Así es la “Generación Adicta” que se rehabilitará en Cuatro
Soy adicto es el nuevo 'coach' de Cuatro que se emitirá todos los viernes a partir del 9 de abril. Un formato, producido por Magnolia TV, en el que un grupo de profesionales apoyará, asesorará y tratará médicamente el proceso de rehabilitación de 10 jóvenes adictos que intentarán salir del pozo en el que se encuentran.
Soy adicto ayudará a los dependientes a dar el primer paso en su rehabilitación. El programa les ofrece su última oportunidad para conseguir un futuro esperanzador, informa la cadena en una nota.
Quico Taronjí seguirá todo su proceso implicándose en cada uno de los casos
Durante un mes, el presentador Quico Taronjí seguirá todo su proceso implicándose en cada uno de los casos. Los 10 jóvenes quieren dejar de vivir el infierno en el que están inmersos. Por ellos y por sus familias.
Unas familias que se muestran esperanzadas, pero también atemorizadas por lo que les pueda esperar en su regreso. Los familiares serán el primer apoyo de los chicos para que inicien su rehabilitación. Muchos de ellos han gastado sus últimos cartuchos y en Soy adicto no quieren echarlos a perder...
La Fundación Girasol, una fundación de carácter benéfico asistencial sin ánimo de lucro, con más de 25 años de experiencia, será la encargada de poner en tratamiento a estos jóvenes.
Pero esta experiencia no va a ser nada fácil. Tan sólo se trata del primer paso en un largo proceso de rehabilitación y cualquier error puede convertirse en un inconveniente para superar esta fase de desintoxicación.
Cómo afloran sus sentimientos, adormecidos antes por las sustancias
Lejos de su entorno habitual, tendrán la oportunidad de reflexionar sobre lo que han sido sus vidas y la repercusión que el consumo de estas sustancias ha tenido en sus familias. Para ello, se someterán a una serie de terapias y actividades, tanto de grupo como individuales, en las que analizarán las causas y consecuencias de su adicción.
Durante esta etapa, los protagonistas comprobarán cómo afloran sus sentimientos y emociones, adormecidos anteriormente por efecto de las sustancias. En esta situación deberán hacer frente a sus errores, sus miedos, su desilusión y su falta de autoestima. ¿Serán capaces por fin de hacer frente a los problemas del día a día sin refugiarse en las drogas?
Un duro esfuerzo que les llevará a afrontar una nueva vida y a establecer un nuevo tipo de relaciones más saludables y menos dependientes.
Aislados y con cuatro semanas por delante, descubrirán que no sólo ellos han caído, y que con una voluntad firme y una ayuda cualificada, es posible empezar de nuevo. Pero además, el programa les acompañará después de su proceso de rehabilitación para descubrir quiénes han conseguido salir adelante.
Soy adicto es una adaptación de Rehab, un formato de origen holandés emitido en NED3 con un gran éxito de audiencia que les ha llevado a repetir con una segunda temporada. El programa se ha estrenado también en Alemania en RTL2 y se encuentra en fase de preproducción en su adaptación en Finlandia.
El proceso
Adicciones a la cocaína, la heroína o el alcohol han destruido la vida de las 10 personas y de sus familias que se van a poner en las manos de este equipo de profesionales.
Durante un mes estas convivirán en un centro acondicionado con el propósito de rehabilitarse; para ello contarán con la ayuda de un grupo de profesionales (dos trabajadores sociales, una médico y una psicóloga) especializados en la rehabilitación y desintoxicación de personas que sufren adicciones. Estos profesionales atenderán las 24 horas del día sus principales necesidades físicas y mentales.
Para salir de la adicción, los jóvenes también encontrarán su apoyo en sus propios compañeros. Todos comparten la abstinencia, el miedo, la desesperación… incluso la ira. Pero este durísimo desafío tendrán que afrontarlo lejos de su habitual entorno y familia.
Dura realidad
“La cocaína es mi novia inseparable durante muchos años”, “te da igual todo, vas a lo que vas, en un solo día me gasté medio millón de pesetas”. Esa es la dura realidad de los adictos que quieren dejarlo cueste lo que cueste. Pero saben que el proceso será durísimo: “tengo bastante miedo a saber a qué me puedo enfrentar…”.
Aún así, todos parecen tenerlo muy claro: es la única salida que les queda, la última oportunidad para salir del infierno porque no quieren seguir en él: “si cada día de mi vida va a ser así, prefiero no vivirla”.
Soledad. Miedo. Culpa. Ira. Frustración. Sentimientos encontrados durante un mes. Alejados de sus familias. Precisamente son sus seres queridos los que les han dado un ultimátum y los que les apoyan.
Pero tienen un límite: no saben si podrán soportar otra recaída... “no me puedes fallar, por favor, aquí tienes una oportunidad”… “tengo que conseguir que mi hija salga adelante”. Están cansados de vivir ese infierno: “le he deseado la muerte”- dice una madre- “fui a la cocina, cogí el cuchillo y fui a por él para rematarle...”
Las reglas
Los protagonistas deberán respetar un conjunto de reglas establecido por los terapeutas. Su cumplimiento no será fácil pero les ayudará a establecer una rutina para seguir su rehabilitación.
El alcohol, drogas y medicinas estarán prohibidas en el centro; por supuesto las conductas agresivas no estarán permitidas; tampoco los móviles, ordenadores y mp3; los protagonistas se someten a exámenes médicos periódicos; no se puede fumar dentro de las instalaciones; no se podrán mantener relaciones sexuales.
Cada semana, uno de los protagonistas será el “supervisor” del centro y será responsable de la organización de las tareas de sus compañeros; los participantes disponen de una pequeña cantidad de dinero fijo semanal para sus gastos.
Los protagonistas tendrán que respetar los horario: 8 de la mañana, hora de levantarse y 12 de la noche, luces apagadas; durante la primera semana no estarán permitidas las llamadas telefónicas, a partir de esa primera semana tendrán un número establecido de llamadas de breve duración…
Las reglas de convivencia así como el respeto de los horarios y de las instalaciones son una parte importante del proceso de rehabilitación, podrán alimentar los conflictos y podrán ser también causa de abandono del centro por parte de alguno de los protagonistas.
Quieren dejarlo
Erick. 26 años. Santander. Cannabis
Dejó los estudios a los 15 y para él, el hachís es tan necesario como el comer. Sus padres están separados y vive con sus tíos. Su padre también es consumidor de marihuana. Erick es aficionado al hip hop, ha grabado una maqueta. Su novia le ha dado un ultimátum y quiere dejar de consumir para recuperarla.
Ramón. 36 años. Palma de Mallorca. Alcohol y juego.
Es adicto al juego y al alcohol. Tiene dos hijos de dos matrimonios diferentes. Empezó a jugar a los 18 años. Calcula que en total se habrá gastado unos 300.000 euros. Ha utilizado su posición al frente de la empresa familiar para coger dinero del negocio y gastarlo en el juego. Necesita beber alcohol para jugar. Su primera mujer le dejó por sus adicciones y cree que está cometiendo los mismos errores en su actual matrimonio.
Juan Ramón. 35 años. Vinaroz (Castellón). Cocaína.
Ex tenista profesional y empresario. Vive con sus padres aunque la relación con ellos está muy deteriorada. Tiene una hija de 5 años que no vive con él. Es adicto a la coca desde los 21 años. Ha abandonado tratamientos de desintoxicación en varias ocasiones. Su presupuesto mensual de cocaína asciende a 3.000 euros. Ha llegado a ser el número quince de España en el mundo del tenis, pero lo ha perdido todo por culpa de la droga.
José. 29 años. Córdoba. Alcohol, cocaína y juego.
Es soltero pero lleva 14 años con su pareja con la que tiene un hijo en común de cuatro años. José no sabe decir no. Hace menos de un mes que ha reconocido su adicción al alcohol, la coca y el bingo.
Su consumo empieza con una cerveza, el alcohol le lleva a probar suerte en el bingo y de ahí acaba en el consumo de cocaína. Ha llegad a gastarse su sueldo íntegro en una sola noche. No encajó bien la separación de sus padres ni las relaciones posteriores de ambos. Su mujer tiene claro que si de esta no sale se va con su hijo de casa.
Esther. 23 años. Segovia. Heroína, cocaína y hachís.
Esther empezó a fumar hachís a los 13 años, más tarde empezó con la cocaína y a los 19, tras sufrir un desengaño amoroso, se enganchó a la heroína. Vive en un coche y está totalmente apartada de su familia. Sólo mantiene contacto con su padre que es también heroinómano.
José Juan. 22 años. Alicante. Cocaína.
Adicto a la cocaína. Quiere rehabilitarse para no perder a su familia y a su pareja. Se gasta unos 1.000 euros al mes en cocaína. Sus deudas por las drogas le obligaron a volver a casa de sus padres donde vive con su pareja. El aspecto físico le preocupa enormemente. Esta preocupación ha derivado en un trastorno de alimentación: es bulímico. “He perdido más de 10 empleos por culpa de la cocaína”.
Gema. 22 años. Madrid. Heroína, cocaína, pastillas…
Comenzó a tontear con las drogas con tan sólo 12 años. El consumo le ha llevado a una vida al margen de su familia y de la sociedad. En la actualidad es politoxicómana y vive en la calle. Es su madre, preocupada por esta situación, la que pide ayuda al programa para poder ingresarla en una comunidad terapéutica.
David. 20 años. Madrid. Cannabis.
Empezó a fumar porros a los 13 años. Su padre tenía una planta en casa y decidió probar la marihuana. Ahora fuma una media de 25 porros diarios. Sus padres están separados. Su madre vive en Suiza con sus dos hermanos y él vive solo con su padre. Trabaja ocasionalmente con él en la construcción. Le preocupan sus constantes pérdidas de memoria y su novia le reprocha que fume tantos porros. “Pienso en las drogas cada media hora desde que me levanto hasta que me acuesto”.
Samuel. 20 años. Puertollano (Ciudad Real). Heroína.
Samuel vive con sus padres. Se refugia en su familia para evitar caer de nuevo en la tentación de las drogas. Empezó con los porros y se enganchó a la coca esnifada y a la heroína. También ha tomado pastillas. Un accidente de coche bajo los efectos de las drogas le hizo reflexionar y darse cuenta de que tenía un problema. Su padre y su hermano son guardias civiles y cree que su consumo es, en parte, un acto de rebeldía.
Juan Antonio. 35 años. Ermua (Vizcaya). Cocaína y heroína.
Consume cocaína, heroína y actualmente está en tratamiento con metadona. Su vocación frustrada como futbolista es uno de los detonantes de su adicción. Lleva 15 años intentando desengancharse y se siente muy solo y señalado en el pueblo por su trayectoria como drogodependiente. Sólo tiene amigos de consumo. Juanan vive con su novia que está a punto de dejarlo cansada de darle oportunidades. Su principal motivación para dejar las drogas es recuperarla.
Quico Taronjí, el apoyo
Quico Taronjí hará tareas de conductor/presentador y servirá de apoyo y confidente con los protagonistas. Quico recibe a los chicos en El Refugio y les da las primeras instrucciones. Los acompaña durante el registro de equipajes y comparte con ellos las primeras impresiones.
A partir de ese momento cenará con ellos todas las noches y recibirá de primera mano las dudas y temores que surjan en el proceso. Otro de sus cometidos será acercarnos a las actividades que los chicos realizan durante la terapia, sus logros y sus inquietudes.
Licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad del País Vasco, inicia su camino televisivo en 1998 como presentador de informativos de Televisión Melilla. En 2000 se traslada a Madrid para formar parte de la plantilla de presentadores de Ondaseis tv. De 2002 a 2005, Quico es reportero del programa Andalucía Directo de Canal Sur Televisión. Tras su paso por Andalucía da el salto a la televisión nacional y contribuye al inicio televisivo de España Directo (TVE).
Durante el verano de 2007, como reportero de ED, protagoniza la primera circunnavegación a España emitida diariamente por un programa en directo (Vuelta a España en velero). En 2008 Quico pasa a ser el reportero de aventura del programa El día por delante (TVE), y más tarde, el hombre del tiempo del magacín Esta mañana (TVE). Antena 3 le contrata a principios de 2009 como presentador de exteriores de La vuelta al mundo en directo, y ese mismo año, Telecinco ficha a Quico para conducir el concurso Asalto al furgón del dinero.
El equipo
Las diez personas se someten a un tratamiento avalado por la Fundación Girasol, una fundación de carácter benéfico asistencial sin ánimo de lucro, formada un grupo de personas y profesionales con más de 25 años de experiencia, amplia formación y objetivos comunes, que utilizan una metodología específica de atención integral.
La Comunidad Terapéutica de la Fundación Girasol se encuentra en plena Sierra de Cádiz, a 5 kilómetros de Arcos de la Frontera, en la ruta de los pueblos blancos.
El equipo de profesionales que supervisará la comunidad terapéutica está formado por 4 expertos con una dilatada trayectoria en el tratamiento de drogodependientes.
El equipo de terapeutas tiene reuniones diarias en las que evalúan los progresos y las dificultades surgidas en la convivencia. Un completo programa de actividades y terapias se desarrollará durante este primer mes sin adicciones que se corresponde con la primera fase en un proceso de rehabilitación: la fase de desintoxicación.
Profesionales formados en el área de la salud, la psicología y la educación
- Carmela Fernández, médico experta en drogodependencias y toxicologías. La coordinadora del centro y la que se encarga de rebajar las dosis de la medicación.
- Arantza Ortiz, psicóloga especializada en atención al drogodependiente. Es la encargada de conducir las terapias grupales e individuales.
- Juan Antonio Beltrán, ATS, trabajador social. Es el encargado de planificar la terapia ocupacional que se desarrolla cada día en el centro. Tratará de garantizar que todas las normas se cumplan.
- Alberto Devesa, trabajador social y experto en el tratamiento de las adicciones. Conduce talleres de prevención de recaídas, de habilidades sociales, de reinserción…