Celda 211 y No controles, dos alternativas ante las que rendirse en late night
Dos nombres propios destacan esta noche en el late night: Malamadre y Juancarlitros.
Telecinco y laSexta cierran su programación para este martes 7 de noviembre con dos películas españolas que no podemos dejar de recomendar: Celda 211 (Daniel Monzón, 2009) y No controles (2010), respectivamente. Ambas aguardan a los espectadores más allá del umbral de la medianoche.
Celda 211, tan sólida e intimidante como sus barrotes
Aunque Daniel Monzón, otrora crítico de cine clave en la génesis de Días de cine, llevaba 10 largos años puliendo sus herramientas como narrador en géneros diversos, se confirmó definitivamente con esta adaptación de la novela homónima de Francisco Pérez Gandul a la que, por cierto, supera notablemente. Buena parte de culpa la tiene Luis Tosar, incuestionable como el líder de los reos durante un motín que pilla a Alberto Ammann, primerizo funcionario de prisiones, dentro del recinto.
El filme saca partido a la imagen de textura digital para transmitir la urgencia del conflicto dentro de la cárcel, y hace un inteligente uso tanto de los códigos del cine penitenciario como de la idiosincrasia española: véase, por ejemplo, el papel pivote de los etarras encarcelados para enrevesar la trama. Bien es cierto que el filme peca de ciertos excesos melodramáticos en lo que respecta a la representación de la vida marital del protagonista, aunque su recurso venga más o menos justificado. Pero eso no resta contundencia al relato. Celda 211 es tan sólida como sus barrotes.
La alternativa: difícil no caer preso ante No controles
En una línea opuesta, nos encontramos con el segundo largometraje de Borja Cobeaga como director, menos mordaz que Pagafantas (2008), aunque también más cohesionada. Comedia romántica blanca (en sentido literal, por su enclave navideño), en torno a la (ex)pareja formada por un mustio Unax Ugalde y Alexandra Jiménez, se desarrolla con ritmo impecable y con un plantel de secundarios afinadísimos.
Todos rinden a gran nivel, aunque sobresale Julián López con su Juancarlitros Desfas, el ingenuo humorista profesional de la escuela de Jordi LP, que satura la película con chistes imposibles y un mullet que emocionaría al Kurt Russell de Tango & Cash. Su interpretación resulta tan desternillante, que inevitablemente el filme pierde fuelle cuando nos centramos en el proceso de reconquista del pusilánime protagonista (“una Jungla de cristal pero del amor”, como el mismo Juancarlitros la define).
La película, en ese sentido, adolece de cierta complaciencia, pero lo compensa con la milimétrica efectividad de sus gags. Difícil no caer rendido ante sus encantos.