Es el caso del programa Aquí hay tomate (Tele 5) de ayer. Jorge Javier Vázquez y Carmen Alcayde lograron una de las notas más bajas del espectro. Rebuscando en la expoliada tumba de la difunta Encarna Sánchez, encontraron, ahí posado, un cuervo: Mario Vicente Gallego. Le sacaron con gran estrépito de trompetas. Como si hubieran dado con una exclusiva mundial de primera, decían, como preámbulo forense: “¡Hoy van a conocer el secreto mejor guardado de Ana Belén!”. Y el secreto consistió en sacar al cuervo diciendo: “Encarna Sánchez me contó una vez que Ana Belén era la mujer que había soñado. Una diosa. Sentía por ella una fascinación especial, como por la Pantoja”. Sacó luego el pájaro unos papeles manuscritos, y bajo un rótulo que le pusieron y que decía “Así empieza la canción que Encarna le escribió a Ana Belén”, leyó: “Quiero perderme esta noche en la selva de tu pelo, y del amor hacer derroche con tu cuerpo y con tus senos”. O sea, un ejercicio estupendo para los estudiosos de la ética, la estética y la delincuencia en la tele. La semana pasada vimos a Ana Belén en Ratones coloraos (Canal Andalucía, Canal 90 de Digital+). Quintero le preguntó: “El que no comercia con su intimidad, como es tu caso, ¿termina siendo respetado?”. Y Ana contestó: “Yo creo que sí. Pero en este mundo de poco respeto no puedes lanzar las campanas al vuelo: en cada esquina te esperan para darte un hachazo”. La madrugada del lunes la volvimos a ver en La noche de Fuentes. Allí le preguntaron cómo se mantiene al margen de los contenedores de la tele. Respondió: “Diciendo no. Trato de no estar en ese circo”. Aunque no ofende quien quiere, esta bajeza contra Ana Belén repugna y duele.