Kiko y Patricia monopolizan la atención en GH
“Nos agrupábamos en el centro del vestíbulo, frente a la gran telepantalla, preparándonos para los Dos Minutos de Odio. (...) Lo horrible de los Dos Minutos de Odio no era el que cada uno tuviera que desempeñar allí un papel, sino, al contrario, que era absolutamente imposible evitar la participación porque cada uno era arrastrado irremisiblemente”. El rito que contaba George Orwell en 1984 se repite de nuevo en la enésima conferencia de paz entre Kiko y Patricia.
El madrileño piensa que en su relación “todo ha sido muy precipitado” y cree “que aquí dentro no va a funcionar”. Acusa a la sevillana de poco madura porque “no entiende que en la vida no todo es blanco y negro, hay grises”. Él se niega a dar por cerrada totalmente la relación y Patricia se enfada, llora, discute, ríe,... ¿A esta mujer qué le pasa? ¿Está perdiendo el juicio? ¿Hay algún psiquiatra entre el público? ¿Alguien tiene una chaveta de sobra?
Patricia buscó consuelo en Óscar al más puro estilo Jorge mimosón. El manchego, cuando vio lo que se le venía encima (textual) acertó a decir “no sé donde poner las manos”, pero terminó rendido a la tentación de la carne: “¡Qué piel tan suavita tienes!”. Lo de Óscar y Patricia promete, él la llama “monstrua” y ella le promete una estancia en l asuite “sin sexo”.
Del jardín pasaron al dormitorio. Esta vez su conversación giró en torno al ex de Patricia. Una historia que bien podía ser investigada por Mulder y Scully. La sevillana se llevaba de perlas con un chico que tenía novia, pero, tal y como la trataba , la novia parecía ella. O algo así, que estas historias de sentimientos son muy complejas, lo cristalino es la frase de ella: “Hasta ahora ése ha sido el hombre de mi vida y será a la primera persona a la que llame cuando salga de aquí”. Atención a la definición que de él aporta: “No es el típico chulo de verbena”.
Pero no acaba aquí la historia, cuando Patricia fue seleccionada para GH, él la hizo prometer que no contaría nada de esto en la casa. Como véis, no ha cumplido su palabra. ¿La excusa para esta traición en toda regla? Que lleva muchos días en la casa y va a explotar. La onda expansiva va a ser más sonada que las ventosidades de Jorge, con perdón. A todo esto Javito duerme, ¿o hace como si durmiese? Mmmm, la infomación es poder. Por su parte, Kiko recupera su soltería en la habitación contigua confirmando eso de que cuando toma una decisión la mantiene.
Embajadores de buena voluntad
Aunque parezca increíble hay otras preocupaciones en la casa, por ejemplo, la marcha de la prueba solidaria. Jorge entró en el confesionario y recogió la carta del niño que ha apadrinado, que se llama Inocente. ¿Casualidad? ¿Existe un nombre más adecuado para el ahijado del gaditano?
Jorge se mostró emocionado, sentimiento que se extendió a todos cuando recibieron la noticia: “Habitantes de la casa, podéis sentiros orgullosos, porque en un solo día habéis conseguido más apadrinamientos de niños que los que se consiguieron en dos años”. Patricia, en su infinita sabiduría, no pudo evitar que un comentario poco afortunado surgiera de sus labios: “Osea que tenemos una audiencia de la leche y vamos a ser más famosos...”. Esa regla de tres tan primitiva y fuera de lugar ha provocado pasmo entre sus compañeros.
La tómbola solidaria ya tiene objetos: la camiseta roja rayada de Javito, las gafas de sol de Kiko, el colgante protector de la Virgen, las camisetas artesanales de Jorge y Carol y el idolatrado osito azul de Óscar. Los concursantes expulsados también han aportado su granito: Elba ha cedido un peluche de colores, Noemí sus gafas de sol verdes, Jacinto ha elegido el polo azul marino con el escudo de Navarra y Ness un traje de terciopelo diseñado por él mismo (no sabemos si habrá alguien que tenga su misma talla).
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