Crónica martes

GH: Se nos rompió el amor de tanto usarlo

Patricia se descuelga con un comentario preñado de arrepentimiento (“Para que habré venido aquí, antes era medio feliz”), que terminó de rematar con otro que la define con fidelidad: “Me voy con mi madre que es la que me entiende”. Ante estos comentarios, Kiko saca a relucir su ironía de brocha gorda asegurando que “ya me he quedado sin secretaria de dirección”.

Más tarde, la sevillana, en el confesionario, se pregunta: “¿Qué más me queda por pasar aquí dentro? Me voy a quedar acostada el resto de días”. Pero que no ronque, pensarán sus compañeros. Kiko y Patricia mantienen el pulso: ni se miran ni se hablan (directamente). A la hora de la cena, se han sentado juntos pero no se han dirigido la palabra.

En la radio, Patricia habla maravillas de Sevilla y Javito pregunta si los sevillanos son “muy suyos”. Los dos tenían sus razones, ella quería dejar claro que no se mudaría a vivir con Kiko y él defender a su amigo culpando del fracaso a la forma de ser de ella. Ante esta pregunta, Patricia se puso grosera y Javito se mosqueó con la andaluza por enésima vez. Javito, en conversación con Óscar, asegura que nominará a la sevillana antes que a Carol. El manchego, por su parte, asegura que Kiko es artificial, que no hace nada en la casa, y que será uno de sus nominados.

Durante la noche, Kiko y Candi hablaron en la habitación acerca de Patricia. Ella apareció en la puerta y les criticó por chismorrear de ella a sus espaldas. El madrileño repele la agresión dialéctica con un “te estás pasando”. Al poco tiempo, la sevillana regresó y, sin que ellos estén hablando del tema, empezó a gritar y dar portazos. Patricia se acostó sin cruzar palabra con nadie y lloró desconsoladamente. Parece que no hay marcha atrás.

Cuando la barbacoa de tu vecino veas cortar...

Kiko, inspirado por esa musa contemporánea que es Georgie Dann y su legado para las generaciones futuras, propuso organizar una barbacoa. Así celebraron la victoria en la prueba del karaoke. Tras el visionado de “Flashdance”, la historia de una soldadora que cumple sus sueños no sin esfuerzo (¿la biografía de Raquel?), conocieron la prueba semanal dedicada al apadrinamiento de niños del Tercer Mundo.

El primer reto consiste en inflar 4.000 globos con Helio. Y ustedes preguntarán, ¿y que tiene que ver esto con la temática de la prueba semanal? Pues, francamente, poco. Cada globo contiene un mensaje con el número de teléfono de una O.N.G. y serán soltados al mismo tiempo. El segundo tramo consiste en una subasta solidaria de sus objetos personales. Yo estoy dispuesto a romper mi hucha-cerdito para hacerme con el gorro naranja.

Los concursantes de GH han recibido obsequios hechos a mano de parte de los niños y niñas y mantendrán una conversación con alguno de ellos. Por lo pronto, los habitantes de la casa han reservado 100 euros para donarlos. Un bonito gesto. Para rematar, tendrán que escribir y enviar 1.500 cartas a dirigentes, personalidades y organismos, con el fin de persuadirles para que apadrinen niños. La ola de pavor del anthrax se va a quedar pequeña.

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GH: Los amores reñidos son los más queridos

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