriff Pope se resuelve con un golpe de efecto que nos deja una sensación de déjà vu.
En el anterior capítulo no podíamos creer que los guionistas fuesen capaces de acabar con un personaje tan pronto, pero al haberlo visto una vez, aquí ya resulta un poco previsible. Lo interesante es lo que viene después, una frase genial y un detalle perturbador. Siempre y cuando no sea pólvora mojada.
¿Qué tipo de criaturas habitan en Wayward Pines? Esa última escena puede dar lugar a infinidad de interpretaciones, pero no hay más remedio que esperar.
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