Gran Hermano

Que alguien les quite el parchís

Superado el primer tercio de concurso, el ritmo de vida de estos chicos se asemeja a cualquier crónica canallesca de vida nocturna y descanso diurno. La única que dio muestras de actividad matinal fue Sabrina, quien aprovechó para acicalarse, dejar la casa como los chorros del oro y volver a meterse en la cama. Mientras tanto, el resto de los concursantes no se movieron hasta las tres de la tarde, hora a la que empezaron a desayunar. Pero lo que vino después no fue mucho mejor. Tras el “desayuno” vino nuevamente el apalanque. Hay veces que el silencio en la casa de Guadalix de la Sierra puede cortarse con un cuchillo. No, no se trata de tensión. Se trata de puro, duro y absoluto aburrimiento. Kaiet, presa de la actividad que reina por todos los rincones de la casa, comenzó un concierto de ronquidos en el sofá, interrumpido por la llamada de la selva: ¡a comer! Y tras engullir, nada mejor que seguir ese hábito tan hispano, tan nuestro, y al que los habitantes del Gran Hermano no hacen ascos: la siesta. “Hoy va a ser impepinable” dijo Emilio. Pobres, con tanta actividad. A alguna mente malévola de la organización, se le ocurrió interrumpir tan magnánimo evento de ronquidos para comunicarles el resultado de la prueba. Resignación y a apretarse el cinturón. Visita de la ginecóloga En días anteriores, Eva y Mari manifestaron problemas con su menstruación. Por eso, una ginecóloga pasó a visitarlas. Y poco más se supo, ya que a partir de entonces los espectadores pudieron disfrutar de las excelentes vistas a la piscina, por si acaso se les había olvidado. Después vino el parchís, esa actividad lúdica y que tantos buenos ratos –de sopor- hace pasar a los telespectadores. Eva tuvo que soportar un nuevo acceso de celos por parte de Emilio, ya que al de Madrid no le gustó que su “esposa” escogiera a otra chica como pareja. En el fragor de la pelea se pudieron escuchar lindezas de todo tipo. Al final, como se suele decir, todo quedó en agua de borrajas. Y tras el fragor de la discusión, vino la reconciliación. Para acabar la jornada, Gran Hermano les propuso celebrar el Día del libro. Para ello, nada mejor que demostrar las dotes de poeta para con una persona de la casa y regalarle una rosa. Reproducimos algunos extractos: Kaiet le dijo a Karola “mi barbie”, “diosa del cuchicheo” y “reina de las pasiones”. Ángel ofreció su amistad “para siempre” a Sabrina y ésta le ha dado las gracias al de Alicante porque “me has hecho recordar sentimientos que hacía mucho que no sentía”. Tranquilos, el momento cultural se disipó cuando la sombra del parchís planeó la casa de nuevo. Más vídeos y noticias en el especial Gran Hermano elaborado por Latino Televisión.

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