Maurizio Carlotti, buen gestor, ex comunista y defensor de la televisión privada
Maurizio Carlotti, veneciano de 50 años, está casado y es padre de tres hijos. Tiene una biografía original. Es de dominio público que estuvo afiliado al Partido Comunista Italiano durante 16 años, hasta 1990. Durante cinco de ellos, desde 1979 a 1984, fue director de una TV local ligada al PCI, periodo del que cuenta, con orgullo: “Me pagaban 750.000 liras (65.000 pesetas de la época) al mes”. Se le consideraba próximo al gran teórico del eurocomunismo, el ya legendario y fallecido Enrico Berlinguer. De él se cuenta una anécdota, quizá apócrifa, pero que como dicen los italianos “si non é vera, é ben trobata”. Cuando le presentaron al Padre Apeles, Carlotti, que goza de un extraordinario sentido del humor y de una considerable inteligencia, le dijo: -“Padre, tenía muchas ganas de conocerle, porque usted y yo tenemos algo en común”.
Apeles, sorprendido, le dijo:
-“Ah!, ¿Sí?”
-“Sí”, le respondió Carlotti. “Yo he estado muchos años en el Partido Comunista Italiano y ahora soy un asqueroso empresario y usted es cura y, la verdad, no sé si cree en Dios”. En cualquier caso a Carlotti, a pesar de su fama de gestor duro e implacable, le ha quedado una notable sensibilidad social después de su paso por el eurocomunismo. La fecha prevista para su desembarco en Antena 3 es el 19 de junio, con motivo de la celebración de la Comisión Ejecutiva y Consejo de Administración ordinario de la privada. La situación financiera de la cadena de San Sebastián de los Reyes, que el año pasado entró en pérdidas por valor de 30 millones de euros, aconseja un cambio drástico de la gestión que asegure el control de los costes y maximice la política comercial para lograr un incremento de los ingresos. Carlotti fue el hombre clave de Berlusconi en la reestructuración y saneamiento de Telecinco. ¿Repetirá la jugada en Antena 3?. El salvador de Telecinco Se incorporó a Fininvest, el imperio mediático de Silvio Berlusconi, a través de su empresa de publicidad, Publitalia. En 1994 es enviado a España para hacerse cargo de Tele 5, en un momento en que Berlusconi dudaba sobre mantenerla o venderla. Cuando Carlotti llegó a España, para sustituir a Valerio Lazarov, la situación era muy delicada. La cadena tenía unas pérdidas de alrededor de 3.500 millones de pesetas y el endeudamiento superaba los 50.000 millones. Su receta fue muy drástica: recortar los gastos en un 20%, la plantilla un 25% y la dirección un 33%. Pero sobrevivió al reto. Cuando llegó a España se sorprendió de que en España, a diferencia de Italia, el conjunto de las cadenas gastara alrededor del doble de lo que ingresaba y declaraba: “Será una escasa cultura empresarial, será la prevalencia de otros intereses, será el mal ejemplo del Estado. Pero ha llegado el momento de invertir la tendencia. A nosotros ya no nos debe interesar ser la primera cadena, sino la primera que obtiene ganancias”. Y lo consiguió: no le importaba que Telecinco fuera la segunda o la tercera opción de audiencia en cadenas generalistas, sino que estaba preocupado esencialmente por el beneficio empresarial. El éxito alcanzado en la gestión de la cadena española, convirtiendo los resultados negativos de 1994 en 9.000 millones de pesetas de beneficio en 1997, fue definitivo en el ascenso de este ejecutivo, que después fue nombrado consejero delegado de Medios y Contenidos de Mediaset, que engloba las emisoras de televisión y las empresas de captación de publicidad. Presidente de DeAPlaneta Maurizio Carlotti dejó el grupo Mediaset para aceptar la oferta de José Manuel Lara, que le nombró Presidente de DeAPlaneta. DeAPlaneta es el nombre de la joint venture entre DeAgostini y Planeta. Sus actividades están centradas en la producción de largometrajes, series de TV, TV movies, documentales y series infantiles, así como en la distribución de derechos audiovisuales para cine, TV, vídeo y DVD. Uno de los proyectos más ambiciosos del grupo está relacionado con la edición de contenidos en un entorno digital y multimedia. Su llegada a Antena 3 se produce de forma natural. Ya dentro del grupo Planeta, y siendo un experto en el mundo audiovisual, es el ejecutivo más indicado para asumir la responsabilidad de Antena 3. ¿Cuál será su estrategia en Antena 3? En Antena 3 tendrá que repetir el reto de Telecinco: los malos resultados de la cadena de San Sebastián de los Reyes están provocados, en buena parte, por operaciones que no tienen su origen en decisiones empresariales, sino políticas: la compra de Onda Cero o la apuesta por el Campeonato Mundial de fútbol. En Antena 3 deberá enfrentarse también a una plantilla desequilibrada y a una notable estructura de Servicios Informativos, con numerosas delegaciones territoriales y desconexiones, que no han tenido como principal objetivo el beneficio empresarial, sino la influencia en todas las Comunidades Autónomas. Crítico con la televisión pública española Carlotti ha sido uno de los ejecutivos, junto con Paolo Vasile, más críticos con las televisiones públicas españolas, su doble financiación y lo que considera distorsión del mercado televisivo. Ha criticado que TVE emita productos como Los Morancos o Cruz y Raya y considera que sólo las empresas privadas tienen una justificación racional para buscar las grandes audiencias. Incluso va más allá en su tesis: “Me gusta ver programas de servicio público con baja audiencia” y recordó que “en ningún país europeo el que tiene el liderazgo de la audiencia conserva el liderazgo de la competitividad”. En su línea de crítica a la televisión estatal, tilda de desastre la gestión de TVE: “Un sistema que se gasta el doble del dinero que ingresa, introduce grandes distorsiones económicas. TVE ha perdido el norte”. Es un defensor combativo de la televisión privada y defiende, sin sonrojarse, que está al servicio de la difusión de la publicidad y de los beneficios empresariales, por encima de cualquier otra consideración. Defensor del mando a distancia Siempre ha alabado las “enormes posibilidades” del mando a distancia. “Un medio que da la más alta libertad de expresión. Es el instrumento que más se acerca a la auténtica democracia televisiva”. Carlotti piensa que, si existiera un radiomando, desaparecerían las celebridades de la radio española como Luis del Olmo o Iñaki Gabilondo. Un “iluminado” de los reality shows Carlotti fue uno de los primeros ejecutivos europeos que se atrevieron a declarar –a mediados de los 90- que el futuro de la televisión no estaba en los deportes ni en las películas, sino en la telerrealidad. Tres conceptos clave: “convergencia”, “multimedia” y “globalización” La filosofía del nuevo primer ejecutivo de Antena 3 en lo que se refiere al mundo audiovisual quedó reflejada en una conferencia que dio en la Universidad de Navarra. “Ahora es posible, y deseable, imaginarse un contenido antes y desde fuera de cualquier canal”. Esto nos lleva, según Carlotti, a cambiar el concepto de “multimedia” que manejábamos hasta ahora: ya no se trata de ir adaptando las ideas a cada medio, sino de pensar en el producto como en algo multimedia desde el principio. Así, “el editor multimedia no tendrá como objetivo principal amortizar el dinero que se ha invertido, sino crear un producto para ser distribuido a través de distintos medios”, lo cual es toda una amortización en sí, ya que “no hay que multiplicar el presupuesto de marketing según el número de ventanas de distribución”. Junto con la convergencia digital de medios, Carlotti cita la globalización como otro factor que ha cambiado por completo la labor del editor de contenidos. Así, existe una tendencia cada vez más fuerte entre las empresas de comunicación a plantearse su negocio de forma global. “Esto no significa que haya que ser una empresa internacional”, aclara Carlotti, “sino que hay que tener la capacidad teórica de estar en cualquier país”. Para ello, es necesario ser “glocal” -o sea, global + local-, es decir, combinar una visión empresarial amplia con el conocimiento de las particularidades de cada mercado. Hoy las compañías se preocupan más que nunca por identificar y analizar mercados nuevos, dentro de los cuales compiten cada vez menos actores. Por tanto, mientras los mercados se amplían, los competidores disminuyen. Esto hará que la competencia por los contenidos se convierta en una “pelea de gigantes”. La emisión de contenidos personalizados Pero también los contenidos cambiarán de naturaleza, según Carlotti, “ya que dejarán de ser generalistas para convertirse en personalizados”. Es decir, que ya no se tratará ni de dirigirse a un público lo más amplio posible (como hacen las emisoras generalistas) ni de identificar pequeños grupos de telespectadores más o menos homogéneos (como hacen los canales temáticos), sino de llegar a cada persona en concreto. La digitalización de los contenidos permitirá que tanto éstos como sus usuarios y las operaciones que éstos realizan dejen su “huella digital”: los contenidos no sólo serán más fáciles de distribuir, sino que además se podrán localizar con exactitud. Por tanto, “será el propio destinatario quien nos indique qué quiere recibir y en qué términos (o sea, en qué formato, a qué hora, gastando cuánto dinero, etc.)”. Y a partir de estas variables, será posible hacer “un retrato robot, un perfil más preciso de cada suscriptor; ya no se trabajará con imágenes aproximativas del mayor número de clientes potenciales”. En consecuencia, Carlotti predice que “los productores de contenidos no tendrán que pelearse para que sus productos circulen, sino que habrá infinitos gestores buscándolos”. Ya no habrá límites fisicos, porque el canal de distribución será la misma combinación binaria para todos. En la era analógica, los servicios personalizados eran “impensables, porque jamás podrían rentabilizarse: todo eran aproximaciones”. Mientras que “en la era digital, los consumidores tendrán nombre y apellido”. Carlotti pone el ejemplo de un periódico. Pensemos que tiene unas 300 noticias. Para poder publicarlo, la redacción ha barajado unas 3.000 piezas. Pero al final, el lector escoge leer sólo 30. Según Carlotti, “aquí hay una deseconomía evidente: uno paga por 30 noticias, pero se han manejado 3.000”. Por ello, “si como editores consiguiéramos saber qué 30 noticias quiere cada suscriptor, podríamos ofrecerle sólo esas, y además eligiendo entre las 3.000 iniciales, no entre las 30 que el director del periódico seleccionó según los intereses de la generalidad de sus lectores”.