Ana Peleteiro reconoció lo mal que lo pasó por las críticas sobre el racismo, y que ha necesitado terapia para cambiar
Mis Raíces, el programa de entrevistas de Isabel Jiménez en Cuatro, ofreció este jueves su penúltima entrega desplazándose a Galicia para conocer a Ana Peleteiro. La atleta, que acumula medallas en Juegos Olímpicos, Mundiales y Europeos; habló tanto de su vida personal, desde que llegó adoptada a su familia siendo un bebé, como de su vida profesional. También de los ataques por ser negra.
Por su color de piel, y pese a estar representando a España y ganar medallas para el país, Ana Peleteiro ha recibido ataques de corte xenófobo y racista. También se le ha sumado una campaña en su contra de simpatizantes de la ultraderecha de Vox, después de que ella se posicionara contra el partido y contra su líder, Santiago Abascal. Por ello es diana habitual de la extrema derecha, hasta el punto que un concejal de Vox llegó a mofarse de que sufriera un aborto.
En el programa de Mediaset, Peleteiro explicó que realmente lo pasó mal cuando unas palabras suyas en un podcast hicieron que se le acusase, a ella, de racista. La atleta reconoció que ha tenido que ir a terapia, y que a base de trabajo psicológico ha logrado cambiar para tomarse las cosas con más calma: “A día de hoy he cambiado muchísimo mi forma de ser y sobre todo mi forma de tomarme las cosas”.
La atleta confesó: “Sufro mucho cuando me enfado, y la gente se piensa que no lo hago. Tengo una discusión con cualquier persona y yo llego a mi casa llorando, y estoy mal cuatro días”. En esas sesiones, ha podido identificar el porqué: “Mi primera emoción no es la rabia, ni el enfado, ni la ira, es la tristeza. Y claro, como yo fui una niña adoptada, pues hablando con mi psicóloga me dijo que el daño que produce que tu madre te abandone a las horas de nacer, llegamos a la conclusión de que yo tenía miedo al abandono. Entonces, para mí discutir con alguien hace que piense que me va a abandonar. A partir de aquí empecé a relativizar mucho, y aunque soy una persona con carácter y nervio, si le preguntas a mis mejores amigas de toda la vida te van a decir 'es que Ana es otra persona'”.
Su niñez feliz, y su adolescencia “salvaje”
Pese a hallar, trabajando con su psicóloga, que haber sido adoptada había provocado ese miedo al abandono en su carácter, ella misma reconoció que durante su niñez fue completamente feliz y que jamás se sintió diferente. Sus padres reconocieron que dudaron al “traerla a un mundo de blancos”, y Peleteiro explicó que obviamente al mirarse al espejo, ya de niña, veía que era no era igual a sus padres, y preguntaba por qué. Pero que ellos jamás ocultaron nada, se lo explicaron desde muy pequeña, y nunca tuvo problemas en el colegio.
Sin embargo, al cambiar al instituto las cosas fueron distintas. Los nuevos compañeros sí la miraban distinto por ser negra, y le hacían el vacío. Ella, aconsejada por su padre con un consejo que reconoce le ayudó a forjar su carácter, optó por combatir. El problema es que a veces era literalmente. Peleteiro reconoce que “estaba todos los días en jefatura de estudios”, y a eso se le añadía que su madre era profesora en el mismo centro. Por lo que, entre risas, Carmen Brión reconoce que hasta le daba vergüenza las que liaba su hija: “Que lo haga tu propia hija yo lo llevaba muy mal”.