RTVE estrenó su Open Play, un “cajón de sastre” con aires a Luzu TV que busca ser más que un experimento digital

Ya hemos visto las primeras pinceladas de esa gran apuesta que RTVE bautizó como Open Play. Presentado como un espacio que une televisión, podcast y streaming, el nuevo formato aspira a redefinir la forma en la que el público consume entretenimiento a través de internet. No podemos perder de vista una realidad en este sentido: la propuesta de la corporación se mueve en un terreno inédito para nuestra pequeña pantalla, necesitando tiempo y rodaje para que “este variadito” se asiente entre la audiencia.

Conviene situar primero el contexto. Más allá de nuestras fronteras, este modelo de entretenimiento se ha convertido en un auténtico filón para sus creadores. El mejor ejemplo es Luzu TV, un proyecto de éxito que cuenta con más de 2,5 millones de suscriptores en YouTube. Se definen como “un medio de stream” orientado al entretenimiento cercano, proponiendo una convergencia entre las tertulias más desenfadadas de su televisión tradicional con los rostros y los temas de conversación preferidos por los más jóvenes.

La fórmula de Luzu TV ha sido garantía de éxito en Argentina; de hecho, su modelo audiovisual interactivo ha sido replicado por otros medios tradicionales. Es importante conocer que, en el aspecto mediático, la cadena Telefe incluso firmó una alianza estratégica con esta marca para potenciar la repercusión de La Voz. Se llegó a poner en marcha un “react” en directo y simultáneo a la emisión del talent show, aunque en formato digital. Efectivamente, un modelo que ofrece gran repercusión más allá de la televisión lineal.

En este sentido, las similitudes entre Open Play y Luzu TV no solo aparecen en el fondo: también en las formas. El proyecto de RTVE Play mantiene esa esencia de transmisión continua, pero con la premisa de dividir los contenidos en distintos fragmentos de cara a compartirse en las plataformas. Curiosamente, las transiciones entre espacios se efectúan de un modo muy similar: un plano general del estudio en blanco y negro que permite ver al equipo trabajando o a los nuevos invitados aparecer en escena.

Un “cajón de sastre” con potencial en el universo digital

Volvamos a España y a Open Play. Ángela Fernández y Lara Palma inauguraron el plató de este nuevo proyecto que, curiosamente, ocupa las instalaciones de Torrespaña, que antes albergaban el Canal 24 horas. Con tono desenfadado y cercano, las presentadoras definieron a la perfección este proyecto: “El cajón de sastre de tus videopodcast favoritos, los mejores de España y, por supuesto, del mundo”. Se abrió la veda a una emisión continua de charlas, conexiones con artistas, entrevistas en plató a Poty Castillo o Yunez Chaib, y hasta los virales más comentados.

Más allá de la promesa de un “cajón de sastre”, el análisis de este producto va mucho más allá de su emisión continua: requiere desgranar cómo RTVE ejecutará la fórmula, especialmente en la segmentación del contenido generado para redes sociales. El éxito de Open Play será también la repercusión de sus clips autónomos en servicios como TikTok o YouTube. Aquí encontramos el primer gran examen de esta producción: ¿están sus segmentos diseñados para viralizarse o se limitan a ser cortes de la emisión lineal?

Un programa que no es un programa y su gran reto

Algo que Open Play ha conseguido es transmitir una sensación que parece llevar por bandera: ser una especie de “programa no programa”. Es decir, el espectador lo percibe como una evolución de lo que se entiende por espacio de televisión tradicional. Y lo cierto es que el público digital está cada vez más familiarizado con lo ágil, con el humor y con los impactos constantes —tanto visuales como auditivos—. Y teniendo en cuenta que rostros como Ignatius Farray, Inés Hernand o Miguel Maldonado están confirmados, la repercusión parece garantizada.

Open Play es, sin duda, un paso adelante necesario para RTVE. Parece ser la evolución lógica para una plataforma de streaming que ya demostró gran músculo prácticamente desde su lanzamiento. Para asentarse y consolidar su propuesta como una alternativa, este proyecto debe encontrar su camino y no conformarse con ser un experimento. El tiempo dirá si este “variadito” consigue sus objetivos y ser ese punto de inflexión en la transformación digital que vive el entretenimiento.