10 momentos de cine en la gala de los Oscar por TV
Ya no queda nada. ¡Esta es la noche de las estrellas! Alfombra roja con luces y flashes, atuendos esplendorosos... y otros que mejor no mirar; reivindicaciones por doquier (que efectivamente habrá); emoción, tensión, risas y lágrimas; chistes malos (y otros no tanto); y, seguro, una gala más 'Trumpelizada' que nunca.
¿Conseguirá 'La, la land' pasar a la historia como el filme más galardonado de la historia de los Oscar? O, por el contrario, habrá alguna sorpresa de última hora como sucedió el año pasado? ¿Saldrá Jimmy Kimmel en calzoncillos como Neil Patrick Harris hace dos ceremonias? Cierto es que en esta ocasión no hay ningún 'Birdman' entre las nominadas...
En fin, sea como termine siendo, y a la espera de los que nos obsequien este año, recopilamos diez momentazos que nos han regalado los célebres premios del séptimo arte en toda su historia:
1) Patinazo a la gloria: errores y leyendas urbanas en los Oscar
No solo de glamour y brillantina se nutren los Oscars: también, si buceamos, podemos toparnos con incómodos gazapos que pusieron en un aprieto a las estrellas más curtidas. Y si no, pregunten a Sharon Stone, quien en 1996 subió a presentar un galardón... Sin tener el sobre con el nombre del ganador.
Todo tiene una explicación: la actriz de Instinto Básico y el músico Quincy Jones subieron a anunciar dos premios consecutivos. Al salir del escenario, el primer galardonado se llevó, por error, el sobre de la siguiente estatuilla que se iba a anunciar, organizando una verdadera zapatiesta en el escenario. La tensión se podía cortar con un cuchillo (mejor, con un punzón de hielo): la Stone salió como pudo del embrollo improvisando hasta que Jones -que había salido por patas a buscar al notario- le pudo chivar la identidad del ganador.
A todo esto, el Oscar del sobre perdido era el de Mejor Música Original, y fue a parar a El Cartero. Paradójico, cuando menos.
No obstante, el fallo más recordado en las últimas veinte ediciones es uno que nunca sabremos si era tal. En 1993, el inconmensurable Jack Palance otorgó el premio de la Academia a la Mejor Actriz de Reparto a una principiante Marisa Tomei, que se impuso a las veteranas Joan Plowright, Vanessa Redgrave, Judy Davis y Miranda Richardson. Mucho se ha dicho del asunto: que si Palance se había equivocado (por sus vicios etílicos o por la edad), que si se lo había inventado... Tomei, una actriz fantástica, tardaría en quitarse el sambenito y obtener el reconocimiento que verdaderamente merecía.
2) Oscarizados extasiados: de los saltos de Cuba Gooding Jr. al 'besucón' Adrien Brody
Ganar un Oscar puede hacer que un intérprete pierda los papeles. No, no nos referimos a la (inmerecida) mala suerte de Mira Sorvino, olvidada por Hollywood tras hacerse con el premio dorado por Poderosa Afrodita, sino a todos esos ganadores a los que la estatuilla les hizo subir la bilirrubina.
El Pianista le otorgó a Adrien Brody el honor por el que muchos actores matarían. No hablamos del Oscar a la Mejor Interpretación Masculina (bueno, también), sino de besar a Halle Berry, la entregadora. Así celebró su triunfo al subir al escenario del Kodak Theatre.
La carrera de Brody no es que esté siendo un camino de rosas (InAPPropiate Comedy, solo decimos eso), pero desde luego goza de algo más de lustre que la del bueno de Cuba Gooding Jr, al que es más fácil ver como compinche de Dolph Lundgren en actioners de serie Z que en cintas de relumbrón como la que le hizo llevarse el Oscar al Mejor Actor de Reparto,Jerry Maguire. El hombre, más feliz que una perdiz, acabó repartiendo amor y dando unos brincos al escenario que ni Lebron James.
Y sin dejar los botes, de Cuba a Italia: la celebración de Roberto Benigni por la aplastante victoria de La vida es bella (1999), que a punto estuvo de aplastar alguna cabeza cuando decidió subir al estrado saltando de butaca en butaca.
3) 2013: El auge (con caída) de Jennifer Lawrence
La 85ª edición de los Oscar destacaron como una de las más competidas: 'Argo', 'Lincoln', 'La noche más oscura', 'Django desencadenado', 'Amour', 'El lado bueno de las cosas', 'Los Miserables', 'Bestias del Sur salvaje' y 'La vida de Pi' partían con opciones para obtener los premios más relevantes. De ellas, sería la de Ben Affleck la que acabaría llevándose el gato al agua (poco después se llevaría también el papel de Batman, pero eso es otra historia).
Fue un año de grandes momentos: pudimos deleitarnos con la eficiencia germánica de Christoph Waltz (dos nominaciones, dos premios, eso es un bingo), del reconocimiento a Tarantino casi dos decenios después de subir a recoger el eunuco a mejor guión original por 'Pulp Fiction' (junto a su, por entonces, amigo Roger Avary)... Aunque el momentazo de la noche lo protagonizó Jennifer Lawrence, cuya primera colaboración con David O'Russell la hizo valedora de un temprano Oscar a Mejor Actriz. Además de estupenda actriz, corroboró su condición de reina de los memes al tropezarse cuando subía al escenario.
4) Ben Stiller, el Mortadelo de Hollywood
Para el bueno de Ben Stiller, cada edición de los Oscar es un Carnaval: al menos, eso parece a juzgar por los múltiples (y muy punteros) disfraces con los que se ha subido a la tarima. En 2002, se puso tolkienano (o enano, a secas) presentando el premio al Mejor Maquillaje vestido de Gimli. Y en 2006, entregaría la estatuilla a los Mejor Efectos Visuales envuelto en un croma verde que hubiera hecho las delicias de David Hasselhoff (si no entienden esta referencia, pinchen en el link, no se arrepentirán).
En 2009, Stiller se sumó a la fiebre por Avatar sin necesidad de capture motion, para entregar la estatuilla al Mejor Maquillaje. Y un año después, aprovechó el falso-pero-no-pero-sí descenso a los infiernos de Joaquin Phoenix para parodiarlo: ahí le teníamos, junto a Natalie Portman, con el pelo revuelto, barba espeluchada, gafas de sol y rictus de no querer estar allí (entendiendo allí por el universo entero), en este francamente divertido fragmento.
5) El número de apertura de Hugh Jackman en la edición de 2009
Es, quizá, el más espectacular maestro de ceremonias que han tenido en los últimos años. No, no hablamos de los incorrectos Chris Rock, Seth MacFarlane o Jon Stewart, ni los más clásicos Whoopi Goldberg, Steve Martin y Alec Baldwin, ni el clásico, Billy Crystal. Y de James Franco, mejor ni nos acordamos (no creemos que él se acuerde). Sobran las palabras ante el numerito que protagonizó el “miserable” “lobezno” del cine Hugh Jackman, en la 81ª edición, la de 2009. Así que, simplemente, ¡disfruten!
6) Leonardo DiCaprio rompe su mal de ojo y se hace con el Oscar
Mejor no hablar de los memes, pero lo que está claro es que el momento los merecía. Al fin, el eterno nominado Leonardo DiCaprio alcanzó su caprichoso Oscar a Mejor Actor por 'El renacido' en la ceremonia de 2016.
Solo necesitó que le dispararan, que se le congelasen las venas de frío y pelear a vida o muerte contra un oso con muy mala leche. Pero bravo, Leo, porque más vale tarde que nunca, y el mundo entero sabía que lo merecías.
7) “La red social” de Ellen DeGeneres: etiquentando a las celebridades
¿Se acuerdan de aquellos tiempos felices en los que Myspace era lo último de lo último para comunicarnos por la red? Tiempo antes de que el trinar de los tuiteros silenciara a esta red social (allá por 2006), Ellen DeGeneres la utilizó como excusa en 2006 para, en plena ceremonia, pedirle a Clint Eastwood que se hiciera una foto con ella. No solo eso: Steven Spielberg aceptó gustoso la tarea de captar la instantánea, no sin antes recibir un consejito de la televisiva: “Asegúrate de que los dos salgamos en la foto”.
8) Los calcetines de 'Star Wars' de Jacob Tremblay y su reacción con los robots en el escenario
El protagonista de 'La habitación', se presentó en la alfombra roja de los Oscar 2016 elegantemente ataviado de Armani... y con unos estupendos calcetines de 'Star Wars' que no dudó en presumir ante las cámaras. Sobra decir que la joven promesa causó sensación y su índice de 'adorabilidad' y picaresca aumentó varios puntos de golpe, que ya era difícil.
Pero si lo de los calcetines ya había sido bueno, terminamos aceptando nuestro amor por él tras ver su simpática reacción en la gala cuando los robots C3PO, R2D2 y BB8, de su aclamada saga, se personificaron en el mismo escenario. Saltó de la butaca y todo.
9) Reyes de la risa: Blake Edwards sin frenos, Jim Carrey y Will Ferrell dando el cante...
Como tantos otros legendarios miembros de la estirpe hollywoodiense, Blake Edwards (1922-2010) solo pudo subir a recoger su Oscar a título honorífico, en 2004. Pero, desde luego, el director de clásicos como 'Desayuno con diamantes', 'Días de vino y rosas', 'La pantera rosa' o (ya paramos, en serio) 'El guateque' quiso hacer de su entrada al escenario algo inolvidable.
Con la inestimable ayuda de Jim Carrey, Edwards entró como alma que lleva el diablo a llevarse la estatuilla: montando en una silla de ruedas sin frenos que parecía programada por el mismísimo Hrundi V. Bakshi. Tras estamparse y destrozar el decorado, Edwards solo estaba interesado en una cosa, que nadie le quitara su Oscar. Demasiado le había costado.
Y, aprovechando la tesitura, aquí tenemos de nuevo a Jim Carrey entregando otro galardón. Aquí, la gracia no está en quién lo recibe, sino en cómo lo da. Un espectáculo de tres pistas condensado en una cara ante la que solo podemos decir: “¡Viva El Salvador!”
10) Los Oscar también son reivindicativos
Vamos a olvidar por un momento que la estatuilla a la Mejor Interpretación Masculina de la 81ª edición de los Oscar tendría que estar ahora en casa de Mickey Rourke sirviendo como juguete para sus chihuahuas, y hablemos de Sean Penn, el que saldría victorioso. El intérprete ganó su segundo eunuco dorado por Mi nombre es Harvey Milk, y aprovechó su discurso de aceptación para hacer gala de su carácter reivindicativo, en este caso a favor de los derechos de los gais y lesbianas.
Desde luego, no es la reivindicación más furibunda... En el recuerdo está la peleona Vanessa Redgrave (Oscar a la Mejor Actriz de Reparto en 1978) con su ¡zasca! a los “mafiosos sionistas” de Israel... Pero sirva para demostrar que en Hollywood tampoco se achantan cuando creen que es hora de protestar.