La segunda entrega de La isla de las tentaciones 9 de esta semana arrancaba con la alarma de la tentación ardiendo por la noche de sexo que compartieron Claudia y Gerard - la primera de la edición-. En esa línea también aumentaron el acercamiento Sandra y Andreas, y Helena con Barranco.
Por eso mismo, al día siguiente apareció Sandra Barneda en la villa de los chicos y con una tablet. ¡La pesadilla de cualquiera de ellos! Sin embargo, la presentadora les sorprendió con algo que no esperaban:
Quienes verían las imágenes no serían ellos, si no sus tentadoras. Encerraron a los novios en una de las habitaciones y las solteras se juntaron en el sofá para no perderse ni un detalle.
Todas ellas alucinaron con cada uno de los movimientos de las novias en la otra villa: besos, lametones de nata por el cuerpo, roces, camas, hamacas, miradas de complicidad y abrazos provocaron los gritos de todas ellas. Mientras los novios escuchaban desesperados, imaginando cualquier cosa y sin poder ver nada.
Al acabar de ver las imágenes, los novios corrieron a preguntarles qué habían visto y ellas explicaron todo. “¿Por qué aquí no se hace lo mismo?”, decían las tentadoras que lamentaban que los chicos estuvieran tan reprimidos, cuando ellas estaban viviendo la experiencia al máximo.
La situación provocó que, por la noche, los novios dieran uno o más pasos con las tentadoras: Juanpi y Mara hicieron saltar la alarma en varias ocasiones con su acercamiento en la piscina, que acabaron en la habitación.
Gilbert volvió a besarse con su tentadora, Rodri también calentó el ambiente con Olatz, Álvaro pasó del llanto a estar algo más cercano con las chicas, pero el que más sorprendió fue Darío.
De hecho, la entrega acabó con una imagen que nadie quería que ocurriera (por los daños que puedan provocar a Almudena): Darío tumbado en la hamaca con Cristina y unos cojines que les tapaban la cara. Mientras parecía que se besaban bajo ellos.