Eurovisión y su futuro, en jaque tras la decisión de RTVE: la participación de Israel amenaza su existencia
La noticia televisiva y social de la semana es que España no participará en Eurovisión si está Israel. Así lo decidía este martes el Consejo de Administración de RTVE que preside José Pablo López, dando un paso clave como país miembro del Big Five que deja la pelota en el tejado de la Unión Europea de Radiodifusión: ¿seguirá ignorando el festival la problemática israelí mientras se le caen participantes?
La polémica en torno a la presencia de Israel en el certamen musical no es nueva. Lleva siendo un problema desde hace años por su ofensiva contra Palestina, y se ha acentuado desde que en 2023 iniciase su masacre en Gaza. Con este contexto, la participación de la KAN y su uso propagandístico de Eurovisión ha manchado dos ediciones, la de Malmö 2024 y la de Basilea 2025, estando a punto el pasado mes de mayo de escribir un capítulo negro en su historia con la casi victoria de Yuval Raphael.
La conciencia y humanidad de algunas televisiones y representantes se ha hecho notar en las dos últimas ediciones de Eurovisión, donde han denunciado la permisividad de la UER con la delegación israelí y se han abierto debates sobre una posible expulsión, principalmente liderados por RTVE. Sin embargo, ni las investigaciones internas del organismo organizador tras su convulsa edición de Malmö, ni las numerosas pruebas de que la KAN incumple recurrentemente los estatutos de la Unión Europea de Radiodifusión, han sido suficiente para que se decida descalificar a Israel. Hasta ahora.
En un contexto sociopolítico límite, en el que la Comisión de Investigación de la ONU ya ha admitido que Israel está cometiendo un genocidio en Gaza con más de 64.656 muertos (cifra actualizada a 10 de septiembre de 2025), la acción no se puede dilatar más. Es por ello que algunas televisiones europeas han iniciado en los últimos días medidas, tomando la iniciativa de condicionar su participación en Viena 2026 a la expulsión de la cadena israelí.
La primera en hacerlo fue la RTVSLO de Eslovenia, liderando un camino que han seguido otras cuatro cadenas: la RÚV de Islandia, la RTÉ de Irlanda, la AVROTROS de Países Bajos y RTVE de España. Esta última, tras una votación del Consejo de Administración que se ha producido en el contexto de las protestas propalestinas en La Vuelta Ciclista, que han ayudado a que se reactive el debate sobre la participación de Israel en grandes eventos, y que ha valorado el presidente José Pablo López.
Ahora, con un miembro del Big Five como España dando un paso adelante que puede impulsar a otras emisoras a seguirla, el foco se sitúa sobre la UER, que insiste en que la decisión se conocerá en diciembre. ¿Qué va a pasar con Eurovisión?
España no es un país cualquiera en Eurovisión
La decisión de RTVE de abandonar Eurovisión si no se expulsa a Israel no sólo es importante a nivel nacional por nuestros propios intereses. Y es que España es un país clave en la historia y en el presente del festival, a pesar de que por los resultados parezca lo contrario.
Como ya es sabido, nuestra televisión pública es miembro del llamado Big Five, el conjunto de cadenas que más aportan económicamente a la UER y que son capitales para el desarrollo del certamen musical. En ese grupo también están Reino Unido, Francia, Italia y Alemania.
No acumulamos victorias, pero España es el país que lleva más ediciones seguidas participando en Eurovisión. Desde que debutó en 1961, no ha faltado en ninguna edición, ni por retiradas ni por descalificaciones.
Y por si esto fuera poco, este 2025 RTVE ha ganado más poder en la Unión Europea de Radiodifusión con el nombramiento de Ana María Bordas, exjefa de delegación de España y actual directora de Producción de Contenidos de la cadena, como presidenta del Grupo de Referencia que se encarga de tomar las decisiones respecto al festival. Su opinión no es la única que cuenta, pero sí tiene un peso importante.
Es por ello que esta determinación del Consejo puede convertirse en una medida de presión trascendental para que haya movimientos no sólo en otras emisoras que puedan seguir los pasos de la española, sino también en el seno de la UER. Sin duda debe generar conflicto arriesgarse a perder lo que RTVE aporta al certamen a niveles económicos y de audiencia, ya que La 1 tampoco emitiría una cita que año a año reúne a millones de españoles ante el televisor. En 2025 se rozaron los 6 millones. La cadena ya ha aclarado en su Telediario que si no participa, tampoco emitirá Eurovisión.
Además, tampoco es baladí la postura de Países Bajos, que también ocupa un asiento en el Grupo de Referencia con Claudia van der Pas y que es uno de los países que más aporta económicamente al festival tras el Big Five. Y algo similar con Irlanda, un histórico de Eurovisión al ser el que más victorias acumula.
La pelota, en el tejado de una UER que tiene dos salidas
Este martes, apenas unas horas después del comunicado de RTVE, la Unión Europea de Radiodifusión respondía asegurando que el citado Grupo de Referencia “ha tomado nota de las preocupaciones expresadas por algunas cadenas respecto a la decisión sobre la participación de Israel en la próxima edición”.
Por ahora, dicho Grupo “está siendo informado sobre las consultas con todas las emisoras y organizaciones mundiales por un experto independiente designado por la UER”. Además, está evaluando junto a la cadena anfitriona de Eurovisión 2026 (la austriaca ORF) “los posibles impactos y consecuencias de cualquiera de las dos decisiones”. Es decir, las posibles consecuencias que acarrearía la expulsión de Israel del certamen, pero también las que provocaría su permanencia en él. La determinación definitiva, insisten, se tomará en diciembre.
Con este contexto, la UER tiene dos salidas: mantener la participacion israelí, acarreando con las ya anunciadas retiradas y las futuras que se puedan sumar; o expulsar a Israel, con las otras “consecuencias” que pueda provocar.
La primera de estas dos opciones, la de aceptar a Israel, es la que se ha mantenido durante las dos últimas ediciones, cultivando una crisis reputacional de Eurovisión que podría ser definitiva en caso de que sea de nuevo la decisión de los organizadores. Seguir permitiendo que la KAN utilice el festival como herramienta propagandística mientras perpetra un genocidio en Gaza no sólo dañaría definitivamente al certamen a nivel de imagen, sino también conllevaría la celebración de una edición reducida tras la retirada de un número importante de países, con el riesgo de que el festival no vuelva a ser nunca la referencia que es.
La segunda, la de expulsar a Israel, llevaría a la UER a un escenario que no se ha oficializado a la misma escala, pero que se lleva rumoreando desde el final de la edición de Basilea. Y es que habría otro grupo de países que no estarían satisfechos con esa salida, siendo Alemania la “líder” de aquellos que apoyan el proceso de consulta llevado a cabo por el organismo y no comparten que se descalifique a la KAN. Los rumores apuntan a que los organizadores Austria, además de Grecia, Chipre, Azerbaiyán e Italia, también mantendrían una postura favorable a Israel. Por ahora no han amenazado públicamente con retirarse si la decisión que se tome no es la que esperan, pero podría plantearse tal situación.
Además, hay que sumar que el patrocinador principal de Eurovisión es Moroccanoil, una empresa de cosmética israelí que lleva vinculada al certamen como socio capital desde 2020. Su asociación se ha considerado en los últimos tiempos un factor clave de la permisividad de la UER con Israel, especialmente en los dos últimos años. Se ha rumoreado que el contrato estaba a punto de finalizar, pero sigue apareciendo en los nuevos logos del festival.
En los últimos días, desde medios del país hebreo se ha publicado que los organizadores habrían planteado a la KAN o bien una retirada temporal, o su participación con una bandera neutral. Sin embargo, lo desmintieron esta misma semana fuentes de la UER, tal como publicamos.
Así las cosas, es ahora misión del Grupo de Referencia y de los Ejecutivos de la Unión Europea de Radiodifusión decidir en qué lado de la historia están: en el de los que facilitaron un altavoz mundial a Israel en pleno genocidio de Gaza, o en el de los que lo silenciaron de una vez tras años acumulando errores. La pelota está en su tejado.