Crítica

'Todo es verdad' (sin contrastar): un estreno con sabor a fast food y con confidente sorpresa de José Luis Moreno

Risto, en 'Todo es verdad'

Paula Hergar

La primera entrega de Todo es verdad arrancó casi 30 minutos tarde en Cuatro y como una extensión de su alma mater Todo es mentira. Con un speech inicial de Risto Mejide y una mesa con colaboradores y Marta Flich como co-presentadora, el programa mostró casi los mismos ingredientes que el de sobremesa.

Pero mientras el contenido de la tarde suele tener tintes de humor y busca captar la “mentira” de la actualidad diaria, en el de prime time no dieron cabida a las risas y se ocuparon de encontrar la “verdad” hasta en testimonios poco contrastados.

Y es que el estreno llegó a contracorriente, con un contenido completamente cambiado al que habían anunciado: “Hemos estado trabajando 13 horas en este programa”, empezaba señalando Risto explicando que desde que se hizo pública la detención de José Luis Moreno, el equipo había girado por completo la escaleta: dejando atrás los contenidos sobre el auge del negacionismo y de la biodescodificación, para hacer un monográfico sobre el productor de televisión.

Un cambio de última hora que, aunque sí pegaba los contenidos a la rabiosa actualidad, quizás no fue la mejor opción para demostrar a la audiencia que la búsqueda de la verdad es el objetivo del programa. Y es que, las prisas nunca fueron buenas consejeras, ni para lograr unos contenidos de calidad y mucho menos para hacer un buen periodismo de investigación.

El confidente secreto, protagonista del estreno

Esta primera entrega contó con varios testimonios que hablaron de la detención de José Luis Moreno pero, sin duda, el que más peso tuvo fue el de un confidente de la 'Operación Títere' que se había puesto en contacto con el programa por la tarde. Se había reunido con el equipo en un edificio abandonado a las afueras de Madrid y había respondido a sus preguntas durante 20 minutos.

El propio Risto se disculpaba antes de dar paso a la entrevista con él, por lo rápido que había tenido que ser el montaje con tal de tenerlo listo para emitir. “Se define como chico de confianza de su testaferro” añadía Flich que, a la vez, recalcaba que sus declaraciones aún estaban en cuarentena: “No podemos dar el 100% de veracidad pero lo hemos considerado relevante al coincidir con detalles que las autoridades nos están trasladando sobre esta operación”.

De esta forma, las palabras del testigo que apareció sin identidad fueron intercalándose durante toda la entrega con afirmaciones tales como que el dinero del productor de televisión “procedía del narcotráfico”, que “parecía un jeque árabe” y que “le querían hacer desaparecer”, entre otras cosas.

Además, el programa presentó mucho más material sobre Moreno y desde diferentes puntos de vista y facetas del productor, más allá de la televisión.

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