Jugada maestra de Gran Hermano
La edición de ayer de Gran Hermano logra para Telecinco su mejor registro de los jueves desde abril de 2001. Además, fue la cadena más vista en el día de ayer con un 26,1% de share. Antena 3 logró un 18,5% y La Primera un 24,5%. Cuéntame que pasó venció en número de espectadores, 6.139.000 frente a los 5.887.000 del reality show, pero no en share. La serie de TVE alcanzó un 33,9% mientras que el concurso de Telecinco registró el 35,6% de share. Al descubierto salió escaldada del duelo con un modesta audiencia de 1.807.000 televidentes (13,6% share).
Una de las responsables del éxito, Paula Vázquez, combinaba en su vestuario la osadía de los corpiños de Madonna-Gaultier y el glamour del vestuario de Moulin Rouge. Fue la encargada de poner al día al azteca Eduardo, aún algo desorientado pero muy educado y simpático. Veremos cómo este cirujano treintañero encaja entre esta caterva de veinteañeros desatados.
Mientras, en el plató, la madre de Raquel criticaba agriamente la campaña de acoso y derribo que ha sufrido su hija. Pepe campeaba el temporal como podía. Cuando el secreto a voces que era su expulsión se convirtió en realidad se mostró relajada y serena. Patricia y Kiko no cumplieron su amenaza de gritar aquello de “ que te jodaaan”. Raquel, que vestía un traje de chaqueta al más puro estilo Diane Keaton, se despidió solamente de los de su cuerda.
En ese momento Ness anunció su marcha de forma inmediata, pero el jefe se la negó. La escena fue digna de un video-denuncia de Amnistía Internacional. Ontiveros, el director, con unos reflejos tremendos, ofreció al gallego una oferta de las que, como diría Vitto Corleone, no se pueden rechazar: protagonizar el intercambio con México. La escena sucedió en el confesionario, aparentemente en secreto, pero ¡oh, veleidosa fortuna!, el micro quedó abierto y la noticia fue de dominio público para todos lo concursantes. Descartado el efecto sorpresa, Ness y su inseparable serpiente de peluche dejaban la casa. Kamya, su novia, vivía la escena con emoción.
Nueva sorpresa para el bailarín erótico, en la suite esperaba Eduardo, que fue convenientemente interrogado mientras la fuente de gominolas sufría un genocidio. Menos afortunado fue la broma que urdieron alrededor del, teóricamente, ser más inocente de la casa, Jorge. Lo cierto es que resultó una conjura que combinaba a partes iguales ritos pre-colombinos y zoofilia a cuenta de las gallinas.
Y como traca final, la última comunicación de Raquel con los habitantes vía audio. Un comentario más o menos bienintencionado de la soldadora (“Patricia, que cara de mala tienes, sonríe un poco”) fue repelida por la sevillana con contundencia: “¿por qué no te vas a tomar por culo?”. Navarro, impotente, cerró el tema con un “¿Qué necesidad había?”.