'Supervivientes' desveló su “mayor secreto”, provocó el drama al descubrir a Manuel y perdió a Almácor por una lesión

La sexta entrega de Supervivientes 2025: Tierra de Nadie volvía a sufrir un nuevo temporal, con lluvia torrencial desde la mañana, que hacía tiritar a los concursantes en el exterior.

Para lograr hacer la “gala histórica” que prometía Laura Madrueño acabaron metiendo a los aventureros en Palapa donde vivieron la unificación con la llegada de Manuel y el regreso de Makoke y Nieves. Algo que alegraba a algunos, pero a otros les desconsolaba.

Además, el programa leía el parte médico de Almácor que, tras caerse en uno de los retos, le impedía continuar en la aventura: “En las pruebas se confirma la presencia de una lesión que obliga el inmovilizarle el hombro durante 4 semanas y posterior rehabilitación. Por todo ello, Almácor no puedes seguir y debe regresar a España”.

Una decisión que derrumbaba a Almácor: “No me jodas, no es justo, lo siento, soy un patoso”, decía entre lágrimas, totalmente decepcionado por no poder continuar.

La unificación de los “misterios” con el drama de Anita al ver a Manuel

“Parece que han estado pasando cositas que no os cuadran” comentaba Carlos Sobera a los concursantes de Palapa para dar paso a un vídeo que desvelaba la existencia de Playa Misterio.

“Hoy es una noche histórica y aquí no hay errores, pero sí muchos misterios” añadía Laura Madrueño dando paso a Manuel. “Después de mucho tiempo tengo la oportunidad de estar aquí y estoy encantado de veros” decía el concursante ilusionado por la unificación.

A Anita le cambiaba la cara: “No me hace ninguna gracia. No quiero que se fastidien las cosas con Montoya ahora que llevamos un tiempo arreglándolo. Es revivir la mierda”, lamentaba con un ataque de ansiedad. Al escucharla, Montoya la tranquilizaba: “Para mí es un concursante invisible más”.

La entrada que sí celebraron fue la de Makoke. Casi todos, excepto Escassi (que no es muy de celebrar) y Laura Cuevas. Para después volver a ver a Nieves a la que recibieron con abrazos y saltos de alegría.

Tras la llegada de los tres, Damián y Anita escogieron a quién querían en sus equipos: él se quedó con Makoke y ella con Nieves. Así como acordaron que Montoya estaría peor con Manuel en su equipo, por lo que Anita prefirió que también se uniera al suyo.

Montoya se vuelve a salvar de la nominación

Álex Adrover, Carmen Alcayde, Laura Cuevas y Montoya eran los nominados de la semana que se situaron en la habitual plataforma de barro para descubrir la decisión de la audiencia.

La primera en sentir el barro caer por su cuerpo fue Laura, que continuó en la lista negra. Le siguió Álex y la última fue Carmen. Por lo que una semana más, el público volvía a salvar al protagonista de la última Isla de las tentaciones.

El imposible Puente de la Concordia entre Laura Cuevas y su marido

Tras el reencuentro de Laura y su marido Carlos el domingo, que se convirtió en el peor de una pareja en el reality, les propusieron cruzar el Puente de la Concordia para intentar arreglar su matrimonio… o no.

Los temas que les propusieron fueron el pasado, la traición y el futuro. Temas que volvieron a encenderles la rabia entre ellos, se gritaron de nuevo y ninguno se escuchaba,

“Para hacer todas las cosas nuevas que tengo que hacer tienes que cambiar, dedicándome más tiempo”, empezó pidiendo ella. Y él transmitió lo mismo: “Tú también tienes que cambiar, siendo más sincera. Me llegan informaciones de que te ven con otros. Desde el jueves pasado no estamos viendo las galas porque no sabes cómo lo estamos pasando allí, nuestro aliento es que te acuerdes de nosotros pero no hablando de nuestra falta de sexo”.

Al escucharle ella también le atacaba: “Estoy flipando, él sí que cuando me conoció se fue a tirarse una del Tinder. No he sido infiel, este verano sí que estuve con un compañero de trabajo después de decirnos que nos dábamos un tiempo”.

Aunque Sobera intentó calmarles en varias ocasiones, les pidió que se escucharan, y hasta que reflexionaran sobre si tenían futuro o no, ellos no dejaron de discutir en ningún momento, hasta que él se marchó del puente.