Cierra la última fábrica de televisores de tubo
Tecnimagen, el último fabricante de televisores de tubo catódico de España, ha anunciado el cierre de su planta de Sant Boi de Llobregat (Barcelona), propiedad de la multinacional holandesa Philips hasta octubre de 1994, según informa EFE.
La medida afecta a una plantilla compuesta por 139 trabajadores, según fuentes próximas a esta compañía, la cual llegó a producir casi un millón de unidades en 2003 y entró en nuevos segmentos, como los aparatos de LCD y DVD, aunque la competencia de los países emergentes y la desaparición del formato tradicional de televisor han sido escollos infranqueables, a pesar de que el hecho de que sus unidades se comercializasen con marcas de terceros en el canal de distribución suponía un importante ahorro de costes en mercadotecnia y publicidad.
La pantalla plana puede con el tubo catódico
La desaparición de Tecnoimagen está muy relacionada con el éxito de los televisores planos en el mercado. En 2005 se vendió un millón de estos dispositivos y la cifra se duplicó en 2006. Y para este año la consultora GFK espera que se vendan tres millones de televisores LCD y de plasma, productos de gran atractivo y que no paran de bajar de precio, sufriendo una reducción cercana al 40% en los últimos 12 meses.
Una empresa originada en 1994
Los orígenes de la empresa se remontan a octubre de 1994 cuando Philips decidió cerrar su fábrica de televisores de Sant Boi. Un grupo de directivos de la empresa, liderados por Joaquín Badenas, se hizo cargo del 100% del capital y reavivó el negocio, que pasó a denominarse Tecnimagen. Se negoció con Philips un plan de choque que comprometía a la multinacional a adquirir parte de la producción por un período de tres años, y a ceder su tecnología y patentes a cambio de que el nuevo equipo gestor asumiese un porcentaje de la plantilla y garantizase la viabilidad del negocio.
Pero el negocio no ha marchado como se esperaba. Desde el pasado mes de enero, los propietarios de Tecnimagen han tratado de vender los activos de la compañía o de elaborar un plan de viabilidad centrado en la fabricación y comercialización de productos alternativos, vinculados a las energías renovables, o circuitos electrónicos de altas prestaciones, al tiempo que han intentado conseguir ayudas públicas.
Dificultades para pagar a los trabajadores
Finalmente, han comunicado que no pueden afrontar el pago de dos créditos por valor de más de cinco millones de euros, así como sus compromisos económicos con varios proveedores, después de dos ejercicios consecutivos con pérdidas y un descenso paulatino de los pedidos. Los propietarios dudan, incluso, de que puedan indemnizar a los trabajadores por el fin de la actividad, por lo que seguramente deberán recurrir a un proceso concursal y la liquidación de la sociedad quedará en manos de unos administradores judiciales.