La televisión infantil descubre el filón de los menores de cuatro años
Por su interés, reproducimos a continuación un artículo de Tino Fernández publicado hoy en el diario Expansión “Los Lunnis” son la emisión más vista de la tele de 7.30 a 9.30 horas. Es un filón televisivo que demuestra en España lo que otros países ya han comprobado: hay una nueva audiencia –consumidora– de 0 a 4 años que las cadenas deben atender. Año 1962, “La gran familia”, con Alberto Closas, Amparo Soler Leal y José Luis López Vázquez... Año 2005, “Un paso adelante”, o “Los Serrano”... Valentín Villagrasa, director del programa infantil “Los Lunnis”, de TVE, afirma que “los valores políticos han cambiado desde la década de 1960 hasta hoy, pero no así los humanos. Las tramas y subtramas de aquella película están en la base de muchas de las series de éxito actuales”. También lo están en “Los Lunnis”. De hecho Villagrasa asegura que muchos personajes de este proyecto televisivo infantil de la cadena pública coinciden matemáticamente con los de aquella gran familia cinematográfica. Añade que la fábrica televisiva actual ha cambiado, y que muchas de las sitcoms españolas han llevado a que se “puerilice” a la gente adulta, y a que se “adultice” a los niños. También la televisión infantil ha cambiado, y Villagrasa asegura que proyectos de teleeducación como el que dirige han influido en esa transformación: “Los Lunnis han resituado toda la programación, y han descubierto la importancia de un público entre cero y 4 años al que habitualmente no se solía atender, porque no se consideraba consumidor, pero que tiene una importancia capital”. Audiencia nueva Las conclusiones de Villagrasa están en línea con las de un estudio de la Henry J. Kaiser Family Foundation, que indicaba que un 25% de los niños menores de 2 años en Estados Unidos tiene una televisión en su cuarto, y en una jornada normal, el 59% de los niños entre 6 meses y 2 años ve televisión; y un 42% ve vídeos o DVD. La Kaiser Foundation fue la primera en considerar a los niños menores de 2 años y la nueva realidad de una audiencia que ha cambiado.
En el estudio se afirmaba asimismo que el 10% de los bebés y niños entre 6 meses y 2 años tienen un mando a distancia adaptado al uso infantil, y un 32% consume videos del tipo “Baby Einstein”, creados hace siete años por una madre emprendedora que pasó de grabar poesías, música y escenas artísticas para sus hijos a vender una floreciente y original compañía audiovisual a la factoría Disney. Más de un tercio de estos niños que manifiestan un uso precoz de los medios electrónicos vive en hogares en los que la televisión permanece encendida casi todo el día, a pesar de que nadie la esté viendo, y son estos niños precisamente los que tienen menores posibilidades de ser capaces de leer entre los 4 y 6 años, algo que coincide con un estudio hecho público el pasado 4 de julio por las universidades de Stanford y Johns Hopkins, que aseguraba que los niños de 8 años que tienen televisión en su cuarto alcanzan puntuaciones más bajas en las pruebas estándar de matemáticas, lectura y lenguaje que los que no la tienen. El proyecto de “Los Lunnis” –enfocado a educar los hábitos de los niños, transmitiendo valores positivos– no sólo ha demostrado que existe un mercado de cero a cuatro años antes despreciado –el merchandising de este contenedor televisivo registró la venta de 700.000 discos y más de 1,6 millones de peluches en 2004–, sino que ha logrado además que la Unión Europea de Radiodifusión (UER) cambie algunos conceptos e incluya la categoría de 2 a 8 años en una nueva división de la programación infantil que considera ya preadolescentes a los niños de 8 años. Incumplir el código El pasado mes de marzo, poco después de entrar en vigor el Código de Autorregulación sobre contenidos televisivos e infancia, Telespectadors Associats de Catalunya concluía que un 48% de la programación española vulnera el citado código. Era el primer informe crítico que analizaba una serie de incumplimientos ante la iniciativa por proteger al público más vulnerable de los contenidos poco aptos. Aquel estudio aseguraba que Telecinco es la cadena que incumple en mayor medida la nueva regulación, y destacaba especialmente el programa “A tu lado”. Antena 3 (65%) y TVE1 (60%) eran las siguientes en la cadena de incumplimientos. Después llegó otro informe del Observatorio de Contenidos Televisivos y Audiovisuales (OCTA), que en mayo hablaba de un esfuerzo insuficiente para modificar la parrilla televisiva, especialmente en el caso de las televisiones privadas, y señalaba que una de las consecuencias más paradójicas de la aplicación del Código de Autorregulación ha sido la desaparición de la clasificación de los programas en la franja de protección reforzada en la mayoría de las cadenas. El OCTA identificaba los magazines vespertinos “A tu Lado” (Telecinco) y “La Buena Onda” (Antena 3) como principales incumplidores. Un mes más tarde, la Agrupación de Telespectadores y Radioyentes (ATR) detectaba 572 incumplimientos, de los que casi la mitad (257) habían sido cometidos por TVE1. Mientras, TVE2 era la que menos incumplimientos ha realizado (3), y la única que ofrece programación infantil en esta franja horaria. ATR indicaba que la segunda cadena más incumplidora es Antena 3, con 118 vulneraciones, seguida de Telecinco, con 110, y Telemadrid, con 84. Por temáticas, la vulneración más numerosa es la difusión de contenidos y lenguaje violento (118), seguida de los contenidos sexuales (125), aspectos relacionados con el comportamiento social (89), emisión de programas de otra franja (70), ausencia de señalización (69) y temática inapropiada (69). Comercial, rentable... ¡y educativa! En Estados Unidos, el modelo de Nickelodeon es un buen ejemplo de cómo una televisión comercial dedicada a los menores puede basar su éxito financiero en productos reservados a las cadenas públicas. Las propiedades infantiles de esta televisión generan sólo en Estados Unidos cerca de 100 millones de dólares anuales, demostrando que el éxito financiero de Nickelodeon ha crecido basándose en la reputación que supone producir programas infantiles que enganchan a los más jóvenes y que tienen un alto componente educativo. La culpable de esto es Brown Johnson, conocida por haber introducido “la pausa”: Gran parte de los programas televisivos que ha creado utilizan un ‘parón’, un tiempo adecuado para que, durante el programa, los pequeños espectadores puedan responder al espacio televisivo, resolviendo problemas junto con los personajes de la transmisión. Estas pausas permiten a la audiencia más joven sentirse parte de cada historia, y no sólo espectadores pasivos. El cuarto de los niños, laboratorio televisivo El laboratorio del consumo futuro de los medios está en el cuarto de los niños, y las empresas atienden a los nuevos comportamientos para conocer el futuro. Un estudio de Knowledge Networks/SRI afirma que, en mercados como el estadounidense, un 61% de los niños tiene ya un aparato de televisión en su cuarto, y el 17% tiene su propio ordenador personal. Además, un 35% de los niños cuenta en su cuarto con algún tipo de sistema de videojuego; un 14% tiene DVD y un 9% accede a Internet desde su dormitorio. Entre estos últimos, el 57% asegura que su cuarto es el único lugar desde el que accede a la Red, y el 61% está limitado por restricciones de uso controladas por sus padres. El 46% de los que tienen una televisión en su dormitorio realiza el 50% del consumo televisivo en ese aparato, y el 75% de éstos espectadores con tele en el cuarto atienden simultáneamente a varios medios, mientras que el 43% visita alguna página web como resultado de algún anuncio que ha visto en televisión.