Alba Carrillo y el resto de concursantes de Hasta el fin del mundo ya han puesto rumbo a América Latina, donde grabarán durante las próximas semanas la primera edición de este nuevo reality show, que muy pronto emitirá La 1 de RTVE. Pero antes de coger el avión y meterse de lleno en la aventura, la modelo ha tenido tiempo de contestar a Isabel Rábago por las polémicas declaraciones que realizó hace unos días en Espejo Público (Antena 3), donde dijo que el problema de los jóvenes para independizarse no es el alto precio de la vivienda, sino su falta de esfuerzo. “Los jóvenes no quieren trabajar (...) No puede ser que te quieras rascar la barriga y le sigas pidiendo dinero a tus padres”, aseguró la tertuliana.
Rábago, que ya recibió críticas ese mismo día por sus controvertidas palabras, las ha recibido ahora de parte de Carrillo. “Estoy harta de que a los jóvenes se les 'delezne' y se hable mal”, ha comentado a pregunta de Europa Press en el Aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas. “Hay buenos y malos en todos lados”, apunta sobre mayores, jóvenes y adultos, a la vez que defiende que “hay muchos jóvenes que trabajan mucho y luchan mucho”. Como ejemplo pone a algunos de sus compañeros de la carrera Español: Lengua y Literatura, en la que se matriculó hace unos meses: “Muchos van a trabajar y a estudiar. Eso de que los jóvenes no quieren trabajar es una mentira y una falacia”.
La ex de Mediaset también defiende que “esta juventud, porque lo veo con mi hijo, tiene una sociedad muy complicada y les estamos dejando en una situación muy complicada”. Por eso cree que “lo que tenemos que hacer los adultos es pensar también qué hemos hecho y qué estamos dejando a las nuevas generaciones”.
Isabel Rábago: “Los jóvenes no quieren trabajar”
Esto fue lo que defendió la tertuliana el pasado 13 de agosto en un debate sobre el precio de la vivienda y las dificultades de los jóvenes para emanciparse. “Ese problema que planteáis también lo hemos vivido personas que fuimos jóvenes en algún momento. Cuando yo me independizo con 23 años, tampoco tenía mucho en mi cuenta. Es una cultura del esfuerzo, no puede ser que te quieras rascar la barriga y le sigas pidiendo dinero a tus padres”, dijo abiertamente a sus compañeros de Espejo Público.
Uno de ellos, Gonzalo Miró, no compartió su visión de este planteamiento: “Esto no va de que los jóvenes no quieren currar. Los jóvenes tienen más acceso al trabajo y ganan más, pero la vivienda está tan cara que no se puede. Estamos en un país en el que la vivienda se utiliza como un negocio, en vez de ser un derecho constitucional”.
Rábago insistió en su postura y se refirió otra vez a sí misma: “En 2007 los precios también estaban por las nubes y te tenías que esforzar para comprarte una casa. Me parece una estafa que con mis impuestos le esté pagando el paro a niños que lo único que quieren es disfrutar del verano”. Sin polemizar más, Miró se limitó a recordar a su compañera que “este debate no va de la cultura del esfuerzo, va del precio de la vivienda”.