Artículo de interés

Cuatro mil personas deciden la audiencia de las televisiones

A continuación reproducimos el artículo por su interés: Cada mañana miles de personas se desayunan con el control de audiencias que realiza Sofres. Son aquellas que trabajan en los medios audiovisuales y que quieren constatar los efectos de su trabajo y, acaso, su futuro laboral. Estos datos condicionarán su estado de humor en las próximas horas. En 3.305 hogares españoles (440 en Catalunya) una serie de familias han aceptado conectar un audímetro que controla la actividad de su televisor. En total, 9.019 personas anónimas configuran este universo que dirá cuál es el programa más visto y aquel otro al que las cosas no le van tan bien.

Cuando en uno de estos hogares se conecta el televisor, el usuario se ha de identificar y si no lo hace, un molesto pitido se lo recuerda. Cada miembro de la familia tiene una clave y se le registran todos los movimientos que hace de la pequeña pantalla. Con ello se sabe la edad, sexo, nivel social, lengua, residencia... del usuario. Al final del día estos datos los recoge el ordenador central de Sofres y, tras procesarlos, llegan a sus abonados, o sea, medios televisivos y empresas de publicidad, especialmente.

Òscar Nogueira es el jefe de Audiència i Anàlisi de la Televisió de Catalunya y se muestra convencido de la bondad de este sistema. Explica que la clave de la fiabilidad de los sondeos es que el muestreo sea representativo del global de la población, “por ello buscan cómo con un mínimo de personas pueden representar con la máxima fidelidad el comportamiento de la sociedad ante la televisión” (el muestreo, según Sofres, se ha definido a partir de fuentes como el Instituto Nacional de Estadística, Encuesta Sociodemográfica,EGM y diferentes organismos autonómicos).

Asegura Nogueira que los datos que se obtienen son “minuto a minuto” y se descarta el zapping compulsivo porque sería una locura obtener datos cada cinco segundos.

Para ratificar la bondad de estos controles, como mínimo se hacen anualmente dos encuestas. Una de estas encuestas la realiza la Asociación para la Investigación de Medios de Comunicación (AIMC) y se divide en dos partes: el coincidental interno y el coincidental externo. Esta asociación, que audita Sofres y que representa a los medios y anunciantes, contacta con los hogares con audiómetro y les pregunta lo que ven, contrastando después esta información con la que dan los datos recibidos en el ordenador central. La coincidencia -señalan- es del 95 por ciento. Hay otra encuesta que se realiza llamando a unas diez mil personas no auditadas por el aparato en toda España y se les pregunta qué ven en aquel momento. La preferencia de estas personas coincide en un 85 por ciento con lo que dan los datos del audiómetro.

Estos sondeos no sólo permiten comprobar el pulso diario de la televisión sino que además sirven para constatar la evolución de los gustos del público: “En periodos cortos las variaciones no se notan demasiado, pero si tomamos fragmentos de cuatro o cinco años se ve que han perdido mucha fuerza los concursos. Los reality,entendidos como programas de testimonio, que tuvieron mucha audiencia entre el 1995 y 1997, perdieron peso en los años siguientes y sólo ahora se recuperan. Por otra parte, la información ha ganado peso en los últimos años gracias a las televisiones privadas, y los programas de ficción de producción propia ya representan la mitad de la audiencia”, asegura Nogueira.

El analista de los movimientos del público de TV3 está sorprendido por la profesionalización de los espectadores, que “saben hasta cuándo las cadenas hacen coincidir sus respectivas interrupciones publicitarias”.

Sin embargo, se muestra orgulloso por la fidelidad de la audiencia de TV3, que según demuestran los estudios de Sofres es muy estable. Le pedimos que nos analice el tipo de público que tienen las distintas emisoras, y señala: “A TV3 y TV1 básicamente nos siguen las personas de una cierta edad. La diferencia es que a nosotros nos siguen los de la clase media alta y a TVE, los de la baja. El lugar de residencia de los espectadores de la televisión catalana es el medio rural o Barcelona, mientras que tenemos problemas para incidir en las poblaciones de tamaño medio. En cambio, tenemos mucha igualdad entre hombres y mujeres. Por el contrario, el K3 tiene mucho público juvenil e infantil. Telecinco y Antena 3, por su lado, tienen un público en Catalunya de edades entre 25 y 45 años de clase media, mientras que el Canal+ lo sigue gente joven urbana y con un alto poder adquisitivo.

Reconoce que en las emisoras privadas la evolución diaria de la audiencia les afecta mucho: “A veces es una locura, les condiciona totalmente. A nosotros únicamente nos sirve como información, pero sería tonto emitir cosas que no gustan a la gente”.

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